Dioses Oscuros //Karmaland 4//

14- Ahora Somos Compañeros

-¿Qué tengo que hacer entonces?- Vegetta me miro sorprendido y alegre, con esos brillantes ojos amatista que me hipnotizaban. 

-Espera, tú... ¿Realmente quieres hacerlo?- Luzu le sonrió a su amigo. 

-Claro, si debo confiarle mi vida a una persona en Karmaland, mis primeras opciones son tú y Alexbitas, así que ser algo así como tu alma gemela no es problema para mi, y sinceramente, se ve que sabes más sobre todos estos temas que yo, así que podrás explicarme todo lo que sabes- Ambos amigos se miraron a los ojos sonriendo. 

-Deben hacer el juramento, Samuel conoce las palabras- Galanea miro a Vegetta fijamente, quizá sonriendo, y se desvaneció en el aire. 

-Entonces... ¿Qué tenemos que hacer Samu?- Vegetta me miro sonriente Se ve muy lindo cuando esta feliz, ojalá sonriera siempre... 

-Pues... las personas que inventaron este "contrato" eran de la época medieval, así que es un poco... romántico, que digamos- Explicó mientras se rascaba la parte de atrás de su cabeza nervioso. 

Levante una ceja divertido ¿Vegetta se estaba avergonzado? ¿Por qué exactamente?- ¿Qué sucede Vegettita? ¿Estas nervioso?- Vegetta me miro sonrojado Can he look more adorable?

-Si, no, eh... olvida eso. Para empezar, debemos decir nuestro nombre seguido de nuestros títulos, por decirlo de una manera, y debemos decir que reconocemos al otro como nuestro compañero y luego... eh...- Vegetta se volvió a sonrojar. 

-¿Prefieres mostrármelo? Quizá así sea más fácil- Asintió rápidamente y me miro. 

-Necesito que levantes la manga de tu poleron y pongas tu mano así- Levantó su manga derecha y puso su mano mostrando la palma. 

 -Bien, ahora comencemos- Levante mi manga y le mostré la palma de mi mano, Vegetta respiró profundamente y comenzó. 

-Yo, Samuel de Luque, héroe y caballero- Se paro un poco más recto que antes -Rey, príncipe y hechicero -Se detuvo un momento, como dudando -Ninfa y ladrón- Sonrió suavemente ante mi mirada de sorpresa ¿Ninfa? ¿Vegetta es una ninfa? ¿Y un ladrón? ¡¿Vegetta?! -Reconozco a Borja Luzuriaga como mi compañero y unidad, le brindo mi poder y protección- Se inclinó suavemente y deposito un beso en mi muñeca, justo por encima de la palma de mi mano, sin dejar de mirarme a los ojos -Y le juro mi amor y compañía eternos-

Okey... ¿Cómo se respiraba? Creo que estoy muerto... ¿Manolo me extrañara?... Creo que mi cerebro acaba de tener un cortocircuito... ¿Estoy sangrando por la nariz?

-Eh... ¿Luzu? ¿Estas bien?- Luzu no se encuentra disponible en este momento... Por favor intente de nuevo más tarde... -¿Luzu? ¿Chiqui?- Reconectando... Reconexión fallida... -¿Borja? Oye, ¿Estas ahí?- Reconectando... Reconexión exitosa... 

-¿Eh? Ah, si, si, no te preocupes jeje, ahora me toca a mi ¿No? Pues bien, creo que ya puedo hacerlo yo...- ¡¡Dioses ¿Por qué a mi?!! ¡¿Por qué Vegetta se tiene que ver tan malditamente hermoso haciendo eso?! ¡¡Espabila Luzu!!

-¿Estas seguro de que estas bien?- Pero si eso ya lo sabes, maldito Vegetta me miraba divertido, ya tenía una idea de lo que me había pasado y se estaba burlando de mí. 

-Si, estoy perfecto- Inspire profundo y comencé -Yo, Borja Luzuriaga, héroe y caballero, rey, príncipe y hechicero, reconozco a Samuel de Luque como mi compañero y unidad, le brindo mi poder y protección- Sentí mi rostro calentarse mientras me inclinaba para depositar un beso en la muñeca de Vegetta -Y le juro mi amor y compañía eternos- 

Una luz nos rodeo a ambos, Vegetta miraba sonriente su muñeca, yo mire la mía, había un dibujo, una especie de tatuaje en forma de... 

-Es un lobo- Mire a Vegetta sorprendido, él me sonrió apenado -El lobo es mi animal espiritual, por decirlo de alguna manera, yo tengo un tatuaje de tu animal espiritual- Se rio suavemente de mi rostro todavía sorprendido. 

-Eh... el mío.... ¿Qué es? Mi animal espiritual, me refiero... yo...- Me miro enternecido mientras seguía riendo suavemente, con sus ojos violetas brillando. 

-Es un león- Levantó su muñeca para que pudiera verlo, la silueta negra de un león con gran melena resaltaba en su blanca piel -Ahora somos compañeros Luzu, no podrás librarte de mi aunque me ponga pesadito- 

-Jamás pensaría en librarme de ti-

Y nos sonreímos, sabiendo que de ahora en adelante, sin importar que sucediera, jamás volveríamos a estar solos, por que ahora, desde esta noche, siempre nos tendríamos el uno al otro.