—¿En serio te contó la historia de la estrella? —preguntó Jimin.
—Sí...
-¡Vaya! Nunca se la había contado a nadie además de mí o mi madre. ¡Debiste caerle bien! —exclamó contento el pelinegro, apoyando su cabeza en el hombro de Jungkook.
El viaje era largo puesto que todas las pistas de hielo estaban ubicadas en el centro de la ciudad. Por suerte, entre canciones y risas, el viaje no fue demasiado cansador para ninguno de ellos.
—Hace años que no vengo aquí —suspiró Jimin cruzando la puerta de entrada.
—Creo que se ve bonito —sonrió el castaño al ver la pequeña nube de vapor que salía de su boca cuando hablaba.
—Lo es —confirmó Jimin—. Vamos a buscar unos patines —tomó la mano de Jungkook, guiándolo por el lugar.
La pista de hielo era enorme y aunque Jungkook no sabía cuánto medía, todos decían que esa era la más grande de la provincia.
Las gradas estaban ocupadas por algunas familias con niños pequeños y varias parejas; también se veían a unos cuantos patinadores que recién iniciaban su carrera, junto a sus entrenadores.
Algunos conos de colores brillantes señalaban el sendero por el cual se podía circular, pero no había mucha gente dentro de la pista a comparación de la que estaba en las gradas.
Los chicos que trabajaban allí les habían dado dos pares de patines color negro y muy amablemente le habían enseñado a Jungkook cómo atarlos.
—No creo que nunca hayas pisado una pista antes —Jimin entrecerró los ojos.
—Es verdad —dio unos pasos el castaño, sintiendo el hielo bajo los patines.
—Pues no te creo, ¿cómo es que puedes patinar tan bien a la primera? No te caíste en más de tres metros.
—Quizás le encuentro la mano a las cosas rápidamente —siguió sonriendo el castaño.
—Deja de sonreír —protestó Jimin, golpeando su hombro con el de Jungkook al pasar junto a él.
Patinar sobre hielo no era difícil si solo te concentrabas en mantener el equilibrio y en sentir las cuchillas deslizándose... Aunque tampoco era fácil si intentabas saltar y no pisabas bien el hielo al momento de aterrizar.
—En serio, deberías dejar de hacer eso —rió con fuerza el pelinegro, sujetando su estómago, mientras veía a Jungkook en el piso por décima vez en menos de cinco minutos.
—Yo sé que puedo, es solo que debe haber algún truco para lograrlo o algo —frunció el ceño.
—Ya —rodó los ojos Jimin dejando de hablar.
—¿Qué pasa? —preguntó Jungkook al notar que su compañero de patín estaba demasiado quieto, serio y callado. En una fracción de segundo, las comisuras del pequeño Park se elevaron.
—¡Atrápame! —gritó patinando lejos del castaño.
—No es justo, estás muy lejos —se quejó Jungkook, esquivando a las personas que también buscaban divertirse un rato.
—¡Esa es la idea! —volvió a gritar Jimin, dando un elegante giro para cambiar su dirección y patinar hacia atrás: observando los lindos ojos negros del más alto.
—¡Te tengo! —exclamó Jungkook, abrazando por detrás la cintura de Jimin, su pecho chocando contra la espalda del más bajo.
Mientras ambos se perseguían y Jungkook intentaba saltar en el aire, las horas parecían volar. Solo tomaron una pequeña merienda liviana para luego poder seguir patinando.
ESTÁS LEYENDO
Canta para mí [SIN EDITAR]
FanfictionCuando el odio de su familia logra destruir sus sueños, Jungkook comienza a trabajar en un supermercado. Sintiendo el peso de las mentiras sobre sus hombros, intenta huir de su pasado que poco a poco lo consume. Jimin es un joven bailarín contemporá...