Septiembre de 2016
Cuando suena el despertador Laura se siente morir. Una sensación que se desvanece al recordar la noche anterior. Mira a Fran, dormido a su lado, indemne al estruendo del móvil que la ha despertado, y aprovecha para observarlo así. Su pelo corto, su nariz pronunciada, que tanto coraje le había dado siempre pero que ahora le hace aún más atractivo, su cuerpo moreno y trabajado... Suspira antes de despertarlo.
- Buenos días - le dice aún medio dormido - por un momento he pensado que lo había soñado todo
Laura le besa y se levanta.
- No lo has soñado y hoy nos espera un día de pesadilla - le dice riéndose - así que más vale que te levantes y me lleves a la casa de mis padres a dejar las cosas antes de empezar con los mil encargos que tenemos
- Quedate aquí - le dice - no tienes porque estar allí sola
Laura ni se lo piensa
- Vale, pero me tendrás que llevar porque le he prometido a mi padre que le regaría las plantas. Muere por esos rosales más que por sus hijos
- Te llevo esta tarde, no te agobies
Se duchan se visten y parten camino del hotel donde tienen que montar la mesa de dulces y la de regalos. Cuando llegan Luisa y Miguel ya están allí, ella al borde del colapso
- ¿Qué ha pasado? - pregunta Laura al ver a su amiga a punto de romper a llorar
- Se nos acaban de caer cuatro invitados, todos de la misma mesa y ahora tenemos que reorganizarlas todas
Laura se echa las manos a la cabeza pero reacciona rápido.
- Vale, no te preocupes tú de eso. Quedate con Fran montando la mesa de dulces y yo ayudo a Miguel a reorganizarlas ¿Vale?
Su amiga le mira con infinito agradecimiento y Laura y Miguel vuelven a coger la lista y el plano de las mesas y se preparan para reorganizarlo todo.
- ¿Qué tal anoche? - le pregunta Miguel con una sonrisa complice
- Muy bien - no puede evitar una carcajada - pero una señora nunca habla de su vida privada
- Venga ya, que soy yo... - insiste - si no me cuentas tú, me lo contará él
- ¿Tú crees? - le guiña un ojo - solo te diré, y espero que eso te valga, que soy muy feliz
Miguel la abraza
- Y yo no puedo alegrarme más... me valía con que no os matarais así que este es el mejor regalo que nos podiáis hacer.
Juntos repasan cada una de las mesas y consiguen cuadrar la mesa coja sin demasiado drama o, al menos, con menos del que hubiera habido si hubiera tenido que hacerlo Luisa que está mucho más entretenida decorando la mesa de dulces mientras Fran monta la de los regalos. Cuando Laura mira el reloj tira de él en dirección a la salida.
- ¡Llegamos tarde a las flores! - le grita
Desde el coche marca el número de la floristería para pedir que les esperen un par de minutos antes de cerrar, que ya están en camino, algo a lo que acceden no sin protestar. Una vez allí recogen el ramo de Luisa y los centros de mesa que cargan en el coche, mientras que de la decoración de la Iglesia se encargarán por la tarde desde la propia floristería con las instrucciones de la novia.
Una vez recogidas las flores, lo primero que hacen es acercarse a casa de los padres de Luisa a dejar el ramo. Fran aparca muy cerca de la que había sido la casa de Laura durante su infancia y hacen a pie el resto del camino. Pasan por el que había sido su portal y entonces lo entiende todo y por eso cuando él tira de su brazo y la deja sin escapatoria contra la pared en el callejón no le sorprende.
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El hilo invisible
RomanceLaura acaba de llegar a la ciudad y odia empezar de nuevo. Fran es el gracioso de la clase que odia ir al colegio. Una historia donde la amistad y el amor se dan la mano a través del tiempo y el espacio.