Sangre Heredera [#1] ✔️

13. Hombres Lobos

Capítulo 13

~Damián Cowling~

Aún sigo sin poder creer que Adrián sea el hermano de Taimy. Eso fue toda una sorpresa para mí, al igual que para muchos.

Tu dolor de cabeza resultó ser la hermana de uno de tus mejores amigos, irónico ¿no?

Detesto cuando mi conciencia resalta cosas sin sentido.

Adrián siempre fue muy reservado con el tema de su hermana y enterarme de que es Taimy realmente me descoloco un poco. Se nota que él la adora y en esa parte lo entiendo perfectamente, yo por Luna haría lo que fuera para protegerla.

Los chicos y yo convencimos a Adrián a que se viniera con nosotros al dormitorio para que se tranquilizara un poco, ya que se encontraba un poco mal.

Yo tuve que devolverme al Instituto para traer sus maletas porque las dejo olvidadas en la dirección. Y en ese transcurso al girar por uno de los pasillos me topó con Karina, quien se encuentra muy histérica.

—¡Damián! ¡Damián! —balbucea desesperada.

—¿Qué te pasa Karina?

—Es...Taimy... ah-h... ella se dirigió a la zona prohibida del bosque que da a la pradera —muestra una cara de terror agitando sus manos.

—¡Maldición! —exclamó, para luego salir corriendo.

Era el lugar menos indicado al que ella debia ir.

~Taimy Johnson~

Llegó a un lugar de campo de terreno plano sumamente hermoso, con grandes árboles y con hierbas pequeñas a una altura considerable en donde todo está rodeado de lindas rosas. Empiezo a explorar todo a mi alrededor y conforme lo hago logró tranquilizarme un poco. A pesar de estar un poco alejada del Instituto en estos momentos no me importaba.

Poco después, el cielo comienza a tornarse oscuro y eso provocó que empezara a llover. Doy varias vueltas sin parar disfrutando de las gotas frías caer sobre mi cara.

Una sensación bastante agradable.

Seguidamente, arrancó una flor y la acercó a mi nariz para disfrutar su aroma, pero en ese instante escuchó un ruido a lo lejos proveniente de unos arbustos, y me asustó cuando de pronto veo varios chicos salir de allí. Vienen sin camisa y caminan justo hacia mí. Son más altos que yo y tienen una buena condición física.

En total son cuatro muchachos y se colocan alrededor mío. Sin embargo, uno de ellos se para frente a mí y hace una mueca de confusión ladeando su cabeza. Yo me mantengo quieta sin moverme, ya que el miedo me está carcomiendo y por ello, dos pequeñas gotas se salen de mis ojos.

Otro chico se acerca y empuja al otro muchacho que está frente a mí y este último limpia mis lágrimas con sus dos pulgares y posteriormente, agarra mi rostro con sus dos manos y se dedica a examinarlo detenidamente. Después, entierra su cara en mi cuello y pasa su lengua como si de un helado se tratase.

Cosa que me deja en shock por un instante.

Fue inevitable no hacer una cara de asco y una sensación cargada de ira se apodera de mí.