Capítulo 15: Un buen amigo

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A medida que Jungkook y Jimin seguían conociéndose, el tiempo parecía volar. Sin que ninguno de los jóvenes lo notara, los días y semanas habían pasado igual que un suspiro.

Los dos chicos estaban cercanos a celebrar el cumpleaños de Jungkook, lo cual también incluía un nuevo aniversario de su amistad: seis meses.

El señor Park, padre de Jimin, se había acostumbrado a oír a su hijo hablar del castaño. Las cenas entre la pequeña familia Park y Jeon Jungkook eran algo rutinario, al igual que las pijamadas, salidas y reuniones de baile.

En octubre, algunos días antes del cumpleaños de Jimin, se realizaría la tan ansiada presentación de baile en la que solo los mejores bailarines de LY participaban; por supuesto, Jimin estaba incluido. Pero lo que más emocionaba a estos tres hombres era el hecho de que a esa presentación asistirían ceos de las más importantes empresas de baile de Corea y del extranjero.

Con ayuda de Jimin, Jungkook había vuelto a bailar y cantar.

Ambos chicos se conocían casi perfectamente: sabían lo que le gustaba al otro y lo que no, podían entenderse con solo una mirada; se cuidaban y animaban entre ellos. Pero aún así, Jimin no podía contarle uno de sus mayores secretos al castaño. Por su parte, Jungkook no le había explicado a Jimin en qué se basaban los rumores acerca de su persona.

La química entre ellos era algo innegable.

Fue en una de las tantas noches durante las que Jungkook cenaba con los Park, que el padre de Jimin lo condujo al patio trasero de la casa.

—Estoy muy feliz de que hayas aparecido en la vida de mi pequeño, Jungkook —comenzó a hablar el mayor mientras observaba el cielo nublado.

—Yo también lo estoy. Él es... —volteó hacia atrás y observó, al ahora rubio, riendo en la sala— único.

—Realmente lo es -sonrió—. Pero no es perfecto, Jungkook. Si te digo esto es porque no conoces a Jimin tanto como yo y sé que él te importa. He estado a su lado desde que nació... No se si él te haya contado sobre sus pesadillas —el señor Park lo miró.

—Me dijo que le costaba dormirse, así que siempre me quedo a su lado —frunció el ceño Jungkook.

—Es más que eso —ambos se alejaron de la casa y se acercaron al árbol del patio.

—Creo que no lo entiendo, señor —comentó preocupado el castaño.

—Jimin lleva con esas pesadillas casi ocho años, Jungkook. Él nunca me dice qué sueña.

—No tenía idea —nuevamente, los ojos de Jungkook se dirigieron a la lejana silueta del rubio.

—Eso pensaba, por eso te digo esto. Jimin no quiere decirme qué causa sus pesadillas pero hace años durante una de las tantas noches en las que despertó llorando... —la mirada del hombre se veía tan triste y preocupada que Jungkook sintió un nudo en el estómago— él me pidió que nos mudáramos. Esa situación se repitió durante semanas hasta que decidí hacerle caso. Al llegar aquí, los primeros días, dejó de tener pesadillas y creí que todo estaría bien. Unos días antes de su cumpleaños número diecinueve, volvió a despertar llorando. Desde ese momento, a no ser que tú estés junto a él, sigue ocurriendo aquello.

—Nunca me dijo nada —a lo lejos, la figura de Jimin bailaba con la música de la televisión.

—Lo suponía. Escucha, Jungkook —el hombre lo miró de frente, tenía los ojos llorosos y la mirada desesperada—. Sé que no estás pasando por tu mejor momento y no tengo idea de por qué la gente dice lo que dice sobre tu persona... pero te he visto cuidar de mi hijo durante todos estos meses, sé cuánto lo mimas y consientes porque quieres verlo sonreír. Hay cosas que uno no le cuanta a sus padres pero sí le dice a sus amigos o pareja.

—¿Qué quiere decir? —preguntó el castaño.

—Lo que quiero decir es que si en algún momento Jimin te dice algo acerca de sus pesadillas o sobre qué es lo que tanto lo atormenta... por favor no lo dejes solo, no lo juzgues. Taehyung es su mejor amigo y hablan a diario pero él está en otra ciudad. Jimin es todo lo que tengo y yo soy lo único que tiene además de ti -la mano derecha del señor Park sujetó el hombro del menor—. No lo dejes y cuídalo, ¿sí? Él te quiere como no tienes idea. A pesar de todo lo que sufre en silencio, siempre sonríe cuando te ve o habla de ti.

—No lo voy a dejar, señor Park. Jimin es muy importante para mí también y sé todo lo que vale —habló con sinceridad.

—Muchas gracias, Jungkook. Eres un buen amigo —con lágrimas en los ojos, aquel hombre lo abrazó con fuerza y cariño.

Sentado sobre el colchón, junto a la cama de Jimin, Jungkook se preguntaba qué era aquello que tanto atormentaba al pequeño y dulce Park.

Con cuidado, el castaño se acostó sobre la cama de Jimin, tratando de no despertarlo. Con los ojos cerrados y la respiración calma, Park Jimin lucía como un ángel durmiendo.

Los brazos de Jungkook rodearon la cintura del rubio y el menor apoyó su frente en el pecho del chico, oyendo el suave latir del corazón de Jimin hasta dormirse.

Canta para mí [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora