Capítulo 42 : Una verdad dolorosa .

11.7K 1K 35
                                    

Cuando desperté gemí, me dolían partes de mi cuerpo que no deberían dolerme. Y peor aún, me sentía bien y mal, ambos al mismo tiempo.

Bien, había tenido la mejor noche de mi vida en cuanto a sexo, fui follada, sorprendida, y sorprendí, de alguna manera.

Mal, no solo me dolía el cuerpo, sino también el alma. Amaba a ese hombre a mi lado, que mantenía su brazo firmemente alrededor de mi vientre, su rostro sobre mi pecho, justo encima de mi corazón. Y sabía, que él no me amaba y eso dolía como el infierno.

Ya no sabía qué hacer. Quizás, si solo era sincera, él dejaría de acostarse conmigo. Sí, perdería su toque, pero ganaría algo de paz mental.

Mis brazos se movieron por mi propia decisión alrededor de él. Acaricié su espalda, una de mis manos llegó a su cabello y acaricio. La otra recorrió los músculos relajados.

Lo hice por mucho rato, hasta que mis lágrimas y quejidos lo despertaron.

Patrick se tensó enseguida al oírme, pero lo abracé con fuerza, impidiendo que se moviera.

—¿Qué? —susurró confundido.

—No —le respondí —no te muevas, quédate justo así, solo un momento, por favor —volví a llorar.

—Ana Luisa —me llamó, pero regresó a su lugar, por esos segundos fue suyo.

Suspiré y me obligué a tranquilizarme. Ya había obtenido lo que deseaba, unos momentos así con él. Como si fuéramos amantes, no una pareja teniendo solamente sexo.

—Tengo que confesarte algo —él esperó—, te vas a molestar —murmuré.

—¿Ayer te acostaste con otro hombre? —preguntó enseguida.

Tomé aire con fuerza al oírlo, él se levantó un poco y me miró. Al ver que sonreía suspiré y negué suavemente.

—Bueno —dije y arrugué mi frente —ayer me acosté con un hombre que al parecer le gustan los consoladores.

Él parpadeó confundido un segundo antes de entrecerrar los ojos.

—Mira que extraño, ayer me acosté con una mujer que le gusta tener sexo con uno de esos y un hombre, incluso lo pidió—. Me sonrojé un poco y él sonrió satisfecho.

—Tu comenzaste —le acusé, alzó una ceja—. Regalarme un consolador.

Volteó sus ojos.

—Y tú, me ofreciste tu culo, sabía que lo harías en algún momento.

Moví mi cabeza un poco de un lado a otro por sus palabras.

—Esta conversación no está llegando a ninguna parte y se salió del camino

Sonrió suavemente y asintió.

—Sí, pero es divertido —murmuró antes de acercarse y besarme suavemente.

Suspiré y él se alejó.

—Dime por qué debería molestarme conmigo.

Dejé de mirar sus ojos y observé alrededor.

—Porque hice algo que no estaba en el contrato.

—Al —me llamó e hice una mueca, lo miré—, hemos hecho muchas cosas que no estaban en el contrato, un ejemplo es lo que pasó ayer.

Esperó a que hablara.

—Ok, entiendo —dijo al ver que no decía nada, lo miré confundida y él volvió a acostarse sobre mí —si así es más fácil dilo.

Solo Son NegociosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora