El hilo invisible

Epílogo

Verano de 2017

Laura deshace cajas una vez más. Le parece increible como toda una vida cabe en un camión de mudanzas y, sin embargo, es real. El Señor Oso le mira desde la cama sabiendo que su destino va a volver a ser la lavadora y ella no puede creer que vaya a tener que enfrentarse a un nuevo comienzo.

Un nuevo comienzo que ha sido ella la que ha elegido. De pronto piensa en sus padres y todos los disgustos que se llevaron por su culpa cada vez que se revelaba por tener que volver a poner su vida patas arriba y ahora es ella la que toma esas decisiones, por voluntad propia y en busca de su felicidad.

Vuelve a sacar la caja de las cartas y los poster y sonríe al recordar el camino que un cromo de Julen Guerrero ha recorrido con ella durante 20 años, pasando por tres ciudades, para acabar regresando al mismo sitio del que partió.

- ¡Guapo! - grita - ¡Ven aquí un segundo!

Cuando entra en el dormitorio Laura lo observa, siendo consciente de la suerte que tiene de tenerlo a su lado. No solo es el chico más guapo que ha visto en su vida, sino que además es trabajador, inteligente, detallista, simpático y la conoce como nadie la conocera jamás. Fran la mira atónito desde el marco de la puerta mientras ella permanece sentada en el suelo con un montón de cosas extendidas a su alrededor, las que ha ido sacando de las cajas. Sin embargo, hay algo que llama especialmente su atención y es lo que  Laura sujeta en la mano y en ese momento le extiende.

- Creo que esto es tuyo - le dice mientras sonríe

- No me puedo creer que lo hayas guardado todos estos años

- Fue el primer regalo que me hiciste, no podía deshacerme de él

Fran la levanta del suelo, la pone frente a él y la besa. La tira sobre la cama de la que aparta al Señor Oso sin contemplaciones y comienza a quitarle la camisa de tirantes y el pantalón corto que lleva puesto. Recorre todo su cuerpo primero con sus manos y luego con su boca, la hace completamente suya una vez más y sigue saldando las cuentas de todos los años perdidos.

Apenas dos días después de terminar de mudarse a casa de Fran, Laura se incorpora a su nuevo puesto de trabajo como redactora en un diario local. Fran y ella han tenido que pasar casi un año separados pero tenían claro que esa debía ser solo una situación temporal, no querían repetir errores del pasado. Tras mover muchos hilos, finalmente es Laura la que consigue un trabajo en la ciudad y decide tomarlo. En el fondo, solo está cerrando el círculo y en ese momento sabe que es completamente feliz.