Esa mañana, Jungkook había despertado bastante temprano para ser un día domingo. El castaño abrió la persiana del balcón y descorrió las cortinas de su cuarto.
Aunque Jeon no era del tipo de persona que se dedicaba a cocinar todo el tiempo, le gustaba preparar algunas cositas sencillas para él y Jimin.
Con los ojos medio cerrados, todavía dormido, caminó hasta el baño para lavar su cara y cepillar sus dientes; más tarde se ducharía. Al salir, arrastró sus pies hasta la cocina y se puso un delantal celeste claro. Suspirando, buscó todos los ingredientes necesarios para su receta y los dejó sobre la encimera.
Hacer pan no era tan difícil una vez que le agarrabas la mano; los favoritos de él y Jimin eran unos pequeños y gorditos que se cocinaban en una sartén. Apoyó los panes horneados sobre un plato para dejar que se enfriaran; encendió la pava eléctrica y buscó algunas tazas. Atraído por el leve canto de los pájaros, salió al balcón.
Eran más de las diez y media de la mañana, así que el sol ya brillaba sobre el cielo azul, algunas nubes le añadían un aire nostálgico y perfecto a ese día.
Mientras Jungkook observaba el cielo, sintió unos brazos rodear su cintura por detrás; el castaño acarició las manos que descansaban sobre su estómago y giró con una sonrisa.
—Buenos días, bebé dormilón —saludó picoteando aquellos labios que tanto amaba.
—No soy un bebé y me dejaste dormir mucho, son casi las once treinta —se quejó Jimin, abrazándose al cuerpo del más alto.
—Pensé que querrías dormir un poco más, estabas abrazando la almohada como si tu vida dependiera de ello —comentó juguetón.
—No es cierto...
—Entonces, ¿por qué abrazabas la almohada con tus manos y piernas, bebé? —sin dejar de sonreír, acarició los cabellos azules.
—Porque pensaba que eras tú, tonto —Jungkook rió.
—Vamos a desayunar.
Jimin tomó asiento en una de las sillas que rodeaban la isla flotante de la cocina y observó los movimientos de su novio: cómo fruncía el ceño, concentrado en ahuecar los panes; cómo se quejaba en voz baja cuando los rellenaba de más con mermelada y cómo sonreía al depositarlos sobre un plato.
—Si sigues mirándome así me vas a desgastar antes de tiempo, bonito —la voz de Jungkook interrumpió los pensamientos del chico.
—¿Cómo no mirarte cuando eres así de lindo, dulce y tierno? Me encanta cuando haces todos esos gestos pequeños, como sonreír cuando terminas de hacer café. Amo todas tus manías -sonrió, apoyando su barbilla sobre una mano.
—Uy bebé, siento decírtelo justo ahora pero... Creo que estás hasta las manos conmigo —dejó la comida sobre la mesa y, apoyando sus codos, observó el rostro del peliazul.
—¿Enserio? ¿Y ahora qué puedo hacer al respecto? —le siguió la corriente.
—No lo sé, ¿qué quieres hacer al respecto?
—Nada —susurró sonriendo.
—¿Nada?
—Nada que cambie el hecho de que amo cada parte de ti y que estamos juntos. No quiero cambiar nada de lo que tiene que ver con nosotros.
—Ni yo... —tomó asiento frente a Jimin— Además, ¿quieres oír un secreto?
—Claro.
—Yo también estoy hasta las manos contigo.
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Canta para mí [SIN EDITAR]
ФанфикCuando el odio de su familia logra destruir sus sueños, Jungkook comienza a trabajar en un supermercado. Sintiendo el peso de las mentiras sobre sus hombros, intenta huir de su pasado que poco a poco lo consume. Jimin es un joven bailarín contemporá...