Sangre Heredera [#1] ✔️

8. Problemas

Capítulo 8

¿Cómo no me lo planteé antes?

Debí imaginarme que esa insoportable peliteñida también estudiaba aquí, pero que suerte la mía.

—¡Espera! —exclama ella con asombro—. Eres la estúpida que me tiro el agua encima en la Residencial —se acerca y entrecierra sus ojos mirándome de arriba a abajo. Seguramente se percató de que soy la nueva estudiante.

Yo solo ruedo los ojos y evoco toda la paciencia posible.

¿Por qué no puedo tener un poco de paz en mi vida?

¿Por qué?

—¡Esto no puede ser! —grita con enojo frotándose la frente—. ¡Una humana aquí! —su tono es despectivo.

¿Qué acaba de decir?

¿Qué se cree que es? ¿Un ser humano especial o qué?

—¿Qué dijiste? —le preguntó confusa.

Al instante todo el comedor se vuelve puro silencio, nadie dice nada hasta que una eternidad de segundos después llega la generala rompiendo ese sigilo tan inquietante.

—¿Qué está pasando aquí? —aplaude repetidas veces con intensidad, haciendo muy notaría su presencia y al llegar hasta donde estamos su mirada va directo hacia mí—. No has ni empezado y ya estás dando problemas —me dice con hastío.

—Yo no he empezado nada —manifiesto tratando de defenderme.

—¡No me hables en ese tono! —dictamina con despotismo—. Ya me enteré que estuviste en el área de los hombres cosa que está estrictamente prohibido, con eso ya tienes dos faltas graves y a la tercera tendrás un castigo —su voz está cargada de rabia y en su mirada se refleja el gran odio que me tiene.

Odio que es mutuo, maldita payasa.

—¡La sacaron como un saco de papas del dormitorio de los hombres! —escucho que comentan con burla y la mayoría de personas en el comedor estallan en risas.

Paciencia por favor... paciencia...

Ubico a Damián en el mismo sitio y el chico tiene su vista puesta en mí con una sonrisa. Sus amigos de la misma manera, no esconden la burla ante la situación. Molesta lo fulmino con la mirada.

Vuelvo mi mirada hacia la generala y detallo que tiene sus ojos fijos en mi muñeca justo donde tengo puesta la pulsera de estrellas.

Su rostro está lívido.

—¡Aleja eso de mi! —exclama súper asustada refiriéndose a mi pulsera—. ¡Quítatela inmediatamente! —me ordena alterada acercándose a mi lado mientras abruptamente agita mi hombro.  

—¡¿Qué le pasa?! —trató de alejarme de ella.

—¡Hey! suéltala —se mete Sam jalándola del brazo.

Pero, dicha orden parece valerle porque no para de jalonearme de forma brusca.

—¡DÉJALA EN PAZ! —grita Damián molesto dando un fuerte golpe en la mesa. Enseguida se levanta y avanza hasta nuestra zona.

Todos los presentes lo miran sorprendidos. Incluso yo me quedo atónica ante su acto.

—Sabes que todo lo referente con la plata está prohibido —lo reprende ella.

Él la acribilla con la mirada.

—Taimy no lo sabía —afirma Luna posicionándose a mi lado y en mi otro costado se coloca Sam y Emily quedando yo en el medio.