Mayo de 1998
El tiempo pasa inexorable y el mes de mayo anticipa ya el verano. Con los exámenes a la vuelta de la esquina y la despedida del colegio detrás, los profesores organizan para los chicos una excursión de ida y vuelta en el día a una de las playas más bonitas de la zona. Es, con seguridad, la última vez que todos ellos, los del B y los del A, van a hacer algo juntos en sus vidas.
Para Laura la excursión tiene un sabor agridulce. Por mucho que ha estado intentando evitar pensar en la despedida sabe que está cada día un poco más cerca y eso la pone triste, muy triste. Sin embargo, con la realidad asumida y sabiendo que no hay vuelta atrás, no le queda más que disfrutar del tiempo que falta para el día de la partida.
Es por eso que con sus amigas planifican a la perfección la jornada de playa, se encargan de llevar el balón de vóley y las redes portátiles para jugar en la playa, de comprar chuches, patatas y porquerías varias y de comprarse bikinis nuevos, algo muy necesario en el caso de Laura a la que el del año anterior no le cabría de ninguna manera... no es que esté gorda, es simplemente que ya no tiene cuerpo de niña.
En el autobús el grupo de Alejandro ha cogido las filas finales dejándoles sin opción a ellos, es por eso que se colocan de dos en dos, Carmen y Luisa, David y Miguel y Laura y Fran. Durante la hora de camino cantan a voz en grito todas las canciones que ya fueron los grandes éxitos del viaje de estudios, desde Camela a las baladas en español de Roxette pasando por el tan traído y llevado 'Laura no está' de Nek que todos acaban dedicándole mientras Fran, aunque se cree que no se ha dado cuenta ella lo ha visto, hace verdaderos esfuerzos para no llorar.
Una vez en la playa el día transcurre como estaba previsto. Las aguas cristalinas y que apenas cubren se convierten en escenario de juegos, chapuzones, salpicones y guerras entre las dos clases, también juegan al pañuelo y al balón prisionero y, por supuesto al vóley playa, en el que por última vez Laura forma pareja con Alejandro como en gran parte de los recreos de ese curso. Pierden la final contra Carmen y un compañero de equipo de Alejandro que están un poco por encima de su nivel pero se divierten mucho. Fran les anima desde fuera de la improvisada pista antes de iniciar el torneo de fútbol playa en el que se intercambian los papeles y es Laura la que grita desde la banda.
Precisamente durante el partido de fútbol playa, Alejandro se sienta a su lado.
- ¿Sabes una cosa? - le pregunta
Laura lo mira con curiosidad
- Si no me la dices, no...
- Me alegro mucho de que, al final, no pasara nada entre nosotros
- ¡Oh, vaya! - ríe - Gracias
Él se ríe también
- Creo que no podría aguantar como lo está haciendo él, sabiendo que te vas. Se me rompería el corazón
Laura mira a Fran que corre por la banda y se acuerda del día del curso anterior en el que le dedicó un gol en las pistas deportivas y piensa en lo mucho que le va a echar de menos.
***
Fran está atesorando ese día decenas de recuerdos. Lo hace conscientemente, intentando hacer una foto mental de cada uno de ellos, para las físicas ya está Laura con su cámara obligando a todos a posar para colgarlas en su habitación de Madrid cuando las revele.
Uno de esos momentos que guarda es el de Laura y Luisa contándose secretos al oído en la orilla, tan centradas que no les ven llegar por detrás y acaban arrastradas hasta el agua y empapadas. También el de Luisa y Miguel besándose detrás de una de las palmeras del camino cuando creen que nadie les ve, como si el hecho de que no hubieran contado que se habían liado supusiera realmente que los demás no lo supieran. Finalmente guarda en su retina a Laura, sentada en la arena y mirándole jugar al fútbol, aplaudiendole y gritándole desde la banda.
En el autobús de vuelta van llenos de arena pero contentos. Laura ha vuelto a dormirse sobre él y piensa que, probablemente, esa será la última vez que lo haga. La mira bien, con su pelo oscuro y cada día más largo, su piel morena y su vestido de playa bajo el que se transparenta el bikini azul turquesa. Y en ese momento sabe que ya nada será igual y se jura que se hará mayor y tendrá otras novias e incluso se casará pero nunca, nunca se olvidará de ella.
Los días siguientes pasan para todos entre exámenes y recuperaciones. Miguel, Laura y David logran aprobar todo a la primera mientras que el resto tiene que volver a intentarlo. En esos días Laura persevera en su objetivo secreto, que Fran no tenga que esperar a septiembre para saber si finalmente pasará al instituto. Tarde tras tarde va a su casa y se sienta a estudiar con él, a explicarle lo que no entiende e incluso a contarle las cosas como si fueran una historia para que se le queden mejor. Una técnica que muchos años después pondrá en práctica en la Universidad con sus amigas.
La madre de Fran ya ni se extraña cuando la ve entrar cada día y, aunque no lo diga, admira a esa niña que se ha propuesto salvar de la quema a su hijo a pesar de que sabe lo que va a suponer su ausencia y lo difícil que va a ser centrarle el curso siguiente. También siente compasión por ella, arrastrada de una ciudad a otra durante su infancia y ahora, de nuevo, en la edad más difícil, la adolescencia.
Una de esas noches Fran se acerca a su madre y la abraza
- Mamá, ¿qué voy a hacer cuando se vaya?
- Echarla de menos, cada día un poquito menos, hasta que llegue el momento en que acordarte de ella sea un momento feliz y no uno triste.
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El hilo invisible
RomanceLaura acaba de llegar a la ciudad y odia empezar de nuevo. Fran es el gracioso de la clase que odia ir al colegio. Una historia donde la amistad y el amor se dan la mano a través del tiempo y el espacio.