No me ocurre nada

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Me desperté como una mañana cualquiera. Me levanté y me dirigí al lavabo. Me di una ducha rápida y me vestí. De repente, llamaron al timbre y abrí la puerta sin mirar por la mirilla.

-¡¡Lucía!!-Gritó Mash abrazándome, al igual que Jess.

-¡¡Chicas!! Cuanto tiempo sin veros.

-¡Sí!-Gritaron al unisono.

Las deje pasar y las invité a desayunar conmigo.

-¿Cuándo volverás a París?-Preguntó Jess.

-Dentro de una semana-Contesté cabizbaja.

-No importa, lo que si importa es que estamos juntas de nuevo.-Dijo Mash emocionada al igual que Jess. Al acabar de desayunar, les dejé en la mesa una nota a mi madre para que sepa que me fui a dar un paseo con Mash y Jess. Caminábamos por las calles de Los Ángeles, temía volver a París ya que yo quería quedarme aquí. Fuimos a una tienda de ropa cerca de casa, me encantaba esa tienda, era gigante.

-Este conjunto te quedaría genial.-Decía Mash mientras me lo enseñaba.-Pruebatelo.

-Esta bien.-Lo cogí y me lo probé. Era una camiseta blanca de media manga, con una blusa roja y blanca junto a unos bajeros negros apretados y por último, unas botas marrones.

-Te queda genial-Mencionó Mash sorprendida.

- A ti te quedaría mejor.

-No, te lo digo yo.

-Ahora pruebate este.-Dijo Jess dándome otro conjunto.

Entre tantos conjuntos me quedé con cuatro que me encantaron. Mash y Jess se quedaron con muchos más.

-¿Vamos a mirar videojuegos?-Pregunté esperando un sí.

-¿Videojuegos? Yo pensé en ir a aquella joyería.-Dijo Mash señalando la tienda.-Pero creo que los videojuegos molan más.-Río.

Nunca pensé que Mash quisiera jugar a videojuegos y eso me encantó.

Miramos todo tipo de ellos y al final nos compramos tres ya que eran bastante caros. Más tarde, fuimos a dar un paseo, hacía un buen día pero yo no estaba feliz, no paraba de pensar en aquella visión tan extraña.

-Lucía...¿Qué te ocurre?-Preguntó Jess.-Has estado rara.

-Bueno...No todos los días son geniales.-Me encogí de hombros

-Sabes que puedes confiar en mi siempre.-Llevó su mano a mi hombro.

-Chicas, ¿Qué pasa?-Dijo Mash al acabar de hablar con su madre por teléfono.

-Lucía tiene algún problema...Tienes que contarnos lo que te pasa.

-¿Es por Álex?-Dijo Mash con la voz de tristeza.-¿Es por lo de que está en coma?

-Últimamente tengo mucho estrés, pero nada del otro mundo, podéis estar tranquilas.

-¿Seguro?-Dijeron las dos.

-Sí-Les devolví una sonrisa, pero mi sonrisa era falsa.

Pasamos el día las tres  juntas y fue genial. Ya eran las ocho de la tarde y se tuvieron que ir.

-¡Lucía!-Gritó mi madre.-¡Álex despertó del coma!

Ursula, la niña extrañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora