" El Luto No Dura "

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Al menos 2 semanas han pasado desde aquel día tan cargado de tragedias, los días parecían tranquilos para la chica, quien solo se encerraba en su habitación sin nada que hacer mientras su pequeño hermano comenzaba a recuperar algo de felicidad después de la muerte de su padre.

Los días pasaban rápidos para los dos jóvenes hermanos, sin embargo la madre y ahora sostén del hogar buscaba desesperada una manera de mantenerse, ya que ahora viuda no contaba ni con el poco dinero que su esposo lograba traer y para mayor colmo su ex esposo se había tardado en hacerle llegar el deposito mensual, uno que ocultaba de sus hijos.

Martha: Los niños van a entrar en unos días a la escuela y yo con estos aprietos – se quejo al ver el cuaderno con todas las cosas que ahora debía de pagar – no, ni loca pienso mantener a esta bola de mocosos y menos a la zorra de ___, esa puede conseguir trabajo ya – mencionó molesta.

Tú: Sí no querías tanto gasto, hubieras dejado de abrir las patas a cualquier inútil que se te pusiera enfrente – reprochó la primogénita de la familia.

La mujer volteó ver molesta a su hija, quien era ella para reprocharle algo así, si de algo se parecía a su madre es en eso.

Martha: Tú te acostabas aquí con tu noviecillo ese, ya no recuerdas cuando los encontré en tu cuarto a los 15 – dijo muy feliz al callar le  la boca a su malcriada hija, pero por su mente pasó una pregunta que des agradaría – ¿qué fue de ese tipo? ¿dónde está? – pregunto volviendo a ver el cuaderno que le daba todas las razones para tener que trabajar.

___ se sentó en la mesa junto a la mujer que le era desagradable, pero para lamento de ella también era la mujer que le dio la vida.

Tú: No tengo porque decirte – la chica estaba dispuesta a no volver a recordar más a aquel chico que fue su pareja – ¿cómo piensas pagar todo esto? – cuestionó al quitarle el cuaderno de las manos.

En el estaban escritos los nombres de todos los servicios de los que disponían como agua, luz, teléfono, gas, comestibles o cuentas extras como ropa o materiales para la escuela. Las típicas cuentas que deberían de ser saldadas por una familia normal, solo que en este caso la encargada de estos pagos no se encontraba de lo más concentrada.

Martha: No sé, es mucho dinero y yo no pienso trabajar pa' mantener a una bola de gorrones – dijo molesta al referirse de sus propios hijos.

Tú: Mira esa bola de gorrones, son tres chiquillos que tuviste por caliente, así que no puedes dejarlos a su suerte – volvió a reprochar, pero esta vez defendió a sus hermanos.

Martha: ¿Y tú? Ya estás lo suficiente crecidita para buscar trabajo – demandó con un tono de superioridad.

Tú: Si consigo uno será los fines de semana, tengo escuela – dijo obvia al reclinar su silla, a lo que su madre le miró divertida por su comentario.

Martha: Tú odias ir ahí, deberías de buscar uno de tiempo completo y dejarle eso a tus hermanos que no pueden conseguir aún – pero que descaro, ni siquiera sentía preocupación hacia sus hijos menores.

Tú: Y tener que verte la cara, ni madres – comentó burlona y miró de regreso el cuaderno en sus manos – ¿por qué no cancelas el teléfono? Total nadie usa ese aparatejo – mencionó aportando una idea.

Martha: No suena mal, en fin más te vale conseguir trabajo antes de que tus hermanos entren a la escuela, necesito ese dinero – le quitó de las manos el cuaderno y se marcho.

___ pudo notar que el ambiente entre las dos no había sido como siempre, se sintió extrañamente muy ligero, por primera vez pudo conversar con ella como una madre. Sacudió con fiereza su cabeza de un lado a otro quitando todas esas ideas, ella no tenía nada de gentil y ahora debía de mantener a esa mujer.

La chica iba de regreso a su habitación, cuando unos toquidos en la puerta principal le hicieron volver atrás. Al abrir la puerta no encontró a nadie cerca, lo único que había ahí era un sobre tirado dirigido a su madre, al tomarlo noto que provenía de la escuela en la que asistían sus hermanos.

Tú: ¡Martha! – grito varias veces el nombre de su madre para hacerle venir.

Martha: Shh... – se acerco a ella con el dedo índice sobre sus labios y el teléfono siendo callado por su hombro – ¿qué quieres mocosa? – dijo sin mostrar el más mínimo detalle de cariño a su hija.

Tú: Ten – le entrego la carta y se marcho a su piso.

La mujer vio fastidiada a su muchacha, odiaba ese comportamiento tan ofensivo y altivo por parte de la menor. Regreso a la llamada y a los minutos dio por finalizada esta, después de todo ya no tendría más la oportunidad de hablar con sus amigas por teléfono. Dejo el teléfono en su lugar y habrio la carta que le había sido entregada, parecía ser de parte de la escuela de los pequeños pero no era así, este sobre venía de otro lado.

De su interior sacó unas páginas que al leerlas sacaron una enorme sonrisa a la mujer, quien enseguida marcó el número que le fue dado por este medio, al parecer la carta era mandada por un amigo de su difunto marido, un amigo que quería darle su pésame a la viuda en privado.

Después de finalizar la llamada con aquel misterioso hombre, la mujer subió a su habitación para poder arreglarse para la cita que habían acordado. Su vestuario no era precisamente casual y discreto, era revelador y sexy pero en un modo algo vulgar.

Martha: ¡___! – grito la mujer llamando a su hija, quien no bajo del todo contenta.

Tú: ¡¿Qué?! – dijo molesta al llegar con su madre – ¿qué haces vestida así? No te duro el luto para andar de putona – dijo burlesca al ver la vestimenta de su madre.

Martha: Te falta vivir mucho – contestó divertida aplicándose maquillaje – "el muerto al poso y el vivo al gozo", no me voy a amargar – termino de guardar sus cosas en su bolso – cuidas a tus hermanos, vuelvo tarde – aviso antes de salir a su cita.

Tú: Sí, adiós... Estúpida – reniego por la actitud de la mujer y regreso a su cuarto.

[...]

Hiro: ___, dile algo a Kevin me esta pateando – demandó el hermano de en medio.

Kevin: Mentiroso, tú eres el que me molesta – contra atacó el menor.

Jack: Muy creidito, solo porque duermes en el cuarto de ___, pero ella no te salvará renacuajo deforme – amenazó el hermano mayor.

Tú: Patadas son las que les voy a dar a los tres, se callan y terminan de cenar – grito molesta la hermana mayor.

Sus pequeños hermanos terminaban de cenar, mientras que ella veía la televisión desde la comodidad del sillón. La pobre no había desarrollado la paciencia suficiente para soportar al trío de tornados que tenían por hermanos, al menos no todos a la vez.

Jack: ¿Mamá donde está? – pregunto el niño al sentarse al lado de su hermana.

Tú: Salió, ¿terminaste? – Jack asintió – vete a bañar y luego te aseguras que Hiro se duerma – ordenó la chica para luego levantarse a limpiar.

Los niños habían terminado de comer y enseguida subieron a tomar un baño, para luego recostarse, pero Kevin decidió quedarse a esperar a su hermana en lo que ella terminaba de limpiar. La noche terminó con todos los hermanos dormidos en sus habitaciones, pero ni durante esa noche ni la siguiente la madre se había hecho presente.

           
      
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Miércoles entre las 12:00 y las 2:00 de la tarde.

El Yandere De La Chica Rebelde ▌ᴱᴰᴵᵀᴬᴺᴰᴼ ▌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora