Hyunjin.

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Desde pequeño fue bastante evidente que Hyunjin iba a ser un chico complicado.
Un día quería un juguete, y cuando lo conseguía, se aburría de él. Otro día quería comer ciertas comidas, pero si no lucían o tenían el mismo sabor que él quería, no comía. Luego quería una habitación más grande, cambiarle el color a sus vendajes, gafas de sol nuevas, un perrito; y cuando obtenía esas cosas, luego ya no estaba interesado.

Y sus padres, los poderosos faraones que no le podían negar nada a su pequeño, le cumplían cada uno de sus caprichos.

No obstante, al entrar a la escuela, pese a que podía seguir teniendo todo lo que quería, Hyunjin sabía qué existía algo que ni siquiera sus padres iban a poder conseguirle.

Un amigo sincero.

Fue una gran decepción saber que, cuando la gente se le acercaba, no lo hacían de forma amistosa, sino que sabían de su linaje, su fama y dinero, y ocupaban eso a su favor.

Cuando querían salir con él, no era para tenerlo como compañía, sino que querían que Hyunjin pagara las cosas. Cuando iban a las maravillosas pirámides que tenía por hogar, no era para pasar tiempo amistoso, sino que le pedían autógrafos a su madre, le sacaban fotografías a su recámara para presumirlas luego y después se largaban, pero no volvían más.

Y un día, cuando se dio cuenta de todo lo que estaba ocurriendo y decidió enfrentar a esa gente, uno de ellos simplemente dijo: "No seas ridículo, ¿Acaso creías que queríamos estar contigo? Eres aburrido como una piedra, sin tu dinero y fama, nadie se habría acercado a ti".

Desde ese momento, Hyunjin se quedó replanteando esas palabras, ¿Realmente era por eso que la gente lo quería? Y cuando comenzó a ser más indiferente con las personas que se le acercaban y éstas se rendían, concluyó que sí. Él era aburrido, no tenía talentos más que convertir en piedra, sólo provenía de una familia importante y eso hacía que llamara la atención.

Lo tenía todo, pero, a la vez, no tenía nada.

...

Cuando Hyunjin cumplió mil años -el equivalente a diez años humanos- y se acercó al pomposo pastel con forma de pirámides que sus padres pidieron para su cumpleaños, deseó tener una novia, casarse con ella y tener cinco hijos.

Y nada de eso se cumplió.

Lo único que cambió un poco en su vida fue que, siglos después de superar su decepción cumpleañera, se dio cuenta que su soñadora ella, se convirtió en un él cuando vio a un tal Jinyoung, el nuevo chico momia de su antigua escuela, entrar a la clase con una enorme sonrisa y mirarlo a los ojos más de dos segundos mientras se presentaba.

Su atracción por el tipo duró poco, ya que meses después se fue de intercambio a otra escuela. Aunque luego de reflexionar un poco su caso, concluyó que, al contrario de sentirse atraído por las criaturas, le gustaban los monstruos. Así que, Hyunjin, el chico momia que a los mil años deseó tener una esposa y embarazarla cinco veces, tenía otras inclinaciones.

En ese entonces tenía mil trescientos años y la sorpresa no le duró mucho. Entonces, cuando Deuce y Cleo volvieron a casa, lo primero que recibieron al ingresar fue un estruendoso grito de revelación, un fuerte abrazo y un beso en cada mejilla.

Al pasar el tiempo, Hyunjin vivió bastantes experiencias que comenzaron a forjar su personalidad, también empezó a interesarse en la poesía, la música y la arquitectura. Y a su vez, en cierto zombie de lentes carmín y cabello azul que una dulce mañana insultó a su familia como si hubiera esperado ese momento toda su vida.

¡Oh, por Ra!, ¿Ese chico incluso era real?

Luego del incómodo intercambio de palabras -donde Hyunjin se sintió extrañamente ofendido y ruborizado a la vez- volvieron a encontrarse. En ese momento el pelinegro tenía que compartir una pulsera con el cara de pez y debía estar junto a él en todo momento, pero eso no le impidió apreciar el bonito rostro del zombie cada vez que podía.

ARE U IN LOVE WITH A MONSTER? | Stray Kids. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora