XVI.

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Luego del incidente y que recibieran el castigo de ir a disculparse con Toralei un día de esos, Buenasangre los dejó ir. Así que los chicos se juntaron en el casino de Monster High a comer algo y charlar mientras esperaban a que sus clases iniciaran.

El tiempo que pasaron ahí, los monstruos se mantuvieron indiferentes con el tema del conflicto y charlaron de cualquier otra cosa. Pero Minho estaba distante, le preocupaba Jisung y esperaba que estuviera bien.

— ¿Crees que se fue a casa? — preguntó a la media hora desde que él y Chan se separaron del grupo para ir a Lenguas Muertas, clase que compartían con Jisung. Sin embargo, y para decepción del preocupado Minho, el chico marino nunca apareció.

— ¿De quién hablas? — habló su amigo sin levantar la mirada de los apuntes que escribía con rapidez mientras el profesor hablaba.

— De Jisung, no apareció más.

Chan se encogió de hombros. — No lo sé, pero no te preocupes, en algún momento llegará.

Minho asintió no muy convencido y se obligó a prestar atención.

La verdad es que la vida de Minho era muy distinta antes de que él se aliara con siete monstruos más y un grupo de humanos para ayudar a salvar a dos chicos. No conocía a nadie en Monster High aparte de Chan, así que estaba acostumbrado a su soledad.

Tampoco se había sentido atraído por alguien hasta que vio a Jisung caer estrepitosamente frente a él en su primer día de clases. Luego de eso, solía verlo conversando y riendo con Chan o con el licántropo llamado Changbin, pero nunca pudieron intercambiar algo más que incómodas sonrisas y breves saludos.

Minho creía que "gustar" no describía con exactitud lo que sentía por él -o al menos, no en ese momento-. Así que luego de buscar en su iCoffin, concluyó que tenía un pequeño amor platónico con el chico y ya. Nada serio.

Pero de un momento a otro, todo comenzó a girar alrededor de él, y a pesar de que siempre había bastantes monstruos en el aula a quienes observar, Minho sólo podía fijarse en Jisung. No sabía cómo ni porqué, pero el contario siempre atraía su mirada, incluso si no quería que sucediera.

"Debe ser su cabello rubio, es como el de mi tío" se convencía, intentando buscar un porqué.

Así que su preocupación por el chico aquel día tenía un gran trasfondo. Y al parecer, Chan se percató de sus nervios.

— Hey, él debe estar bien. Mejor ve a lavarte la cara para relajarte. — le habló sonriendo con calma.

Minho asintió, y decidiendo tomar su consejo, salió del aula con destino al baño luego de que el maestro le permitiera ir.

Lavó su rostro y luego de secarlo, intentó abrir la puerta del último cubículo pero ésta se encontraba bloqueada por dentro, por lo que se encogió de hombros e iba a entrar a la siguiente cuando la puerta se abrió y de ahí salió el desaparecido Jisung con los ojos llorosos.

El chico acuático se congeló en su lugar al verlo y pasó rápidamente por su lado para irse.

— ¿Estás bien? — preguntó suavemente Minho, acercándose con cautela.

Jisung no contestó, apresurando más el paso para escapar. Y Minho, no queriendo desperdiciar esa oportunidad para ayudarlo, corrió hacia él y ubicó su mano sobre su hombro.

El otro se detuvo y se giró con lentitud — ¿Pasa algo? — preguntó, sin querer mirarlo a la cara.

— ¿Puedo hacer algo por ti? — Minho preguntó en voz baja, su voz aterciopelada provocó un escalofrío en el contrario — No quiero que estés mal.

Jisung suspiró y una leve sonrisa adornó su triste rostro. "Un abrazo estaría bien" contestó temeroso, deseando que Minho aceptara.

Entonces, luego de unos segundos que parecieron eternos, el gélido chico asintió y con una suavidad dolorosa rodeó el cuerpo de Jisung con sus fríos brazos, acariciando su espalda con lentitud. Y el otro, sin poder seguir reteniendo su llanto, empezó a sollozar bajito.

En realidad, Jisung no solía llorar tan fácil y menos con alguien junto a él, pero al sentir los brazos contrarios rodeándolo, las lágrimas se deslizaron por sus mejillas con facilidad. Y a pesar de que el calor corporal de Minho era bajo debido a sus orígenes, se sintió seguro.

Jisung se sintió en casa.

Yeji estaba aburrida de los gritos del Sr. Hackington en Ciencias Locas, así que no se le ocurrió una mejor idea que ocultarse entre las sombras y dar algunas vueltas por el colegio para pasar el rato.

Estuvo entreteniéndose por unos buenos minutos hasta que repentinamente apareció frente a un largo y tenebroso pasillo. La luz apenas entraba por una minúscula rendija que hacía de ventana y vio un enorme órgano al fondo del lugar.

Y luego de pensar por unos momentos, entendió que el instrumento pertenecía a Operetta, y ese lugar eran las catacumbas.

Nadie había entrado ahí desde que la singular artista terminó sus clases en Monster High, y desde ese momento se consideró un lugar donde podías perderte muy fácilmente, ya que sólo ella conocía el mapa completo del sector.

Por suerte había traído su mochila, ya que en ella había una linterna que le serviría de ayuda para seguir husmeando. Y ya con el objeto luminoso en sus manos, siguió caminando por los alrededores y deleitándose con el lugar.

Continuó por un largo tiempo hasta que llegó a otro sector, más oscuro que el anterior y con una escalera que conectaba el suelo con el techo del lugar, que -por lo que pudo observar- llevaba hacia la ciudad monstruo.

Alumbró por los alrededores, percatándose de una caja de pizza vacía, una botella grande de agua y ropa doblada pulcramente. Y de repente, su linterna iluminó dos cuerpos recostados en el suelo, abrazándose con suavidad.

Se acercó temerosamente a ver sus rostros, y al ver de quiénes se trataba su boca se abrió con sorpresa.

Eran Jeno y Renjun, los chicos desaparecidos.

Así que retrocedió con lentitud evitando despertar al par, y al estar bastante lejos, se giró y comenzó a correr hacia el mundo normie.

Debía avisarles a los humanos primero.

ARE U IN LOVE WITH A MONSTER? | Stray Kids. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora