7. El enfrentamiento

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Capítulo 7

Que momento más incómodo, lo único que deseo es que la tierra se abra y me trague. Tengo unas ganas inmensas de salir corriendo de aquí pues, la vergüenza que siento es mucha.

Justamente el idiota tenía que ser él.

¡Uff! una gran desilusión.

—¿Siempre apareces desnudo frente a las personas? —hablo con toda la vergüenza del mundo quitándome las manos de la cara.

Y escuchó como exhala una pequeña risa.

—No, no acostumbro a aparecer así frente a las personas, pero fuiste tú la que se metió a mi dormitorio sin ser invitada —expresa toscamente con un atisbo de diversión.

¡JA! Su dormitorio, pero que ¡QUE ENGREÍDO!

Tal parece, que ni siquiera se acordó de mí.

Carraspeó incómoda.

—Amm... podrías tener la amabilidad de ponerte algo encima —digo con un poco de molestia y nerviosismo en mi voz.

—¡Está bien! —exclama riéndose—. Si la princesa tiene la amabilidad de alcanzarme el pantalón.

¡Uff! Que fastidioso, está jugando con mi paciencia.

¿De verdad es el mismo chico que conocí en la Residencia Hamilton Crue?

Porque no se parece en nada a la persona que me salvo.

Rodando mis ojos me agachó para recoger el pantalón que está tirado en el suelo en la esquina al lado de la cama al frente mío. Lo sostengo con mi dedo índice y gordo, hago una mueca de desagrado y estiró mi brazo hacia atrás para entregárselo.

—¿Nunca has visto un hombre desnudo? —pregunta en un tono burlón.

—¡Eso a ti no te importa! —espetó con mucho enojo girándome, quedando frente a él.

¡Carajo! Sus ojos son malditamente hipnóticos.

—Pues por la cara que pusiste parecía que nunca habías visto a ninguno —su sonrisa burlona me está cansando—. Pero si tienes razón eso a mí no me importa —termina de decir disgustado, colocándose por completo el pantalón.

Definitivamente, me parece mentira que sea el mismo chico que conocí en la Residencial Hamilton Crue.

Doble decepción.

—Yo solo vine a recoger mi bolsa que sin culpa te la entregaron a ti.

—Así que tú eres la nueva —murmura ceñudo mirándome con curiosidad.

—Si yo soy la nueva —afirmó con mis brazos cruzados—. Y para que lo sepas no soy ninguna presumida que vengo a dármelas de muy importante —expresó agresivamente caminando a paso lento acercándome a él, levantando mi cabeza y proyectando mi barbilla hacia adelante—. No hables si no me conoces.

Nos debatimos en un duelo de miradas por cortos segundos.

—¡Vaya si que tiene coraje la princesa! —su cara se ilumina en gran sorpresa y burla. Luego, camina de un lado a otro con su vista puesta en el suelo—. ¡Mira! —suspira mientras levanta su cabeza para observarme nuevamente.

Su mirada es tan penetrante y fría que me pone la piel de gallina enviando miles de escalofríos seguidos por todo mi cuerpo.

—Tienes cinco segundos para irte de aquí —objeta tajante, señalando la puerta.

¿Qué diablos le pasa?

—¡No pienso irme de aquí hasta que me des mi bolsa! —gritó molesta.

—Uno, Dos... —repite mientras levanta sus dedos contando.

Sangre Heredera [#1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora