La decisión

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Septiembre de 2016

Laura ha vivido las dos últimas semanas agarrándose los dedos para no escribir ni llamar a Fran. Se muere de ganas de hablar con él pero prefiere dejarle tiempo para pensar y decidir sabiendo a lo que se enfrentan. De nuevo dos ciudades distintas y poco tiempo juntos, al menos al principio, pero ahora tienen la tecnología para acercarlos, algo que ni siquiera era imaginable la primera vez que se separaron.

Es por eso que se sorprende cuando ve su nombre en la pantalla del móvil y tarda en contestar algo más de lo habitual. En el fondo solo tiene miedo de que lo haya pensado bien y decida que solo pueden ser amigos. Por fin descuelga el teléfono.

- ¡Hola! - saluda ocultando su nerviosismo - ¿todo bien?

- ¡Hola! Echaba de menos tu voz

Laura sonríe, alegrandose de que no pueda verla

- Bueno, no será para tanto...

- ¿Cuándo llegas?

- Pasado mañana, sobre las cinco

- ¿Vas a querer que vaya a recogerte?

- Si no estás muy liado...

- He pedido un par de días de asuntos propios, seguro que Miguel y Luisa agradecen un par de manos más para preparar lo que haga falta

- Genial

- ¿Estás bien? Te noto un poco rara...

- Ahora que he hablado contigo estoy mucho mejor. Te he echado de menos

- Y yo a ti

- Tengo que colgar, me has pillado entrando en una rueda de prensa

- Claro... bueno, nos vemos pasado mañana. Un beso

- Otro para ti

No ha transcurrido ni medio minuto de que ha colgado cuando recibe un mensaje

Por cierto, no tengo nada que pensar. Dales duro a esos politicuchos

Laura entra en la sala de prensa y se sienta en su sitio habitual deseando que las siguientes 48 horas pasen lo más rápido posible.

****

Fran se pasa los siguientes dos días pensando en qué debe hacer cuando la vea bajar del autobús y, sin embargo, cuando la ve no tiene ninguna duda. La observa descender por la escalera con un moño medio deshecho, unos vaqueros oscuros y una camiseta de tirantes, la cazadora en la mano y un pañuelo de flores alrededor del cuello, y el impulso es más fuerte que él. Camina rápido hacia ella y cuando la tiene enfrente la agarra por la cintura y la besa. Siente sus labios por primera vez en diez años, su calor contra él, y sus ganas.

Cuando se separan ella le sonríe, no solo con la boca sino con toda la cara.

- ¿Te alegras de verme? - le pregunta

- ¿Tú qué crees?

- Que un poquito - le dice con cara inocente

- Anda vamos - le apremia pasándole el brazo por el hombro - dime cuál es tu maleta que tenemos mucho por hacer.

Recoge la maleta y salen de la estación abrazados y sintiéndose indestructibles.

***
Luisa y Miguel están preparando los meseros del salón en que será el banquete cuando los ven aparecer de la mano.

- ¡Será posible! - dice Luisa mientras abraza a su amiga - No quiero ni saber en qué andáis... - se carcajea

- ¿Tú que crees? - la sonrisa de oreja a oreja la delata

- ¡Qué ya era hora, hijos míos!

Miguel se acerca a abrazar a Laura mientras Fran hace lo propio con Luisa. En cualquier caso, el tiempo de charla dura poco, hay mucho trabajo por hacer, comenzando por organizar las mesas, que cada invitado tenga su nombre en su asiento, decorar el salón... Cuando salen del hotel son casi las 12 de la noche.

- Veníos a casa y cenamos allí - ofrece Miguel - la hora que es ya no nos van a dar de cenar en ningún sitio por aquí

Ambos rechazan la invitación, la jornada siguiente va a ser larga, hay que ir a recoger las flores, montar la mesa de dulces y terminar de cerrar detalles, todo ello antes de la cena preboda que han decidido organizar para que se conozcan los invitados más jóvenes y la fiesta de la boda pueda ser más divertida aún, pero eso no son más que excusas. Miguel les mira con cara de circunstancias antes de dejar claro lo evidente.

- Vale, lo pillo... que queréis estar solos

****

Fran y Laura se quedan en la puerta del Hotel frente a frente.

- ¿Qué hacemos? - le pregunta - ¿quieres venir a casa?

La sonrisa que a ella se le dibuja en la cara es la respuesta que Fran estaba esperando.

- Vamos, anda - le dice mientras le coge de la mano y se dirigen al coche

Le encanta esa sensación, la de sus dedos entrelazados mientras caminan y la sonrisa idiota que le dibuja en la cara. Parece increible pero está nervioso por llevarla a su casa, es como si fuera a quitarse todas las corazas de forma definitiva, y tiene un poco de miedo.

***
A Laura le sorprende la casa de Fran. Es un piso moderno, en una urbanización a las afueras de la ciudad, en una zona que cuando ella vivía allí apenas existía, muy cerca del nuevo estadio de fútbol. Le encanta el gusto con el que está decorada, lo ordenada que está. No recuerda que Fran lo fuera tanto pero supone que el paso por la academia influiría a la hora de hacerlo un poco más. En el salón le llama la atención una foto de toda su familia el día que juró bandera. Él en medio, con su uniforme de Policía.

- Estas guapo de uniforme - le reconoce

- ¿Tu crees?

- Sí

- Pues siento decepcionarte pero casi siempre voy de paisano

- También así estás guapo

Fran se ríe y la sienta sobre sus rodillas en el sofá.

- ¿Estás intentando ligar conmigo, reportera? Lamento informarte de que no puedo darte información confidencial de ninguno de los casos

- Qué idiota eres - le calla ella con un beso - yo tengo otros recursos para enterarme de todo lo que haga falta.

Ni siquiera cenan, las ganas que tienen el uno del otro pueden más que cualquier otra cosa. Ha sido mucho el tiempo de espera pero ha llegado a su fin. Piel sobre piel ambos tienen la certeza de que ese es el único lugar al que pertenecen.


El hilo invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora