Felix.

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La construcción de Felix tuvo inicio y fin en el laboratorio oculto del profesor y científico Hexiciah Steam durante un precioso día soleado de verano. Tal vez fue debido a ese clima que a Robecca se le ocurrió ponerle ese nombre y ajustarle esa personalidad.

"Oh, dios, ¡Se está moviendo!" Gritó Frankie luego de transmitirle la chispa. Robecca y Ghoulia observaron con asombro cómo el robot abría los ojos, se incorporaba de la camilla y se acercaba a ellas.

"Buen día, damas. Soy Felix y estoy a sus servicios" habló, sonriendo brillantemente. A pesar de su alegría visible, era fácil percatarse de su voz monótona y su mirada vacía.

Era un robot, después de todo.

Robecca dejó caer sus herramientas y se acercó a él con rapidez. "Bienvenido al mundo, mi querido Felix" habló con emoción, la máquina hizo una reverencia como agradecimiento.

Finalmente, luego del arduo trabajo, la hora del té llegó. Comieron y charlaron con calma hasta que llegó el momento en el que Frankie compartió una mirada preocupada con Ghoulia y luego ambas la vieron con pesar.

"Ghoulia dice que hay algo que debes saber" murmuró, todavía con esos ojos lastimeros.

La zombie comenzó explicando que Robecca era el claro ejemplo de una en un millón, donde, curiosamente, una robot era capaz de sentir emociones. Era bien sabido que durante su larga vida sintió alegría, tristeza, amor, dolor y, más adelante, también experimentó las ansias de crear su propia máquina.

Lastimosamente y pese a su gran ilusión con que su creación la quisiera como a una madre, su deseo era inalcanzable, porque su nueva maquinita, como todas las demás, no tenía sentimiento alguno. No importaba qué personalidad o qué nombre le pusiese, su querido Felix no tenía la capacidad de sentir.

De hecho, éste la verá de la misma forma en la que un juguete ve a su niño: Como su dueño y amo. Nada más.

Esta revelación rompió el corazón de Robecca, e intentó de todo para dejar ir esa decepción que sentía al ver a Felix sonriéndole con alegría, porque sabía que bajo esa expresión no había ningún sentimiento de por medio, solamente metal.

Ya que no quería destruirlo porque le había tomado cariño, decidió utilizarlo para organizar el antiguo y desordenado laboratorio de su querido padre. Felix era realmente rápido en las tareas que le daba, la ayudaba si algún aparato era muy pesado y la hacía descansar para que no se lastimara. Robecca intentaba no sentirse mal por esos actos genuinos y maldijo el momento en el que decidió ajustar su personalidad a una tan atenta.

Después de un tiempo, permitió que Felix se volviera el nuevo integrante de su pequeña familia -conformada por ella y Capitán Penny, su fiel pingüino-.

Y más tarde, su interés por el laboratorio de su padre se fue perdiendo, ya que algo más llamó su atención y las preguntas llenaron su cabeza.

¿Cómo era posible que ella sintiera, si era una máquina?, ¿Qué hizo que en ella todo fuera diferente?

Robecca estaba consciente de que cualquier persona con los materiales necesarios y una chispa podía darle vida a cualquier máquina, sin embargo, éstas no tenían sentimientos, como Felix.

Ella fue construida de la misma forma que ellos y aún así tenía emociones. Quería saber cómo sucedió y, cuando tuviera la respuesta, tal vez podía otorgarle a Felix lo que él necesitaba.

Acudió a médicos, mecánicos e incluso a terapeutas, pero sólo Ghoulia encontró la respuesta un día que se juntaron a tomar el té y, al comentarle sus inquietudes, la zombie le pidió que se recostara.

ARE U IN LOVE WITH A MONSTER? | Stray Kids. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora