Diciembre de 1998
Laura está tan nerviosa que no le cabe nada en el estómago. En apenas unas horas sus amigos la estarán esperando en la estación de tren. Es la primera vez que viaja sola pero no es eso lo que la tiene fuera de si. Lo que la tiene en ese estado es saber que va a volver a ver a Fran.
Los primeros meses de adaptación a Madrid no han sido como esperaba. Nada es igual que antes de marcharse, ni en clase, ni en el barrio, ni con Edu que hace un par de semanas que ha decidido dejar de hablarle. Ni siquiera entiende muy bien el motivo.
En clase todo es diferente. Ha vuelto al colegio de monjas en el que había estado en su primera estapa en Madrid, con los mismos compañeros pero todos han cambiado y supone que ella también. Los grupos están hechos, también los líos, los rollos, las historias y a cada paso que da siente que está pisando terreno de otra persona. Lo de Edu ha sido la puntilla y también lo que la ha llevado hasta ese tren. Su madre la vio tan triste que llamó a la de Luisa para preguntarle si le importaba que viajara en el puente, el resto es historia y ella está montada en un tren que en cinco horas la tendrá en el que ahora siente como su verdadero hogar.
Cuando el tren llega a la estación y Laura baja ve a Luisa y a Carmen esperándola. Ni rastro de los chicos, tampoco de Fran. Las abraza con todas sus fuerzas y llora. Llora de alegría por estar con ellas pero también de pena porque las echa mucho de menos. Recorren el camino desde la estación a casa de Luisa andando y Laura se emociona al reconocer todos y cada uno de esos rincones que dejó atrás hace apenas cinco meses.
No es hasta que dejan todo en casa y saluda a los padres de su amiga que se atreve a preguntar.
- ¿Y los chicos?
- Tenían partido - le contesta Luisa - De todas formas... tienes que saber que todo está un poco diferente por aquí... No he querido contartelo por carta porque no hacía falta que te llevaras un disgusto, más tal y como iban las cosas por allí...
Laura palidece por un segundo pero se recobra para seguir preguntando
- ¿Qué ha pasado?
- Fran está saliendo con una chica del instituto - suelta su amiga sin anestesia
Laura se sienta sobre la cama y trata de asumir el golpe. Ni siquiera llora. Era algo que entraba dentro de lo previsible.
- Si quieres - le dice Luisa - pasamos de los chicos estos días y salimos solo nosotras
- No, no es necesario... además, tengo ganas de verlos - se fuerza a sonreir - y Fran y yo no teníamos ya nada... hace un par de meses que no me escribe... No te preocupes
Luisa la mira con una mezcla entre pena y compasión pero Laura no cede y juntas se dirigen hasta las pistas deportivas donde, como si no hubiera pasado el tiempo, Fran y Miguel siguen jugando al fútbol.
***
Fran sabe que ha llegado por el revuelo que se ha montado en la grada, aunque no la ve. Solo alcanza a detectar a un corrillo que ha dejado de prestar atención al partido y reparte besos. Mentiría si dijera que no está nervioso pero se ha empeñado en que la visita express y prácticamente sin avisar de Laura no le va a descentrar, menos ahora que ha empezado a recuperarse de los peores meses de su vida. Hace dos meses que no le escribe, aunque ella no ha dejado de mandarle cartas. No le escribe porque no sabe qué decir que no sea incidir en la pena que le ha acompañado este tiempo y de la que, con el empujón de su familia, ha decidido alejarse. De hecho ha empezado a salir con una chica del instituto que se llama Mónica y que en ese momento está en la grada, algo alejada del revuelo, sin saber ni siquiera que Laura existe.Cuando acaban el partido, en el vestuario, Miguel le mira con cierta preocupación.
- ¿Estás preparado?
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El hilo invisible
RomanceLaura acaba de llegar a la ciudad y odia empezar de nuevo. Fran es el gracioso de la clase que odia ir al colegio. Una historia donde la amistad y el amor se dan la mano a través del tiempo y el espacio.