El buzón de Correos

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Diciembre de 1996

Laura ha escrito Christmas para todos sus amigos de Madrid. Le encanta rellenar esas grandes tarjetas navideñas y echarlas al buzón esperando que lleguen a su destino lo antes posible. Le pasa lo mismo con las cartas, escribe a sus amigos un par de veces al mes, a Edu incluso más. Es su mejor amigo y siempre tiene algo que contarle. Es por eso que sus visitas al buzón se han convertido en algo habitual.

Muchas veces cuando va al buzón los  chicos de su clase están jugando al fútbol en la plazoleta. Si tiene suerte, también está Alejandro con ellos. Solo con verle se pone nerviosa aunque probablemente él no sabe ni que existe.

Eso es lo que pasa ese sábado cuando va al buzón, que Alejandro está allí jugando al fútbol. Cruza la plazoleta lo más rápido que puede, con los sobres en la mano y tratando de evitar un pelotazo. Ellos ni siquiera se molestan en parar, a pesar de que interrumpen el paso, y la obligan a cruzar esquivandoles. Consigue llegar al buzón y echar las cartas pero justo cuando se da la vuelta el balón golpea con fuerza contra su cara. En las milésimas de segundo antes de sentir el golpe tiene tiempo de ver de donde viene y, como a cámara lenta, es consciente de que ha sido el pie de Fran el que ha chutado.

Tras el golpe cae de culo al suelo y ahí se queda mientras el balón vuelve botando en la dirección por la que ha venido. Está aturdida pero llega a oír las risas de todos los que jugaban. Incluido Alejandro. Quizá es su risa la que más oye y se siente ridícula, con el orgullo más herido que la cara.

Intenta levantarse pero se siente algo mareada y vuelve a sentarse. Solo David se acerca a ver cómo está.

- ¿Te encuentras bien?

- Sí, creo que sí

David le tiende la mano y la ayuda a ponerse en pie.

- Tienes la cara muy roja

Laura se toca y se la siente ardiendo, no sabe si del pelotazo o de la vergüenza. Ni corta ni perezosa atraviesa la plaza con la mirada furibunda y en dirección a Fran que sale corriendo cuando descubre que va a por él. Juega a esquivarla y cuanto más lo hace más siente su enfado. Finalmente consigue alcanzarlo y le empuja. Le empuja hasta que le hace caer al suelo.

- ¡Me has hecho daño, gilipollas! - le grita mientras él sigue riendo desde el suelo - ¡Eres un imbecil! ¡Lo has hecho a propósito! ¡No te acerques más a mi!

Y cuando termina de gritar se va, aunque aún está lo bastante cerca para escucharle cuando en voz alta y para todo el que quiere oírle le dice

- ¡No te enfades finolis! ¡Estaba apuntando a tu enorme culo, no sé como he podido fallar!

*****

Fran sabe que Laura está realmente enfadada con él. No es que hayan sido muy amigos en estos tres meses pero lo cierto es que desde el pelotazo no solo no le dirige la palabra, sino que ni siquiera le mira. De los chicos solo habla con David, que fue el que le ayudo a levantarse y la solidaridad femenina ha llevado a que otras chicas de la clase también les traten con frialdad. Durante los primeros días siguió riéndose de ella pero cuando se dió cuenta de que ni siquiera parecía escucharle dejó de tener gracia.

Una semana después del incidente el profesor de Educación Física decide ponerles juntos en clase para un juego por parejas y por mucho que intenta sacarle alguna palabra ella permanece todo el juego en silencio, sonriendo a sus amigas y al imbecil de David y mirándole con cara de fastidio, como si fuera una mosca que no para de molestar y a la que se intenta quitar de encima.

Ese día cuando llega a casa habla con su madre.

- Mamá, ¿te acuerdas cuando te pregunté cómo sabías si te gustaba una chica?

Su madre levanta la cabeza y le mira

- Claro, ¿qué pasa?

- Creo que me gusta una chica y creo que está enfadada conmigo

Su madre le invita a contarle todo lo que ha pasado y él lo hace. Le cuenta incluso lo de los jamones y el culo gordo. Lejos de reirse, su madre tiene cada vez más cara de enfado. No es hasta que termina la historia, con lo de la clase de Educación Física, que por fin habla.

- No te has portado demasiado bien con ella, Fran

- No le he hecho nada, son solo bromas

- ¿A ti te gustaría que alguien se metiera contigo por algo de tu cuerpo?

- No

- ¿Y por hablar diferente?

- No

- Pues seguramente a ella tampoco, y todo lo que has hecho durante este tiempo le ha hecho daño

- ¿Y qué puedo hacer?

- No te queda más remedio que disculparte y en su mano estará perdonarte o no.

****

Cuando Laura llega a clase se encuentra un sobre encima de la mesa.

- ¿Qué es esto? - le pregunta a Carmen

- No sé, lo han dejado ahí para ti...

Laura lo abre y de su interior cae un cromo de fútbol. Es de Julen Guerrero, de la temporada anterior. Además hay una carta. La saca y la lee rápido antes de que llegue el profesor. Está escrita con una letra redonda y grande.

Hola, en realidad no sabía como decirte esto y como me he dado cuenta de que te gusta mucho escribir cartas, porque siempre te veo yendo al buzón, he pensando que también te gustará leerlas. He hablado con mi madre y cree que no me he portado muy bien contigo desde que llegaste. Por eso quería pedirte perdón. ¿Me perdonas por favor? Seguro que me perdonas porque aunque me tiraras al suelo y me insultaras sé que eres buena. Te prometo que a partir de ahora ya nunca te llamaré finolis, y como muestra de amistad te regalo mi cromo del año pasado de tu ídolo Julen. ¿Amigos?

Laura se siente enrojecer, sobre todo cuando se da cuenta de que media clase la está mirando. Guarda rápido el papel en el sobre y también el cromo y los mete en su carpeta. Cuando gira la cabeza hacia atrás ve que Fran la está mirando con una sonrisa de disculpas que decide ignorar. No se fia de él, seguro que es un truco para que se confíe y cuando lo haga volver a reirse de ella.

El hilo invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora