Capítulo 25: ¿Serías capaz de matarme?

5.9K 428 51
                                    

La tarde se fue en ir al centro comercial cerca de la plaza roja, resulta que me obligo a acompañarlo para ver cómo se probaba una infinidad de trajes carísimos. Pasamos por las mejores tiendas, Boggi Milano, Hugo Boss, Giorgio Armani y Brioni Vanquish II, en cada una se compró dos trajes distintos... este hombre con el dineral que se gastaba en una de esas prendas, yo podría vivir fácil un año.

No escatimaba a la hora de comprar lo mejor y lo mas caro. Ni decir de las señoritas que lo atendía, que se le tiraban como perras en celos para atenderlo, se peleaban por un poco de su atención, todas se le acercaban como un imán.

<<Lo que hace el poder y el dinero, podías tener el mundo a tus pies, pero aun así no comprabas la felicidad ni la paz>>

—Has estado todo el día con cara de culo —anunció mientras tecleaba no sé qué en su teléfono.

Ya estaba anocheciendo y veníamos en la camioneta de vuelta a la mansión. Vladimir, su guardia de mas confianza, era quien venia manejando. Nosotros estábamos sentados atrás.

 No niego que me distraje caminar y ver las tiendas, pero aun así me aburría ir a los centros comerciales, prefería más esos paseos a la naturaleza, como hacer senderismo o por ultimo un día de picnic.

Lo miré y él seguía concentrado en su teléfono. Cuando estaba así de ensimismado, siempre arrugaba su frente y se tocaba el cabello. 

—Te dije que no me interesaba acompañarte —susurré mirando hacia la ventana.

—Y yo te advertí que me importa una reverenda mierda tu opinión. —enunció indiferente.

Me reventaba su indiferencia, su frialdad y esas contestaciones de que, no le importaba nada más que a su persona. Volví a posar mis ojos sobre él y él ya me estaba observando con su mirada de la inquisición. 

—Ya... entonces para que te esfuerzas en hablarme. —hable suave rodando mis ojos. 

—¡Eres una malcriada odiosa! — exclamó al borde de perder el control.

—¡Y tu un egocéntrico gruñón! —contraataque.

— ¡Ah ja! Eso no cambia el hecho de que te compre, por lo que tu mi pequeña Eily eres de mi puta propiedad —dijo sonriendo con suficiencia.

Lo odiaba, es que no había nada más en la vida, que me enfurecía el hecho de que se creyera mi dueño, desde el principio lo señale, yo no era el objeto de nadie. Pero este imbécil no lo entendía. Lo peor es que él sabía que, eso me ponía de mal humor. Trate de pensar en frío, para joderlo igual.

Bajamos del vehículo negro y articule de la forma mas sarcástica que nacía en mi interior. 

— ¿sabes? Todos tenemos algo que nos hace especiales 

—a ¿sí? —contestó levantando una ceja.

—Si —afirmé cruzándome de brazo —yo por ejemplo tengo un hermoso mal carácter —sonreí burlonamente. 

<<Si creía que me iba a fastidiar, eso estaba por verse.>> 

—Pobre de ti, Señor controlador, como soy de tu propiedad, tendrás que soportarme así, con todas mis manías y caprichos —continúe, haciendo un puchero fingido.

Mi comentario lo indispuso tanto que, apretó sus manos en puños, cerró los ojos y dio un largo suspiro conteniéndose. Obviamente no deje de sonreír en señal de victoria.

—ups ¿Qué paso?¿Ya no quieres ser mi dueño? —cuestioné incitándolo.  

En menos de un minuto su contención se fue al carajo, me empujo entre su auto y su cuerpo, sacando su arma en el acto y apuntando directo a mi sien.

Eternamente Nosotros [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora