Capítulo 3: Almas solitarias

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El camino hacia el parque se hizo tan lento como nunca antes. Jungkook sentía el peso de la vida sobre su espalda: tenía veinte años y se sentía tan viejo y demacrado... Su alma se sentía vieja y solitaria.

Tantos años siendo despreciado por "su familia", hundiéndose bajo el peso de las incontables mentiras que la gente inventaba sobre él, siendo consumido por su autodesprecio.

Al pisar el césped mojado, recordó las palabras de la misteriosa mujer del supermercado; observando a su alrededor, decidió sentarse bajo aquel solitario ombú. Entre tanta soledad, quizás ambos pudiesen hacerse compañía por una noche.

... I wanna know everything...

Cerró los ojos apoyando su espalda en la corteza de aquel fuerte arbusto, inclinó su cabeza hacia atrás y flexióno sus rodillas. La lluvia comenzó a caer con intensidad, mojando su ropa y sus cabellos. Ni siquiera notó que estaba llorando hasta que oyó los sollozos brotando de su garganta.

Don't leave me, I believe...

Tironeó con fuerza sus cabellos y gritó. Sentía tanta rabia, tanto odio, tanto miedo y tanta soledad.

¿Por qué sus padres lo habían echado de su casa sin siquiera querer oír su versión de la historia? ¿Por qué la gente que no lo conocía creía todos los rumores sobre su persona? ¿Por qué nadie creía en él? ¿Por qué era tan débil e inútil?

Call me, destiny...

¿Alguna vez alguien lo oiría? ¿Alguien secaría sus lágrimas? Ni siquiera pedía que lo amasen: solo quería poder amar, poder abrazar a alguien sin que esa persona lo rechazara o mirara con asco.

Solo quería poder sentirse suficiente, poder perdonarse por algo que no hizo pero que todos creían que sí... Volver a amarse a sí mismo sin importar lo que todos le dijesen o opinasen sobre él.

Please don't leave me...

Apoyó su frente sobre sus rodillas y se abrazó a sí mismo, intentando sostenerse... intentando dejar de hundirse.

Un par de brazos lo rodearon desde su costado y sin pensar en nada más se lanzó hacia ellos. Sus manos heladas se aferraron con desesperación al abrigo de aquella persona. Una mano acarició sus cabellos castaños mientras que otra comenzó a trazar figuras abstractas sobre su espalda.

Cuando notó que el pecho de esa persona subía y bajaba a ritmos desiguales, retiró sus auriculares y oyó, además de su llanto desgarrador, una suave y tierna voz cantando.

—... I just wanna blow your mind...

Apoyó su frente sobre el pecho ajeno.

—... I want you be your light, baby... Yeah you should be your light, baby...

Con sus manos temblando resfregó sus ojos, notando cómo su llanto dismunía. Una mano pequeña le extendió un pañuelo gris y él lo tomó entre sus dedos.

—... I want to be your night, baby... Yeah, I could be your night...

Con cuidado, dejó de rodear a aquella persona y limpió su nariz. Intentando respirar con calma, levantó su rostro.

—... Oh oh oh oh... —finalizó el chico frente a él. Mirándolo con una sonrisa, acarició los cabellos empapados de Jungkook—. Sabía que eras guapo, pero nunca creí que tanto.

—¿Nos conocemos? —preguntó confundido el castaño, limpiando sus mejillas.

—¡Caray! Creí que mi presencia era inolvidable siempre —bromeó el chico, sentándose sobre el césped; Jungkook observó sus rodillas manchadas de barro: aquel chico lo había estado abrazando de rodillas.

—¿Están bien tus piernas? —acercó una mano a la pierna ajena y antes de tocarla se alejó; él no era nadie como para acariciar al amable joven frente a él.

—Por favor, soy bailarín: mis piernas han pasado cosas peores —rió el pelinegro—. ¿No me reconoces? —preguntó haciendo una mueca.

Entonces Jungkook reparó en que del bolsillo del abrigo del chico sobresalía una bolsa amarilla y sus manos llevaban anillos.

—¿Jimin? —preguntó sorprendido.

—Te dije que quería saber tu nombre —se excusó el pelinegro, subiendo y bajando los hombros, algo sonrojado.

—¿Estuviste esperando que saliera de la tienda? ¿Todas estas horas, bajo la lluvia?

—Solo fueron cuatro horas y estuve bajo el techo de una tienda de ropa. Cuando te vi salir, te seguí —desvió la vista.

—¿Cómo sabías que era yo? Podría haber sido cualquiera.

—Tengo muy buena visión —le guiñó un ojo. Por supuesto que no le diría al castaño que había estado observándolo todo el día, mientras él despachaba a los clientes.

—Estás loco —sonrió débilmente.

—Quizás, pero te he hecho sonreír y déjame decirte que así te ves mucho más guapo —inevitablemente Jungkook rió y se levantó del césped.

—Es tarde, deberías ir a tu casa —aconsejó ayudando a Jimin a levantarse.

—Lo sé, pero ya no pasa mi autobús y no voy a caminar cuarenta cuadras solo, bajo la lluvia, a las doce de la noche.

—Si quieres puedes...

—¡Sí! —lo cortó el pelinegro; carraspeó y siguió:— Quiero decir, claro, no hay problema.

—Pero ni siquiera sabes lo que iba a decir —sonrió Jungkook.

—¿Lo suponía...?

—Si no te molesta, puedes dormir en el sofá... o en mi cama.

—¿Contigo? —aventuró el pelinegro, misteriosamente se sentía cómodo al coquetear con Jeon.

—No: yo dormiré donde tú no duermas —rodó los ojos el castaño. Jimin bufó y ambos comenzaron a caminar bajo la lluvia.

Esa noche, ambos chicos compartieron el mismo camino con tímidas miradas y pequeñas sonrisas.


________________ 《♡》_______________

La canción que escucha Jungkook bajo la lluvia:
Don't leave - BTS.

La canción que canta Jimin mientras consuela a Jungkook:
Promise - Jimin (BTS)

Canta para mí [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora