El Yandere De La Chica Rebelde ▌ᴱᴰᴵᵀᴬᴺᴰᴼ ▌

" Lorenzo "

– Narra Tú –

      
La semana paso de lo más lenta y difícil que se pudo, no tuve ningún momento de tranquilidad después de la visita de esos oficiales. Todo resultó ser cierto.

El hombre que había chocado en un local del centro, fue declarado culpable de la muerte de Kevin, todo porque uno de tantos mechones que fueron encontrados en su camioneta, coincidió con el ADN de mi hermano.

Un forense declaró que la causa de muerte fue asfixia, pero no se encontraron huellas. Uno pensaría que un mechón no era prueba suficiente un triste mechón de cabello, pero luego se declararía que mi hermano y el maldito aquel murieron la misma noche.

El funeral fue sencillo debido a los gastos que sufriamos, varios nos apoyaron de diferentes formas. A comparación de Mauricio, Kevin sí era querido por todos.

Durante estos días he recibido miles de pesames, disculpas y consuelos que solo me ahogan y enojan.

Martha: ___ debes llevar a tus hermanos a la escuela – dijo desde la puerta de mi habitación.

Y ahora debía de cuidar de ellos, solo ocasionan problemas. Tomé mis cosas y salí de casa sin decir ninguna palabra, Jack y Hiro me alcanzaron por el camino.

Mi mirada estaba clavada en las calles y mi mente vacía, no lloraría por Kevin, lo hice en su tiempo pero ya no más. Lo único queme reconforta es saber que le hice feliz durante el tiempo que convivió conmigo, pero debo de admitir que mi habitación se siente más vacía desde su muerte.

Tú: Caminen – mencione antes de girarme sobre mis talones y regresar por donde vine.

Jack: ¿A donde vas? La escuela está para allá – le oí reclamar.

Tú: Es una cuadra, es de día, ninguno morirá – dije molesta volteando a verles.

Me miraron tristes, ellos eran conscientes de mi odio a ellos por lo de mi hermano menor. Necesitaba urgentemente algo en que descargar mi furia, antes de hacerlo con ellos, me marche en dirección a la escuela.

Por primera vez y gracias a mi enojo, llegué temprano a la escuela en donde fui recibída por miradas y murmullos de todos los que estuvieran cerca. Las malas noticias corrían, y ser la rebelde de la escuela y tener dos funerales en menos de un mes, no era algo que pasara desapercibido.

Por los pasillos de la escuela mire a Rafael, el tipo guapo y por el que todas morían. De nuevo estaba molestando a alguien, justo lo que necesitaba. Me acerque furiosa a él y sin previo aviso, le he golpeado en la mejilla y me he dejado caer sobre él.

En el piso seguí desquitando toda mi rabia directamente en su cara, en un principio tome la ventaja por tomarle desprevenido, pero eso no le detuvo a hacerme frente. Una multitud se formo a nuestro alrededor, por lo que muy pronto pude escuchar el silbato del profesor de educación física.

Unos brazos me jalaron desde la cintura, separandome con fuerza del idiota de Rafael. Después de eso me cargaron fuera de toda la escena, en donde el profesor solo encontró a Rafael tirado en el suelo con el labio roto y la cara golpeada.

Me dejé arrastrar un poco hasta el laboratorio de la escuela.

Zed: Estoy convencido, eres una idiota – me ofendió al soltarme.

Tú: Y tú terminarás peor que él – dije sacudiendo mi ropa, tenía una que otra mancha de la sangre de Rafael.

Zed: Si te ven así, te expulsaran – me miró preocupado – oye... T-tú... Me ayudaste – tartamudeo.

Tú: ¿Eras tú a quien golpeaba? – asintió – debí imaginarme, todo el mundo te odia – mencione divertida.

La campana sonó interrumpiendo la pequeña platica que teníamos ese idiota y yo. Los asientos en el salón se llenaron con rapidez, por lo que aproveché para tomar uno cerca de la ventana y lejos del maestro, que era nada más que Hippie de filosofía.

Profesor: Todos a sus lugares, mis criaturas de la creación – dijo en un tono muy común de los hippies – ya todos en orden, me temo dar este aviso triste – dijo dejando caer la cabeza – hemos de dar una despedida a un ser inocente que ha caído, ___ – todos me voltearon a ver y enseguida los murmullos inundaron el salón – un minuto de silencio por tu perdida.

Mire como el profesor se ponía en posición de oración, escuche risas y frases ridículas de parte de mis compañeros. "Esta maldita", "era de esperarse de ella", "su familia es peor, su padre un criminal y su madre una prostituta", "de seguro, ella es hija de las aventuras de su madre", etc.

Cuando escuche lo suficiente como para llegar a mi límite, tome mi mochila y salí del salón, por suerte al maestro no le importó. A cada paso que daba me urgía por encontrar algo en que descargar mi enojo, ¿qué clase de burla fue la de hace rato? No necesito de la pena ajena, y mucho menos oír falsos "lo siento" de quienes no me importan.

Me dirigí a paso veloz a la entrada de la escuela, pero una mano me sujeto fuerte del brazo. Por enojo o impulso, solté un puñetazo dirigido a la cara de quien sea que me ha detenido, fue tarde cuando me percaté de quien era.

Prof. Ramírez: Difícilmente saldrá de esta señorita – me regaño al sobar su quijada.

Me tiro de regreso al salón, en todo el camino intenté soltarme o por lo menos evitarle caminar, pero nada funcionó. Literalmente me llevó a rastras a la puerta de mi salón.

Prof. Ramírez: Dudo mucho que usted maestro, haya dejado salir a esta alumna – dijo molesto aún forcejeando conmigo.

Profesor: Colega, ella ha perdido a alguien es comprensible su actuar – me miró triste, ¿cómo aceptaron a alguien que se fuma porros de Maria y Juana? – déjela.

Prof. Ramírez: No, esta alumna ha causado demasiados problemas, es hora de que sea castigada como se merece, permiso – anunció antes de llevarme con él a detención.

Tú: Sueltame – me quejé.

Prof. Ramírez: Como has cambiado ___ – le oí melancólico al llegar a detención, en donde me soltó – ¿dónde es la niña qué me llamaba tío? – pero que cínico.

Tú: ¡Que te jodan! – grite molesta – tú no eres nadie para pedirme nada, gracias a ti y tus consejos mi padre se fue – le acuse.

Prof. Ramírez: No podía dejar a mi amigo sufrir aquel infierno, Martha no lo amo jamás – argumento a su favor.

Tú: Pero si que dejara a su hija con esa bruja, ni siquiera le has dicho que eres mi profesor – le lancé un libro de mi mochila.

Prof. Ramírez: Ni te has dignado a saber de él, no está en condiciones de saberlo – esquivó el libro.

Tú: ¡Maldito seas Lorenzo! – grite molesta y le volví a lanzar un cuaderno.
      
          
        
        
        
               
       
      
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Martes a las 2:00 am en adelante....

Se que ayer debí actualizar, pero se me olvidó que ese día era el cumpleaños de mi hermano... Y ps, comí como albañil y me ganó el famoso mal del puerco.

En resumen comí tanto que me quede dormida todo el día.

Cambio la hora de actualización porque me desveló mucho, así que es más fácil publicar a esa hora y ustedes pueden conectarse a cualquier hora del día y ya estará disponible.

Los días no cambian, solo la hora... Perdónenme por avisar así.