𝖂𝖆𝖗 𝖔𝖋 𝕳𝖊𝖆𝖗𝖙𝖘 『II』☾⃟ N. Mikaelson [ᴇsᴘᴀɴ̃ᴏʟ ]

Eleven

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Wᴀʀ ᴏғ Hᴇᴀʀᴛs

[𝙲𝚑𝚊𝚙𝚝𝚎𝚛 𝙴𝚕𝚎𝚟𝚎𝚗 - 𝕽𝖚𝖓𝖓𝖎𝖓𝖌 𝖂𝖎𝖙𝖍 𝕿𝖍𝖊 𝖂𝖎𝖑𝖉 𝕿𝖍𝖎𝖓𝖌𝖘 ]

"cause they're losing power,
see em' growing weaker by the hour"

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A la mañana siguiente, Thea se paró frente al espejo de su habitación en la mansión, admirando su creciente bulto. En un momento dado, había creído que no era lo suficientemente fuerte para ser madre, siendo tan joven, pero cuanto más se veía obligada a luchar por ello, más se daba cuenta de lo mucho que lo deseaba. Los vampiros, las brujas, Tyler, incluso Klaus, todos podían tratar de quitarle su bebé, pero ninguno de ellos lo lograría. Eran ella y este niño contra el mundo, y ella lo protegería hasta su último aliento.

La Lockwood no había hablado con Klaus desde que la trajo a casa del pantano anoche todavía demasiado enojada con sus acciones como para hablar con calma con él. Ella sabía que estaba actuando desde un lugar de ira y dolor, y aunque entendía completamente lo traicionado que se sentía por las acusaciones de su hermano, aún así no le daba derecho a arrancarle vilmente un trozo de su cuello y dejarlo sufrir. Pero Thea no sólo estaba enfadada con Klaus.

Estaba enfadada con Tyler por secuestrarla e intentar dañar a su bebé. Estaba enfadada consigo misma por creer en las manipulaciones de su hermano. Estaba enfadada con Hayley y Elijah por creer en lo que Tyler había dicho y se volvió contra Klaus. Era un desastre de hormonas y rabia y todo lo que quería era dormir durante días y fingir que el mundo no estaba allí. Era como si estuviera constantemente cansada, constantemente agobiada por toda la gente que quería hacerle daño a ella y a su hijo. Durante la semana pasada había sido secuestrada y casi asesinada 3 ocasiones diferentes y estaba harta de ello.

Con un último resoplido, Thea infló sus mejillas antes de salir de su habitación y bajar las escaleras. Mientras descendía, su mirada se fijó en el azul familiar de su alma gemela que estaba sentado en el comedor frente a una mesa llena de pasteles de desayuno, frutas y bebidas. La Lockwood tenía hambre al ver toda la comida preparada, lo que hizo que Klaus le sonriera mientras entraba en la habitación, sacando la silla que estaba a su lado y recogiendo en silencio algunos de los pasteles y frutas sin prestarle atención.

⏤Veo que aún me ignoras, ⏤musitó el híbrido con una sonrisa, sus ojos se centraron únicamente en ella mientras una camarera se paraba a su lado, ofreciéndole su muñeca. Thea se burló cuando Klaus mordió la muñeca de la mujer, bebiendo su sangre mientras mantenía sus ojos fijos en ella. Debió haberla hecho sentir asqueada o intranquila, pero la morena se encontró muy excitada por la intensidad de su mirada. Klaus se apartó, limpiándose la comisura de la boca con el pulgar antes de chuparla mientras las dos almas gemelas continuaban mirándose acaloradamente.