Ursula, la niña extraña

Fuí yo

Me desperté a causa de los rayos de sol.

Abrí la ventana y retiré las cortinas para que entrase más claridad. Me di una ducha relajante y desayuné sin prisas.

-Buenos días-Dijo mi hermano.

-Buenos días...¿Qué haces tú despierto?-Frunci el ceño.

-No tenía sueño.-Dijo abriendo la nevera.-¿Y tú?

-Lo mismo.-Contesté y después le pegué un bocado a la tostada.

-Ahora vendrá Álex.

-¿Ahora?-Pregunté confusa.

-Sí, le voy a prestar unos videojuegos.

-Genial-Sonreí. Me encantaba estar con Álex.

Me dirigí al sofá y encendí el televisor, pero no daban nada interesante.

-¿Qué ves?-Dijo mi hermano sentándose a mi lado y quitándome el mando.

-¡Ey!-Dije quitándole el mando yo ahora.-Estaba viendo yo la tele.

-¿Desde cuándo ves bricomania?-Dijo riéndose.

-Bueno...No dan nada más interesante-Reí con él.

De repente el timbre sonó y salí corriendo a abrir la puerta.

-¡Álex!-Dije emocionada y le abracé.-Pasa.

Álex y Lucas se saludaron también y estuvieron hablando un buen rato.

-Lucía, ¿Te apetece dar una vuelta?-Propuso Álex.

-Claro-Exclamé contenta.

Caminábamos en silencio, pero no era un silencio incómodo.

Llegamos a la cima de la montaña y nos sentamos.

-Aún me acuerdo cuando fuimos aquí-Le sonreí.

-Yo también-Dijo devolviendome la sonrisa. Fijó su mirada en mis ojos y me perdí en ellos. Luego, bajó su mirada al suelo y suspiró cansado.

-¿Qué te ocurre?-Le pregunté mientras me acercaba más a él y olía su fragancia.

-Te contaría tantas cosas...-Dijo apenado.

-Cuéntame-Le sonreí.-Puedes confiar en mi, y lo sabes.

-Lo sé pero...Esto es diferente.-Me miró, en su mirada podía reflejarse dolor y pena.-Llevo aguantando esto mucho tiempo...Y ya no puedo más.-Negó con la cabeza.-Prometeme que nunca te separaras de mi...-Dijo colocando su mano sobre la mía y me la agarró con fuerza.

-Te lo prometo.-Dije casi en un susurro.-Pase lo que pase siempre voy a estar contigo.

-Lucía...Yo...Yo hice algo.-Me miró a los ojos.-Yo...Yo maté a Ursula.