La boda

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Septiembre de 2016

A Laura le duele mucho la cabeza. Ni siquiera ver a Fran a su lado la consuela. Ha dormido poco más de 3 horas y cree que no puede levantarse de la cama. Se apretuja contra su pecho un par de minutos más y lamenta no haber tenido freno la noche anterior. Tenían que haberse retirado cuando lo hicieron los novios, pero no, se creyeron jóvenes y se quedaron con Carmen, su novio, David y algunos amigos de Miguel y Luisa bebiéndose hasta el agua de los floreros. Nota como Fran se mueve y su mano acaricia su pelo.

- ¡No me quiero levantar! - le dice como si fuera una niña pequeña, haciendo pucheros y todo

Fran gruñe algo parecido a una respuesta y Laura levanta la cabeza para mirarle. Definitivamente tiene aún peor aspecto que ella.

- Recuerdame que nunca salga contigo el día antes de una boda - le dice dándole un cachete en el culo - eres la mayor borracha sobre la faz de la tierra.

- ¡Oye! - le contesta fingidamente indignada - ¡Qué tu tampoco llevabas mal ritmo!

- Fuiste tú - insiste - querías emborracharme para meterte en mi cama

Es un comentario inofensivo pero, sin embargo a Laura le trae el flashback de un mal recuerdo, el de ella saliendo sola de la caseta y él riéndose con sus amigos 10 años atrás. Algo debe notarle porque en seguida rectifica.

- Perdona - le acaricia la espalda - no quería decir eso. Tú nunca has necesitado que estuviera borracho para tenerme a tu merced

- No siempre has dicho eso - contesta todavía enfurruñada

Fran comienza a besarle el cuello y siente como se eriza todo el vello de su cuerpo y cuando se quiere dar cuenta lo tiene sobre ella, con una facilidad pasmosa. Lo besa y le mira con deseo, pero no puede ser. En menos de 20 minutos tiene que estar en la peluquería.

- Dejame salir - le suplica - me tengo que ir a la peluquería, ya lo sabes

Cuando él se aparta con desgana, le da un beso en la boca y huye hacia la ducha.

***

Fran se levanta mientras oye el agua de la ducha cayendo sobre Laura y va hasta la cocina para, por lo menos, prepararle un café que se pueda llevar para maldesayunar en la peluquería. Tiene una resaca atroz asi que busca el blister con las pastillas y se toma una, preparando otra para Laura que seguro que la necesita también. Mientras oye subir el café no puede evitar acordarse de la noche anterior, de Laura bailando, riéndose y disfrutando con él y todos los demás, y también de ella, ya en casa, dejando caer el vestido delante suya, provocándole con esa mirada con la que es capaz de traspasarle. En resumen, recuerda, son apenas tres horas de sueño las que han tenido y les espera un largo día (y una larga noche) por delante.

Laura aparece en la cocina a los cinco minutos con unos vaqueros claros, una camiseta ancha y los tenis, lleva el pelo recogido en una coleta alta y la cara lavada, sin gota de maquillaje, lo que deja al descubierto los efectos de la noche anterior. Aún así está guapa. No sabe que es lo que tiene pero la ve preciosa sea como sea.

- Cuando vuelva tienes que estar listo - le recuerda - yo llegaré con el tiempo justo para cambiarme de ropa y salir para la iglesia

- No te preocupes - le besa en la cara - estaré listo

Le da el termo de café y la pastilla y ve en sus ojos el agradecimiento infinito

- ¿Dónde has estado estos años? - le pregunta colgándose de su cuello y besándole como una loca

- ¡Anda! ¡Vete! - se ríe - que ya llegas tarde

***

Carmen ya está dentro de la peluquería cuando Laura llega con el termo de café en la mano

- Tía, estoy muerta - le dice dejándose caer sobre el sillón de la peluquería

- Y yo... si no fuera porque en la boda tendremos que hacerlo, te juro que no volvería a beber en la vida

Ambas se ríen mientras las peluqueras comienzan a lavarles el pelo.

