La siguiente vez que vi a Patrick fue dos días después de su pedida de matrimonio. Yo limpiaba el baño, estaba agachada en la tina pasando una escobilla. Él se detuvo al verme y arrugó su frente.
—¿Qué haces? —dijo.
—Intento sacar esa mancha —apunté a mi enemiga con la escobilla.
—No puede ser posible —se quejó y lo miré—, no es necesario que trabajes en esto ahora.
Lo miré incrédula. ¿Y de qué demonios voy a vivir mientras tanto?, pensé en preguntarle.
—Te voy a pagar bastante bien —continuó él.
—Si no me equivoco, ese hombre, que creo es abogado, dijo que me pagarían el día de la boda —arrugó su frente—, por eso sigo trabajando.
Me concentré de nuevo en mi enemiga pero Patrick me sorprendió al tomarme de un brazo y sacarme de la tina.
—No más trabajo —dijo, alcé una ceja y me alejé de él.
—¿Y qué voy a hacer mientras tanto?
Él suspiró y metió una mano en su bolsillo, tomó su billetera y la abrió. Sin decir nada sacó un montón de billetes y me los tendió.
Al ver que solo arrugaba mi frente agarró mi mano y los puso en ella.
—Con esto debería alcanzarte, no quiero que trabajes más en esto —apuntó mi ropa y negó. Luego salió del lugar dejándome aún sorprendida.
Lo seguí enseguida.
—Espera —me quejé, él se fue a la sala y lo perseguí dispuesta a devolverle su dinero.
Una cosa era recibir dinero por un trabajo y otra, sin motivo. Me congelé al ver que no estábamos solos, Rodrigo, Alberto y la mujer estaban allí. Todos me observaron.
—Oh —dije y llevé mi mano detrás de mi espalda. Era un tanto vergonzoso que me vieran devolver dinero.
—Chica, ven aquí —dijo Alberto, caminé en su dirección y me detuve a su lado.
Estaba sentado al lado de la mesa del bar, apuntó una silla a su lado y me senté. Él tenía delante de si un documento, supe en seguida lo que era.
—Es un borrador del contrato, quiero que me des tu nombre y número de identificación, puedes leerlo si quieres.
Asentí y tomé el papel, al ver mi mano recordé el dinero y arrugué mi frente. El hombre a mi lado alzó una ceja, pero no dijo nada, metí todo en mi bolsillo.
—Si no entiendes algo puedes preguntar.
Asentí y comencé a leer.
Probablemente él creía que no conocía algo de leyes, o que tendría problemas para entender. Claro, no sabían que había ido una de las mejores escuelas y que incluso había tenido tutores. Todo eso había cambiado luego de que mi padre cayera en la banca rota, por suerte había podido terminar mis estudios en el mismo colegio.
Leí rápidamente. Además de que faltaba mi nombre y algunos datos, el documento era un contrato común. Decía que me casaría con Patrick a cambio de dinero, que la mitad me sería entregada el día de la boda en una cuenta corriente y que el resto lo recibiría luego del divorcio.
Arrugué mi frente antes esto.
Ese trámite podía durar algunos meses, eso significaba que no recibiría el dinero luego de un año si no más. Suspiré y me encogí de hombros, no importaba mucho. También noté que faltaba la fecha de la boda, nada más.
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Solo Son Negocios
RomansaSinopsis ¿Quién era él? Mi vergonzoso y culpable amor platónico. ¿Qué me llevó a casarme con él? El dinero. ¿Y por qué me enamoré de él? Porque era como el mar. A veces calmado, tranquilo, cálido y agradable. Y otras veces furioso, destructivo, frío...