Está loca

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Estaba en el pasillo del hospital. Me quedaría toda la noche allí, no dejaría sólo a Álex. Todo estaba callado, se escuchaba algúna que otra persona tosiendo.

-Señorita, ¿necesita ayuda?-Preguntó un doctor.

-No, gracias.-Respondí amable y a la vez sin ganas.

Seguí paseando y explorando la zona. Subí a unas cuantas plantas más altas. Todo estaba en silencio. Completamente vacío. Supongo que sería porqué no había gente a éstas horas. Notaba risitas y pasos. Pasos delante. Yo no miraba ya que el miedo se apoderó de mí, pero escuchaba susurros, cada vez más fuertes...Está vez, detrás de mí. Me giré al instante y me encontré con algo poco común...Una monja. Una monja con la cara pálida y mirándome fijamente.

-¿La puedo ayudar?-Pregunté algo asustada.

Ella no contestó y notaba que se acercaba cada vez más. Su presencia invadia aquel pasillo largo y oscuro. Me fuí rápidamente de allí sin mirar atrás. Llegué a un recibidor, pero no había nadie. Aquella monja se distinguía al final del pasillo. Me estaba siguiendo y cada vez más rápido. Me asusté y salí de allí como alma que lleva al diablo. Bajé a la ultima planta, justo donde se entra para el hospital, pero tampoco había nadie, sólo la monja, a unos pocos metros de mí. Me senté en el suelo con la cabeza escondida en mis piernas y comencé a llorar. No quería ver que haría esa monja conmigo. De repente noté una mano tocar mí hombro y me pegué un susto junto a un grito...

-¡Lucía!-Me abrazó mí madre.-¿Qué ocurre?

Me levanté y la abrazé.

-Mamá...Una, una señora me estaba persiguiendo.

-¿Qué señora?-Dijo mi madre mirando para todos los lados.-¿Las enfermeras?

Me levanté y pude ver a mucha gente, la cual antes no estaban. Antes todo estaba vacío y ahora no...

¿Qué ha pasado?

-Está loca-Dijo mi padrastro.

-¿Qué?-Exclamó mi madre.-¿De que vas?

-Antes la ví hablando con alguien...Sola.

Ursula, la niña extrañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora