El accidente

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Noviembre de 1997

Laura está en la pista de voley cuando escucha el grito. No le hace falta girarse para saber que es él. Ni siquiera piensa, deja el partido a medias y corre hacia el campo de fútbol. Llega sin aliento y agarra a Luisa.

- ¡¿Qué ha pasado?! - le grita mientras intentan llegar hasta Fran que se retuerce de dolor en el suelo

- ¡No lo sé! - contesta asustada - Ha saltado y alguien se ha puesto por enmedio, cuando ha caído solo he escuchado un crack y su grito

Laura consigue llegar a Fran antes de que lo haga ningún profesor y se sienta a su lado en el suelo

- ¡Fran!, ¡Fran!.. - le mira como a una aparición - ¿Qué te duele?

- El brazo...

Cuando mira hacia el brazo, Laura se da cuenta de que lo tiene totalmente deforme y empieza a marearse. Intenta no hacerlo para no asustarlo mas. Le coge de la mano buena e intenta tranquilizarlo

- No te preocupes, que todo va a ir bien

Don Jesús, el profesor de Educación Física es el primero en llegar. Los compañeros repiten la misma historia que ya ha contado Luisa y el profesor observa el brazo de Fran. Inmediatamente manda a uno de los chicos a Jefatura a llamar una ambulancia y a avisar a sus padres.

Laura se queda con él, cogiéndole la mano, hasta que llegan los médicos y lo meten en la ambulancia. Con lo aprensiva que es ha permanecido todo ese tiempo sin mirar al brazo destrozado y aguantando las lágrimas pero cuando se marcha rompe a llorar. Las lágrimas le caen sin poder controlarlas por las mejillas, como un grifo... Miguel se acerca a ella y la abraza durante un buen rato, hasta que los profesores les mandan que vuelvan a clase. Todos sus amigos, a los que lleva dos meses dando la espalda, no dejan de estar pendiente de ella ni un segundo durante las siguientes dos horas de clase, en las que en lo que menos piensan es en lo que explican sus profesores.

Cuando acaban las clases siguen sin saber mucho sobre Fran. Se acercan a preguntarle a Don Jesús que les explica que lo último que le han dicho es que tendrán que operarle porque la fractura tenía mala pinta.

- En cualquier caso - les dice - va a pasar por lo menos un par de días en el Hospital. Deberiais iros a casa ahora, intentar hablar con sus padres y, si os dejan, acercaros a verle.

Salen del colegio cabizbajos y asustados. Durante todo el camino Miguel y David no paran de contarle a las chicas como lo han visto caer como a cámara lenta y como el brazo se le ha quedado debajo del cuerpo y ha crujido. También cuentan, eso ya entre risas, como han visto a Laura recorrer la distancia que separa la pista de voley de la de fútbol como si compitiera en los mundiales de atletismo. Al final acaba riéndose ella también.

- Es que me he asustado mucho - confiesa

- Y eso que le odias - dice Miguel para picarla - que si te llega a gustar no sé lo que habrías hecho

Laura le mira con cara de circunstancias y él la vuelva a abrazar.

- Anda, ven aquí tonta - le dice mientras la estruja - que vaya dos meses que nos habéis hecho pasar

***

Fran está recostado en la cama del Hospital cuando los oye llegar.

- Creo que tienes visita - le dice su madre sonriente mientras le ayuda a incorporarse sin que mueva demasiado el brazo recién operado

Luisa, David, Miguel y Carmen entran por delante. Laura se queda para el final, escondida entre sus amigos y muerta de la vergüenza, primero por volver a ver a la madre de Fran, que seguro que sabe todas sus peleas, y luego porque le da cierto apuro verlo allí en pijama.

Cuando la ve, colorada como un tomate, una sonrisa chispea en sus ojos y sus labios. En realidad se alegra de verlos a todos, pero a ella más. No puede olvidar su cara de susto cuando lo vió en el suelo y lo pálida que se puso al verle el brazo. Tampoco olvida como le cogió la mano y se quedó sentada en el suelo con él hasta que llegó la ambulancia.

Charlan todos durante un buen rato, vuelven a repetir la historia de la caída, ahora desde el punto de vista del protagonista, y alucinan cuando les cuenta que le han puesto varios clavos para fijarle la fractura. En un momento dado y con excusas peregrinas todos salen de la habitación, obligando a Laura a quedarse. Se acerca los pies de la cama y quedan frente a frente.

- Me alegro mucho de que estés bien - le dice con cara de preocupación - me diste un susto de muerte

- Ya ves, no es nada - le contesta envalentonado y ocultando que lloró todo el camino en la ambulancia más del miedo que del dolor - además, si lo llego a saber me rompo algo antes

- No seas idiota, anda

- Claro que sí, si llego a saber que eso iba a hacer que me perdonaras, me hubiera partido el brazo a principios de curso

- Sigo un poco enfadada contigo - le dice sin convicción

- Pero muy poco... - le sonríe - un poco más pequeño que el blanco de una uña

Laura no puede evitar reirse. En ese momento entra la madre de Fran que disimula la risa a la hora de preguntar

- ¿Ya habéis hecho las paces chicos?

- Casi - contesta su hijo - Laura estaba a puntito de decirme que ya no está enfadada conmigo

Laura vuelve a enrojecer y busca una excusa para salir corriendo de allí, pero la madre de Fran no le deja.

- Quedate un poquito más - le pide - yo tengo que darle de merendar al peque y los otros han ido a comprarle unas chuches al lesionado. Así no se queda solo.

Fran le agradece infinito a su madre el gesto, especialmente porque sabe que su hermano ya ha merendado hace un rato. Le pide a Laura que se siente en la silla que hay al lado de la cama y le cuente qué ha pasado el resto del día en clase. Ella le narra lo preocupadísimos que estaban todos y como hasta Alejandro le ha preguntado a Miguel por él. Fran tuerce el gesto pero no quiere provocar otra pelea, por eso deja pasar la mención a su archienemigo.

- ¿Y hay muchos deberes?

- Unos pocos, pero ahora tienes la excusa perfecta para no hacerlos - ríe Laura

- Bueno, había pensado que durante los días que esté aquí me los podías traer tú y ayudarme. No puedes negarle la ayuda a un pobre herido de guerra como yo - pone cara de pena

Laura vuelve a reirse y asiente. Le promete que le llevará los deberes los días que le haga falta y se quedará a hacerlos con él.

El hilo invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora