El otoño había comenzado varias semanas atrás pero esa mañana el viento despeinaba los cabellos de Jungkook y amenzaba con volar las bufandas de los transeúntes.
Al subir al transporte público o echar un vistazo a las personas que caminaban por la calle, podías ver a todos vistiendo camperas abrigadas, tapados ligeros, bufandas e incluso guantes.
El frío había hecho acto de presencia sin que nadie lo llamara.
Jungkook ajustó su chaqueta negra, tomó su mochila y bajó del autobús. Al entrar en The Happy Market, saludó con una mano a Izzy y fue a cambiarse. Como siempre, su gorra roja ocultaba su cabello pero, esta vez, Jeon se había asegurado de dejar a la vista su rostro.
—Bienvenidos a The Happy Market —saludó con una sonrisa, cobrando los comestibles que una pareja de ancianos le entregaba.
—Buenos días, joven. ¿Podría darnos una bolsa? —pidió el anciano.
—Claro —le entregó la bolsa—. Son doscientos veinte wons.
—Muchas gracias.
—Hasta luego.
Desde lejos, Izzy no despegaba sus ojos del castaño. Con una pequeña sonrisa se preguntaba a qué se debía aquel cambio en su amigo.
Cerca de las tres de la tarde, los clientes solían disminuir en la tienda, por lo que cada cajero aprovechaba a hacer algo de su agrado. Jungkook estaba escribiendo en una libreta con tanta atención que ni siquiera notó que la pelirrosa le había tomado una foto.
—Disfrútalo —exclamó en voz alta, mientras le enviaba aquella imagen a Jimin.
Pasadas las ocho de la noche, una anciana cruzó las puertas de The Happy Market y tomando una tableta de chocolate, se acercó a Jungkook.
—Buenas noches, ¿desea alguna otra...? —el castaño guardó silencio de repente al ver los ojos plateados de la mujer.
—Cuídalo mucho, él te quiere como no tienes idea y es capaz de hacer cualquier cosa por ti —susurró preocupada, sin despegar sus ojos de los contrarios—. Cuídalo.
La mujer dejó un billete junto a Jungkook y salió del lugar, dejando al castaño totalmente confundido. Sin duda alguna, se trataba de la misma mujer que, meses atrás, apareció cuando conoció a Jimin.
Todo eso podía ser una simple casualidad si ella no le hubiese dicho, en ese entonces y ahora, cosas tan extrañas. Quizás estaba loca pero... cuando le sugirió que se alejara de los columpios, él conoció a Jimin. Eso no era casualidad.
Confundido, Jeon se sentó en el banquillo, detrás de la caja, intentando buscar algún sentido en aquellas palabras que sonaban a advertencia.
Jungkook no tenía más amigos que Jimin e Izzy, y de ellos dos Jimin era el único hombre... Por lo que la mujer debió haberse referido al rubio pero ¿de qué debía cuidar Jungkook a Jimin?
Las horas pasaron tan rápido como un abrir y cerrar de ojos.
Como las últimas semanas, Jungkook e Izzy salieron juntos del trabajo.
—Me gusta tu nuevo cambio, te sienta bien —halagó Isabella.
—¿Cambio?
—Ya sabes, ahora no estás ocultando tu cara todo el tiempo con los clientes. E incluso sonríes más... Jimin te hace bien.
Ambos tomaron el mismo autobús y luego de sentarse siguieron hablando.
—Jimin es como... mi vitamina, creo -rió feliz—. Él me hace sentir bien conmigo mismo y me ayuda a aceptarme tal cual soy.
—Eso es bueno.
—No sé qué hubiese sido de mi sin Jimin.
—Seguramente hubieses seguido ocultándote detrás de tu gorra e ignorando a todo el mundo.
—No era intencional, solía creer que no merecía importarle a alguien.
Izzy suspiró y lo codeó suavemente.
—Lo sé, a todos nos pasa en algún momento de nuestras vidas —sus ojos verdes observaron la ventanilla—. No saber qué hacer, qué decir, qué pensar... Amarse y aceptarse a uno mismo es difícil, todos pasamos por eso pero cuando lo logras —centró sus ojos en los de Jungkook—, es hermoso.
—Te creo —sonrió.
—Bueno, esta es mi parada —se despidió del castaño.
—Nos vemos mañana.
—Adiós.
El celular del castaño vibró en su chaqueta, sobresaltándolo: un número desconocido lo llamaba.
—¿Hola? —preguntó confundido.
—Jungkook... —al otro lado del teléfono, una voz gruesa lo saludaba e inmediatamente se estremeció. Armándose de valor, Jeon carraspeó y siguió hablando.
Al llegar a su departamento, tomó su cuaderno de su mochila, una lapicera y continuó escribiendo sentado en la sala.
—Aún si bailo solo, la lluvia sigue cayendo. Cuando esta niebla se disperse, correré con mis pies mojados. Sostenme cuando eso pase...
Dejando su guitarra en el sofá, observó el cielo azul; desde lo alto y lejano, la luna oía su voz.
Quizás había estado muchos años sin nadie a su lado, había soportado insultos de toda clase y había sido juzgado sin ser conocido... pero todo lo malo llegaba a su fin. Tal vez la felicidad llegase a su vida. Ahora.
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La cancion que compone Jungkook:
Still with you - Jungkook (BTS)
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Canta para mí [SIN EDITAR]
FanfictionCuando el odio de su familia logra destruir sus sueños, Jungkook comienza a trabajar en un supermercado. Sintiendo el peso de las mentiras sobre sus hombros, intenta huir de su pasado que poco a poco lo consume. Jimin es un joven bailarín contemporá...