Capítulo 19: 1 de septiembre

248 25 7
                                    

La mañana del primero de septiembre, Jungkook no fue a trabajar. A pesar de que su jefe le había dado el día libre, despertó a las seis de la mañana y luego de bañarse preparó su desayuno.

Contra su propia filosofía de vida ("cuanto más duermas, más energía y belleza tendrás"), Park Jimin despertó a las cinco de la mañana.
Lo primero que hizo el rubio, luego de desayunar, fue comenzar a sacar todas las cosas que necesitaría.

La decoración del lugar sería sencilla: globos y serpentinas.

Lo primero que debía hacer era limpiar la sala y cambiar de lugar los muebles. Luego de barrer toda la sala, Jimin dibujó todas las posibles ubicaciones de los muebles. 

Acomodar los muebles de la sala era una tarea pesada pero su padre se negó a ayudarlo argumentando que " él debía preparar la comida y bebidas".

Tras casi dos horas de puro esfuerzo físico, Jimin quedó satisfecho. La televisión seguía sobre el mismo mueble, en el centro de la sala; el gran sillón bordó fue calzado sobre la pared frente al patio, mientras que el pequeño par de sofás marrones quedó junto a la tv; también había sillas en el patio trasero.
Lo último que faltaba era trasladar la mesa de la cocina a la sala, para dejar allí la comida y bebidas.

La siguiente tarea era, probablemente, la favorita de Jimin: colocar las decoraciones. Junto a su padre, infló con helio los setenta globos que había comprado; algunos fueron atados en las sillas del jardín, otros quedaron en el techo de la sala (con sus hilos colgando) y el resto atados en diferentes muebles de la casa.

Algunas sepertinas negras, blancas, rosadas y azules fueron pegadas desde la entrada de la casa hasta la puerta del jardín; corazones plateados adornaron todas las puertas de la casa (excepto la de entrada).

A las cuatro de la tarde, Izzy llegó a la casa de Jimin junto a su amiga Kray (una chica de cabello azul, ojos grises y uñas rojas) que era dj.

Luego de las seis de la tarde, la gente comenzó a llegar y Jimin emprendió su viaje hasta el departamento de Jungkook.

Grande fue la sorpresa de Jeon al abrir la puerta de su casa y caer al piso: Jimin, literalmente, se había lanzado hacia él.

—¡Feliz cumpleaños, Jungkookie! —rió Jimin, depositando un gran beso ruidoso en la mejilla del castaño.

—¿Jimin? ¿Qué estás haciendo aquí? No sabía que vendrías —frunció el ceño mientras sus manos palpaban las mejillas rellenas del rubio.

—Oh, hay muchas cosas que no sabes conejito —rió el pequeño Park, saliendo de encima del chico.

—Gracias por venir, Jiminie. No era necesario.

—Por supuesto que sí era necesario.

Jungkook cerró la puerta de su departamento y caminó hasta la cocina.

—¿Quieres comer algo? —preguntó abriendo un paquete de papas fritas.

—No. Quiero que te vistas bonito y vengas conmigo.

—¿Cómo? —se extrañó.

—Lo que oíste, vístete y ven conmigo. Mi papá horneó un pastel para ti —mintió con una sonrisa.

—Oh, Jimin, no deben... Es demasiado.

—¡Nada, nada! Arréglate —los pequeños brazos de Jimin lo empujaron hasta su cuarto.

Cinco minutos después, un Jungkook con jeans negros, remera blanca, chaqueta de cuero y botas negras, salió de su habitación.

—Em... ¿Jimin? —Jeon movió una mano frente al rubio.

—¿Sí?

—Estás, este... Estás babeando.

De inmediato, con las mejillas sonrojadas, el rubio limpió su baba y tomó la mano del menor.

—¡Hora de irse!

Luego de mandarle un mensaje a Izzy, ambos chicos bajaron del autobús.

Al abrir la puerta de su casa, Jimin solo vio oscuridad; Jungkook entró primero y en cuanto la puerta fue cerrada por el rubio un gran grito sobresaltó al castaño.

—¡Sorpresa!

Rápidamente, los ojos de Jungkook se clavaron en su acompañante.

—Jimin, ¿qué es esto? —inquirió en voz baja.

—Tú fiesta de cumpleaños, ¿te gusta?

—Jimin, vámonos por favor. Dirán cosas feas y no...

—Kookie —los pequeños dedos de Jimin acariciaron las mejillas del castaño—. Nadie hará ni dirá nada malo. Izzy me ayudó a traer a esta gente, son amigos de ella y nos aseguramos de que no piensen "como tú sabes" sobre ti —sonrió.

—Jimin...

—Solo hay veintidós personas, contándonos a nosotros.

—Ah, Jimin... —suspiró.

—Un ratito. Podemos escaparnos a mi cuarto en cualquier momento —guiñó un ojo el rubio.

—¿Estás coqueteándome? —sus comisuras se elevaron levemente.

—Quizás —acercando su boca al oído del más alto, susurró:— Quédate a mi lado y descúbrelo.

Con la mano de Jimin apretando la suya, Jungkook saludó a cada uno de los invitados y agradeció tanto a Izzy como al padre de Jimin por aquella fiesta.

—¿Esa es...?

—Sí, es Ariana Grande.

"God is a woman" sonaba en aquel instante.

—Por eso me preguntaste cuáles eran mis canciones favoritas.

—Correcto.

Una leve risa escapó de los labios del castaño.

—Tenías todo planeado...

—Sígueme —pidió Jimin.

—¿A dónde? —ambos chicos sonrieron.

—A mi cuarto.

—¿Tu cuarto?

—Así es. Ahora vamos.

Mediante algunos empujones suaves, llegaron a la habitación del rubio. Antes de entrar, las manos de Jimin cubrieron los ojos del chico.

—Me encantan tus ojos pero esto es una sorpresa —susurró detrás de Jungkook.

—Jimin...

—Ya, ahora ábrelos.

Lo primero que captaron los ojos del castaño al entrar en el cuarto de Jimin fue oscuridad, lo segundo que vio fue la gran sonrisa de su amigo alumbrada por una suave luz plateada.

Al levantar su rostro, Jungkook descubrió qué era lo que alumbraba la habitación: pegatinas con forma de estrellas que brillaban en la oscuridad.

—Ábrelo —pidió Jimin, extendiendo una pequeña caja negra con un lazo azul.

—No, no puedo aceptarlo —titubeó—. Esto es...

—Esto es tuyo y sí puedes aceptarlo porque yo te lo estoy regalando a ti —repuso el rubio mientras abrochaba la pequeña cadena plateada alrededor de la muñeca del chico.

—Jimin... —negó con la cabeza, observando de su muñeca al interior de la caja.

—Acéptalos. Sé que volverás a cantar —afirmó tomando las manos de Jungkook entre las suyas—. Sé que cumplirás tu sueño y quiero que cuando estés cantando, escuchando la música... me recuerdes.

Sin dudarlo, el castaño abrazó a Jimin y sonrió sintiendo una agradable sensación en su pecho al observar nuevamente la pequeña caja: un bonito par de auriculares azules, como los que usaban los cantantes en sus presentaciones, tenían grabadas las iniciales "JK" en uno y "JM" en el otro.

En ese momento, Jeon Jungkook solo pidió un deseo: estar siempre junto a Jimin.

Canta para mí [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora