Capítulo 4: Un ángel

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—Puedes dejar tu ropa aquí y luego la pondré a lavar —habló Jungkook cerrando la puerta de su departamento, dejando a un lado su abrigo y zapatos.

—¿Quieres que me desvista frente a ti? —alzó una ceja con picardía Jimin.

—No... —respondió el castaño soltando una carcajada ante las ocurrencias del chico— Solo deja tus zapatos y tu abrigo.

El pelinegro dejó sus cosas junto con las de Jungkook y se abrazó a sí mismo, tiritando.

—Ven, por aquí está el baño —lo guió el castaño—. Primero dúchate tú, te prestaré algo de mi ropa.

—¿Y dónde te ducharás tú? —frunció el ceño Jimin.

—También aquí —respondió y al ver la sonrisa traviesa del otro, se apresuró a añadir:— Luego de que tú salgas.

—Qué aburrido —suspiró el pelinegro y cerró la puerta del baño.

Jungkook sonrió e intentó buscar algo de ropa para él y para Jimin. Eligió un par de pantalones deportivos grises y una sudadera verde (que posiblemente se verían grandes en el pelinegro) y un pantalón negro junto a una sudadera gris para él. Buscó algunas camisetas y medias.

Finalmente, llegó a la parte más difícil: la ropa interior. Por suerte había comprado varios bóxers extras el mes pasado y aún no los había usado. Eligió uno blanco para Jimin y uno negro para él.

Sonrojado, tomó todo lo destinado a Jimin y golpeó la puerta del baño.

—Pase.

—Hola Jimin, encontré esta ropa para ti...

—Genial, gracias -asomó su cabeza el pelinegro, descorriendo un poco la cortina del baño.

—No es nada —sonrió Jungkook  observando todo en el baño, excepto la ducha— ¿Necesitas algo más?

—No, gracias —sonrió el pelinegro, haciendo que sus ojos se cerraran casi completamente.

Jungkook salió y dando un suspiro se encaminó a la cocina. Tenía algo de pizza y ramen en la heladera ya que siempre volvía del trabajo cansado y no cocinaba hasta el día siguiente. Calentó la comida y preparó un poco de café caliente.

—Hola —saludó Jimin, entrando a la cocina.

Jungkook volteó a verlo e inmediatamente sonrió. Sonrojado, Jimin escondió sus manos en el bolsillo de la sudadera.

—Me veo pequeño —se quejó el pelinegro, haciendo un puchero.

—Perdón, era lo más abrigado y pequeño que encontré —mintió descaradamente Jungkook: tenía suéteres mucho más abrigados y algunas sudaderas que ya le quedaban pequeñas. Pero por alguna razón, había optado por entregarle aquellas prendas al chico.

—¿Eso es ramen? —preguntó acercándose a la cocina.

—Sí, ¿tienes hambre?

—Mucha: hoy solo almorcé papas.

—¿Cómo?

—Sí, mira... —dijo Jimin saliendo de la cocina y regresando con una bolsa amarilla que aún contenía frituras.

—¿Solo comiste esas papas hoy? —preguntó el castaño sorprendido: era la bolsa que él mismo le había vendido aquella tarde.

—No pude ir a casa —explicó Jimin.

—Debes alimentarte bien, pequeño —negó con la cabeza Jungkook, poniendo a calentar más ramen- ¿Podrías cuidar la comida por mi? Debo ducharme si no quiero resfriarme.

—Claro, ¿quieres que te ayude a lavar la ropa? —preguntó Jimin con una sonrisa.

—Eh... no hace falta, yo puedo. Gracias -habló Jungkook—. Hay café listo y si quieres alguna cosa, fíjate en los estantes. Oh, si quieres puedes poner música en ese equipo de allí —señaló la sala—. A mí me gusta cocinar con música.

—Claro, gracias.

El castaño entró al baño y dejando su ropa mojada al lado de la de Jimin, comenzó a bañarse.
Estaba confundido porque no dejaba de sonreír cuando veía a Jimin y eso sin duda no podía ser nada bueno.

Respiró ondo y lavó su cabello. De repente el recuerdo de su madre apareció en su mente pero lo hizo a un lado: hoy no estaba solo, así que no lloraría por algo sin importancia... aunque le doliese.

Apagó la ducha y comenzó a secarse con una toalla cuando notó que no había llevado su ropa al baño.

—Si serás tonto, Jeon... Menos mal que tienes la cabeza pegada al cuerpo, sino quién sabe dónde la dejarías —suspirando envolvió sus caderas con la toalla y salió del baño cerrando la puerta.

Cuando volteó para ir a su habitación, una pequeña exclamación lo hizo mirar a la derecha: Jimin lo observaba.

Frunció el ceño sin entender por qué el chico observaba la parte baja y frontal de su anatomía con la boca semi abierta... Hasta que recordó que sólo tenía una toalla tapando "sus partes".

—Mierda —exclamó volteándose y dándole la espalda a Jimin.

—Santa mierda... —susurró el chico observando la trabajada espalda del castaño.

¿Qué era mejor: ver esa enorme espalda o ver esos increíbles abdominales?

—Jimin, ¿qué necesitas? Olvidé mi ropa en la habitación.

—Oh, solo quería saber si quieres tomar jugo o algo caliente con la comida.

—Un poco de café caliente está bien.

—Okey —respondió Jimin.

Rápidamente, el castaño entró a su habitación y comenzó a vestirse.

—No importa qué tan caliente llegue a estar el café, nada superará ese cuerpo ardiente —exclamó Jimin, preparando la mesa.

Minutos después Jungkook volvió a entrar en la cocina con su ropa puesta.

—Siento lo de hace rato... —rascó su nuca avergonzado.

—No te preocupes, ten —dijo Jimin colocando la comida sobre la pequeña barra de la cocina.

—Gracias.

—¿Te molesta si pongo algo de música? —preguntó el pelinegro.

—No.

Con una sonrisa, Jimin conectó su celular al equipo de la sala y una canción comenzó a sonar.

I know, you've never feel so alone...

Jungkook dirigió su vista a Jimin.

—Esta fue... la primera canción que bailé frente a un público. Me gusta mucho —sonrió con nostalgia el pelinegro. Jungkook notó que detrás de ese bello recuerdo, había algo doloroso que nublaba los ojos del chico pero no se atrevió a preguntar.

Take an angel by the wings, beg it now for everything. Beg it now for one more day...

En silencio, terminaron de comer sumergidos en sus propios pensamientos.

Jungkook pensando en lo solo que estaba siempre... excepto ahora, con Jimin frente a él.

Jimin pensando en lo perdido y fuera de lugar que se sentía siempre con cualquier chico... excepto ahora, junto a Jungkook.

Take an angel by the wings, it's time to tell he everything...

________________ 《♡》_______________

La canción que coloca Jimin mientras cenan:
Angel by the Wings - Sia.

Canta para mí [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora