El Yandere De La Chica Rebelde ▌ᴱᴰᴵᵀᴬᴺᴰᴼ ▌

" Todo Se Fue Al Carajo "

[ Narra "___" ]

   
Tú: Cuelga – susurre nerviosa pero Zed negó – ¡que cuelgues! – dije molesta separando me de él.

Desde el teléfono pude oírle llamándome confundido, me pedía que tomará la llamada y hablará con él. Pero no puedo, es muy pronto para esto y él siguira insistiendo. Zed colgó, me quede más tranquila después de eso pero le vi escribir algo. Un mensaje.

Tú: ¿Qué haces? – le pregunte y enseguida se alejo más de mí.

Zed: Es tu padre y debe de saber que este es tu número y que... – no termino de hablar cuando me avalance contra él, pero fue lo suficientemente listo como par evitarme.

Salió corriendo del cuarto en cuanto tuvo la oportunidad, lo seguí. Corrió por el pasillo, las escaleras, sala y le vi salir por una puerta que jamás había visto pero por lo que me temía era la cochera.

Tú: Date por muerto cuando salgas de ahí, me escuchaste – le amenace.

Zed: Si supieras... Es tu padre ___, ¿por qué mantenerse alejados? – idiota no tiene porque hacer esas preguntas.

Tú: Abre la puerta – patee la madera – abre para que te pueda partir tu...

Zed: Esta tu hermano en casa – me interrumpió.

Tú: ¡Me vale madres, abre! – grite molesta.

Zed: Que grosera – me regaño cuando asomo su cuerpo por la puerta.

Le tomé del cuello y le azote contra la pared más cercana, era un debilucho ni siquiera puede mantener el equilibrio. Estuve a punto de golpearle en la cara de no ser por la pantalla del movíl que se puso entre ambos, pude leer el mensaje enviado.
        
         
         

– Papá no puedo hablar en este momento, no estoy lista aún.
Llamaré cuando lo esté, te extraño y planeó volver contigo.
Perdoname...

Atte:
___, tu hija. –
           
      

Para mayor dolor, no había respuesta. Maldición, ahora tengo que vivir con la incertidumbre de sí lo ha leído o no, no seré capaz de borrarlo. Arrebate de las manos de Zed mi móvil y le volví a azotar contra la pared.

Tú: No te metas en mis asuntos y mucho menos decidas por mí – le solté de mala gana – no soy una cobarde como para no llamar, tengo su número y eso es todo entre nosotros – finalice.

Me di la vuelta y mire a un asustado Kevin contemplando la escena que le he brindado, un maldito día no puedo tener tranquilo.

Zed: ¿De qué hablas? Tenemos un trato, yo conseguiría su número y tú me harías un favor – me reprochó.

Tú: ¡Al diablo el trató! No pienso hacer nada por ti, ya tengo lo que quiero – mostré mi celular y enseguida lo escondí cuando él trato de quitármelo.

Su cercanía y atrevimiento me fastidio, termine por plantar un fuerte golpe en su mejilla haciéndole voltear la cara. Al reincorporarse me miró sorprendido por mi trato.

Tú: No te vuelvas a aparecer en mi vida, no te necesito y acostúmbrate a esto, porque un imbecil como tú solo sirve para que lo utilicen – dije de lo más molesta.