«Una persona que no es capaz de ver sus propios errores, nunca cambiará».
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Cuatro días habían pasado, ya era el cumpleaños de Taehyung.
Lalisa y Jungkook se encontraban terminando de acomodar las cosas para la reunión del cumpleaños del menor.
Taehyung y Hoseok estaban en el cuarto jugando mientras esperaban que los papás de Tae le avisaran que ya podían bajar.
Jungkook subió las escaleras para ir avisarle a los niños que ya todo estaba listo, pero la furia inundó su cuerpo cuando entró al cuarto de su hijo.
Taehyung se encontraba con los ojos cerrados y Hoseok estaba muy cerca de los labios de Tae, estaba por darle un beso.
—¡¡¡TAEHYUNG!!!.—gritó Jungkook furioso, mientras agarra a Hoseok por el brazo y lo empujaba lejos de Tae.
—P-p-papi.—tartamudeó con miedo por ver él semblante que se marcaba en el rostro de su papá.
—¿¡¡¡¡¡QUE COÑO PENSABAN HACER!!!!!?.—volvió a gritar, tratando de contener su furia, apretó sus manos hasta que empezaron a arder.
—S-señor, e-es q-qu—susurró Hoseok. Pero fue interrumpido por Jungkook.
—¡¡Tu no me digas nada!! ¡Taehyung ven acá! ¡¡YA!!.—soltó Jungkook sintiendo su corazón martillar por segundo, salió hacia su cuarto a pasos rápidos.
A los segundo entró un Taehyung con la cabeza gacha.
—Te escucho Jeon Taehyung. ¡¡Que mierda pensabas hacer!! Venía a decirles que bajaran y te encuentro así. ¿Te ibas a besar con Hoseok? —exclamó Jungkook, agarrando a Taehyung por el brazo a la misma vez que empezaba a apretarlo fuertemente.
—A-aahhhh p-papi s-suetameee me duele!!.—lloriqueó tratando de zafarse del agarré.
—¡¡¡CONTESTAME TAEHYUNG!!, ¿¡IBAS A BESARTE CON EL!?.—gritó mientras ejercía más y más presión en el brazito del menor.
La parte del brazo donde Jungkook ejercía el agarre, comenzaba a tornarse roja.
—¡C-claro que n-no p-papi! Por favor s-sueltame. Me duele mucho.—las lágrimas empezaban a caer por sus mejillas.
Jungkook soltó su brazo e inmediatamente la marca de su mano se reflejo en éste, estaba completamente roja.
Era una marca muy grande.
—Explicame Taehyung. Antes que pierda la poca paciencia que me queda.—soltó exasperado, empezando a pasarse las manos por la cabeza.
El dolor se empezaba a extender rápidamente por toda su cabeza, las venas en su frente se marcaban notablemente.