Apenas una hora después están peinadas, Laura ha elegido un recogido bajo y unas ondas al agua en la frente, para darle un toque aún más flamenco a su vestido. Ese tipo de recogidos siempre le han favorecido porque la ejemplifican como el estereotipo de la mujer española. Tras el pelo llega la hora del maquillaje, donde ambas se dejan hacer, rezando para que las artistas que las atienden logren hacer milagros respecto a los efectos de la noche anterior.

Y la verdad es que lo consiguen porque cuando Laura entra por la puerta de casa de Fran su expresión no da lugar a dudas.

- Estás guapísima...

- Pues verás cuando me vista - le guiña un ojo

- En realidad me gustas más cuando te quitas ropa que cuando te la pones

- ¡Guarro! - le grita sacándole la lengua y muerta de la risa

Cuando por fin termina de vestirse se mira en el espejo y se siente orgullosa de sus elecciones. A continuación se gira para mirar a Fran y comprobar que si ya es guapísimo de normal, con ese traje y la corbata está para cogerlo y no soltarlo. Se queda mirándolo embobada

- ¿Qué pasa? ¿Tengo algo mal puesto? - le pregunta mientras repasa su atuendo en el espejo

- Lo único que pasa es que voy a tener que agarrarte bien hoy porque las mujeres se te van a echar encima...

Él se ríe con su ocurrencia y la besa, procurando no dañar su maquillaje

- ¿Nos vamos?

- Sí - le dice - pero antes vamos a hacernos un selfi

Tras hacer la foto, Laura la mira satisfecha y la coloca de fondo de pantalla de su móvil, quiere recordales siempre así

***

Bajan del taxi cinco minutos antes de la hora prevista para la llegada de la novia. Miguel está todavía en la puerta y se acercan a él.

- Estás guapísimo - le dice Laura

- ¿Cómo van los nervios? - le pregunta Fran mientras le abraza

- Pues ahora sí que estoy cagado - contesta riéndose

- Deberías irte ya para dentro - le apura Laura - a ver si Luisa va a llegar por primera vez puntual a un sitio y te va a pillar aquí fuera

Aún pasan 20 minutos antes de que la novia haga su aparición del brazo de su padre. Luisa está guapísima y Fran ve como a Laura, a su lado y agarrada de su mano, se le caen un par de lagrimones. Saca un clinex del bolsillo interior de la chaqueta y se lo extiende

- Es que las bodas me emocionan mucho - se justifica con una sonrisa mezclada con las lágimas mientras se limpia procurando no estropearse el maquillaje.

Cuando la ceremonia está acabando salen a la puerta de la iglesia donde Laura y Carmen son las encargadas de repartir las bolsitas de arroz que apenas unos minutos después todos les arrojarán a los novios. Fran y David se preparan para que Miguel pueda sacarse una paella cuando se quite el traje esa noche, ese es su principal objetivo al que se une el novio de Carmen que ríe con ellos mientras planean toda la travesura. Laura no puede parar de reír cuando a la salida de los novios los ve arrojando el arroz solo en dirección al novio.

***

El hotel está a apenas tres minutos andando de la Iglesia pero los novios van a hacerse las fotos de rigor, por lo que queda más de una hora para que comience la celebración. Laura, Carmen, su novio, Fran y David aprovechan ese rato para sentarse en una terraza a tomar una cerveza a ver si así logran vencer la resaca que aún cargan.

- La verdad es que aún no me puedo creer que estemos aquí juntos - le susurra Fran al oido

Laura le coge la mano y le mira a los ojos antes de besarle. Un beso dulce, un beso suave, un beso maduro. Un beso que es promesa de muchos otros que vendrán después. Un beso que no tiene ansia ni prisa porque saben que no es el último. Un beso de amor verdadero, el que los ha unido como un hilo invisible a lo largo de 20 años, desde que eran unos niños, hasta ese día, en el que son dos adultos dispuestos a arriesgarse porque todo salga bien.



El hilo invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora