Sangre Heredera [#1] ✔️

48. El trato con la bruja

Capítulo 48

No tuve ni siquiera que tocar la puerta para ingresar, aparecí justo en la sala fría y oscura en donde se encuentra Ágata sentada bebiendo algo de una jarra.

—Mi querida Victoria —ella se levanta del sillón en el que estaba, deja la taza encima de una mesa donde hay un montón de objetos extraños y camina hacia mí—. No esperaba verte tan pronto.

Tiene puesto una capucha negra en su cabeza, impidiendo que se le vea el rostro con claridad.

—Necesito que me ayudes.

Ella se quita el gorro de la cabeza y sonríe victoriosamente.

Mira el adjetivo que utilizas, hace énfasis en tu nombre ¡Bien Victoria! siempre piensas en todo.

—Eso lo supe desde qué te vi llegar —añade con obviedad—. ¿Tienes lo que te pedí?

—Si —asiento con mi cabeza—. Asier me lo entregó sin problema alguno —extiendo mis manos hacia ella para entregarle el pequeño baúl.

—Muy bien Victoria —ella camina hacia un cajón pequeño, coloca la cajita dentro de una gaveta y vuelve hacia mí—. ¿Qué necesitas?

Ni siquiera lo dudo. Esa situación tiene que terminar cuanto antes.

—Quiero que me ayudes a separar a Damián de Taimy.

Ella alza sus cejas y sonríe.

—¿De la chica humana? —expresa en tono burlón—. Que noticia tan interesante.

—No puedo permitir que ellos estén juntos —espetó toscamente—. No quiero que la historia se repita justo como Eliza.

Ágata me mira divertida.

—¿Qué estarías dispuesta a hacer Victoria?

—Lo que sea necesario con tal de separarlos.

—Muy bien —ella comienza a caminar de un lado a otro, hasta que dice:— Te tengo la solución —levanta su dedo índice.

—Te escuchó —me siento en una silla vieja de madera y cruzo las piernas.

—Empecemos por el inicio —vuelve a tomar su taza y la lleva a la boca—. Haremos pasar a los chicos por primos.

Frunzo el ceño, en un claro ejemplo de que no comprendo.

—Aa-h... ¿Qué? —digo contrariada—. ¿Cómo pretendes hacer eso?

—Muy simple Victoria —ella sonríe sádicamente— ¿Te acuerdas de Chris Clarenks?

—Sí, es imposible olvidarse de él.

—Pues él, es el padre de Taimy y a Adrián.

—¡¿Qué!?

Decir que estoy sorprendida es poco. ¿Cómo es... es posible?

—Lo que escuchaste —ella le da un sorbo a su bebida.

Planto mi vista en un punto fijo en el suelo, me quedo pensativa por cortos segundos hasta que mi mente raciona.