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Lalisa llegó a su casa ya de madrugada, las estrellas en él cielo alumbraban las calles de Daegu.

Lisa decidió irse caminando, porque así tendría más tiempo para pensar y asimilar todo aquello que había escuchado de Jungkook, su esposo. Él esposo que ya no la amaba, él esposo que ya no la tocaba, él esposo que ya no sentía absolutamente nada por ella, al cual le fallo una y otra vez, él cual había esperando tanto por ella y a la final se cansó.

Ella sabía perfectamente que había fallado en todos los sentidos, pero creyó que Jungkook le daría otra oportunidad, que todo volvería a ser igual, que el amor entre ellos florecería nuevamente, que volverían a ser un matrimonio.

Pero no dejaría todo así, claro que no. Ella intentaría volver a enamorar a Jungkook, salvar su matrimonio, no iba a permitir que su esposo se alejara de ella, eso no.





Entre tantos pensamientos que se cruzaban en su cabeza, por fin, llegó a su casa. Sus pies dolían por tanto caminar, en realidad aquél restaurante quedaba bastante retirado de su casa.

Entró directamente a la cocina buscando beber agua, su garganta estaba reseca, se tomó dos vasos con agua y se dirigió a su habitación, al abrir la puerta encontró la cama totalmente vacía, Jungkook no estaba.

Fue hacía la habitación de Taehyung, y allí vió a su esposo e hijo abrazados mientras dormían profundamente, Taehyung estaba entre los brazos de su papá y Jungkook abrazaba firmemente a Tae como sino quisiera irse jamás de allí, el rostro de Tae mostraba una inmensa tranquilidad y en sus rostros se podía ver una pequeña sonrísa.

Jungkook se veía en paz, sus facciones estaban relajadas, la verdad era que los dos se veían perfectamente hermosos durmiendo juntos.

Salió del cuarto silenciosamente, no quería despertar a ninguno de los dos, entró nuevamente a su habitación y apagó la luz para luego adentrarse entre las sábanas, debía de pensar en la manera de recuperar a Jungkook.

Porque lo haría sin importar qué, a costa de lo que fuera, pero lo haría.

Jungkook sería suyo nuevamente.








Yoongi amaneció con un profundo dolor de cabeza, ese dolor de cabeza no lo dejaba tranquilo desde que vió a ese hombre en la casa de Jimin

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Yoongi amaneció con un profundo dolor de cabeza, ese dolor de cabeza no lo dejaba tranquilo desde que vió a ese hombre en la casa de Jimin.

Ni entendía porque jodido coño Jimin tenía que estar a solas, con otro hombre, y aún más, sin avisarle. ¿Qué le costaba comentarle que estaría con un chico?, pero no. Ni aún así, él no tenía absolutamente nada que hacer con otro hombre en su casa, el único hombre que debía de estar a solas con él, era Min Yoongi, su novio, o sea él y más nadie.

Sacándose todo aquello de la mente, preparó rápidamente unos Sandwiches sin tostar porque no sabía como usar la cocina, ¿Cuál boton era que encendía la primera hornilla? ¿Y si se prendía fuego? No, mejor no... Agarró de la nevera un jugo de naranja que le había traído Jimin y desayuno para luego salir a la calle, en busca de un trabajo, no debía de olvidar aquello.

𝔾𝕚𝕧𝕖 𝕞𝕖 𝕖𝕧𝕖𝕣𝕪𝕥𝕙𝕚𝕟𝕘.『1』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora