Las Vacaciones

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Agosto de 1997

Laura llega a Madrid tras pasar por el pueblo de su padre en pleno mes de agosto. La casa, que sus padres siempre han conservado a pesar de todos sus desplazamientos, tiene piscina, asi que el calor es más llevadero. En cuanto llega sube corriendo hasta el 5º y llama al timbre. Cuando Edu le abre se abalanza sobre él y están a punto de caerse al suelo los dos.

Él era la persona a la que más ganas tenía de ver. Se ponen al día de lo que pueden pero es casi la hora de comer y su madre lo tiene todo listo. Quedan en verse esa misma tarde en la piscina. La madre de Edu también la abraza. La quiere como si fuera una hija, a fin de cuentas la conoce casi desde que nació.

De vuelta a casa la recorre y se empapa de su olor. Su casa de Madrid huele diferente a cualquier otro lugar del mundo. Se tumba en su cama y mira todas las fotos que dejó allí, pensando en recoger algunas y bajárselas cuando vuelvan de las vacaciones para ponerlas en su habitación actual.

Durante apenas un minuto se permite pensar en Fran. No le ha dirigido la palabra desde su cumpleaños. Cuando se han encontrado en la calle ha fingido que no existe y no ha contestado al teléfono cada vez que ha llamado, obligando a su madre a decirle que no se podía poner o que no estaba en casa. Sigue super enfadada con él. Es verdad que en ningún momento le había pedido salir pero ella había dado por hecho que lo estaban haciendo. Todas las señales indicaban que era así. Decide que ya le da igual. Seguro que él está en sus vacaciones pasándoselo genial y besando a otras, ella no va a estar como una idiota pensando en él.

A media tarde baja a la piscina. No solo está Edu, también están algunos de sus vecinos mayores, jugando como siempre a lanzarse a la piscina desde el solarium. Se sienta a mirar hasta que paran y ya considera seguro meterse sin temor a ser aplastada.

Luego, ya por la noche, se vuelvan a bajar, con sus bocadillos de salchichas, y cenan en la urbanización, sentandos en los bancos y jugando al rescate, o al frontón o a cualquier otra cosa. Así transcurren sus días de agosto.

Una de las noches uno de sus vecinos mayores, de 16 o 17 años, empieza a molestar a Edu y por aproximación también a ella.

- Mira que contento está - le dice a otro de los que están por allí - como se nota que ya está aquí su novia

- No es mi novia - Edu aprieta los puños - os he dicho como un millón de veces que solo es mi amiga

- Pues para ser solo tu amiga no te has separado de ella desde que llegó

Su vecino ríe y Laura tira de Edu hacia otro lado, hacia donde están los de su edad. Pero no les deja en paz y ahora es con Laura con quien se mete.

- ¿Qué pasa? ¿Te has echado un novio y ya no haces caso al pobre Dudu?

Laura sabe que Edu odia que lo llamen así y nota como se pone tenso a su lado

- Mira, dejanos en paz. Si no lo haces, llamaré a mi padre y le diré que nos estás molestando

- Chivata, como llames a tu padre te vas a arrepentir tú y se va a arrepentir tu amigo.

Edu se adelanta, coloca a Laura detrás suyo y antes de que su oponente pueda reaccionar le da un puñetazo que lo dobla. Después la coge de la mano y echan a correr escondiéndose entre los arbustos de uno de los jardines. Lo oyen pasar cerca, buscándolos y Edu le tapa la boca para que no la oiga respirar. Aunque sienten que ha pasado el peligro prefieren quedarse un rato más escondidos, charlando de sus cosas.

- Respecto a lo que ha dicho ese idiota - le dice - no hagas caso. Claro que te he echado de menos pero no he estado triste todo el rato ni nada de eso.

- Ya me imagino - contesta Laura - supongo que solo quería tomarnos el pelo.

Edu le acaricia la cara

- Además, ya sé que a ti te gusta otro

Laura lo mira sin entender muy bien por eso no se espera lo que hace a continuación. Se acerca y la besa. Un beso largo al que ella responde casi por intuición. Cuando acaba ambos se quedan callados. Es Edu el que rompe el hielo.

- ¿Te ha gustado? - pregunta expectante

- Sí, besas muy bien - contesta Laura entre risas

- ¿Entonces me prefieres a mi?

Laura no quiere romperle el corazón a su mejor amigo, asi que sale por la tangente.

- No es cuestión de preferir a nadie. No voy a salir con nadie ahora. Tú eres mi mejor amigo y, además, vivo a más de 500 kilómetros de aquí.

Edu se levanta y le da la mano para ayudarla a hacer lo mismo. Ya de pie ella le abraza y le besa en la mejilla.

No vuelven a hacer mención a lo sucedido en lo que queda de vacaciones, ni siquiera cuando se despiden, cuando solo prometen seguir escribiéndose como el año anterior.

***

Fran está tirado en la caseta de la playa con sus primas. Cada verano, en el mes de agosto, viaja con sus padres a Melilla, donde nació su madre, y se quedan en casa de sus tíos. Son los mejores días del verano para Fran, especialmente después de que Laura decidiera darle la espalda e ignorarle después de su fiesta de cumpleaños.

Tumbado en la toalla le cuenta todo lo que ha pasado a lo largo del curso a su prima Estefi, que es un par de años mayor que él, y con la que siempre ha tenido mucha confianza. Ella coincide con su madre en que a principio de curso no se portó bien con Laura pero no entiende su actitud después del cumpleaños. Para Estefi, Laura le tenía que haber dejado explicarse y no tomar esa actitud de ignorarle. Estefi le recomienda que, si de verdad le gusta, intente aclarar la situación con ella y dejar claro si están saliendo o no. Pese a ello, le invita a disfrutar del verano y dejar de pensar en Laura y así decide hacerlo.

La verdad es que siempre se lo ha pasado genial en Melilla y ese agosto no es una excepción. Sale de paseo con Estefi y sus amigas casi todos los días, van a la playa, a cenar a la hamburguesería y al cine. Durante años ellas le han tratado como su pequeña mascota, un crio sin peligro, pero ese verano se da cuenta de como algunas empiezan a mirarle diferente. Es el caso de Ana, que le pone ojitos desde el primer día y aprovecha cualquier ocasión para estar cerca de él. Su prima también se ha dado cuenta y así se lo hace saber uno de los últimos días.

- A Ana le gustas - le dice

- ¿Si? - contesta haciéndose el tonto - la verdad es que no me he dado cuenta

- ¡Fran, por favor! - contesta su prima gesticulando con las manos - si está todo el día pegada a ti y te mira con ojitos amorosos... Además, es bastante guapa...

Fran asiente pero no puede sentir un punto de remordimiento de conciencia por Laura.

Esa misma tarde, en la playa, su prima y sus amigas se las apañan para dejarles solos en las toallas y se van a comprar helados y refrescos. Ana se acerca a él y no pierde el tiempo. Antes de que pueda darse cuenta está besándole y, la verdad, lo hace bastante bien, se nota, piensa, que es dos años mayor que él y tiene más experiencia. Por increible que le parezca se siente cómodo con ese beso que se alarga y se alarga hasta que vuelven los demás.

Fran mira a su prima que se ríe y que dedica los dos días que le quedan allí a dejarles solos cada dos minutos, ocasión que Ana no desaprovecha y él se deja hacer. Cuando se despiden, Estefi le pregunta

- ¿Y ahora con Ana qué?

- Pues con Ana, nada... ha sido divertido y eso pero ni siquiera vivimos en la misma ciudad

- Eso es verdad... - contesta Estefi - pero por lo menos te habrá servido para olvidarte de Laura

- Un poco sí - sonríe - Ana besa muy bien...

Estefi le abraza y le pide que le llame ante cualquier cuestión amorosa que le surja. Está dispuesta a convertirse en su guía y a no dejar que ninguna niña le aplaste. Fran promete que así lo hará, no pretende volverlo a pasar mal ni a arrastrarse si Laura decide seguir ignorándole.



El hilo invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora