Capítulo 43: Adrenalina

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Abrió la puerta y los dos guardias que nos revisaron, nos miraron extrañados.

—François quedo en el despacho verificando algunos documentos —mencionó Derian despreocupado. —Si es de su agrado, pueden comprobarlo.

Fue como recibir un puñetazo en el estómago, si verificaban, todo se iba a ir por la borda y nos matarían ahí mismo. Me soltó la mano y me sentí desprotegida.

—Quédate con la señorita —ordenó uno de los guardias, mientras que él entraba con Derian a la habitación.

El otro hombre que custodiaba, media como dos metros y sus ojos estaban fijo en mi escote, solo rogaba que no se diera cuenta de la USB que guardaba. Me moví inquieta cambiando el peso de mi cuerpo, de mi pie izquierdo al otro.

—¿Y dime hace cuanto trabajas para el señor Delacroix? —Pregunté para bajar la tensión.

Este hombre se cruzó de brazo y me dio una sonrisa extraña, que me dio un escalofrió en la espalda, pero no dijo nada por varios minutos.

—¡Ya veo! —Enuncie con un tono resignado. —Eres igual de aburrido que todos los de aquí y yo que solo quería divertirme.

Me acerque a él de forma coqueta y toque su corbata negra. Él trago saliva y luego se recompuso.

—¿Te gustaría jugar conmigo?

No sé qué carajo estaba haciendo, pero por dentro solo contaba el tiempo, necesitaba tener a Derian a mi lado, era con el único que me sentía protegida, pero este no aparecía.

—¡Claro que me gusta tu idea! —contesto el guardia agarrando mi muñeca —pero no soy tan estúpido para perder mi cabeza por jugar con la mujer del Demonio.

Vire mi ojos y me solté de sus manos.

Otro más con ese término de "su mujer".

De la nada escuchamos un disparo y lo siguiente pasó todo en cuestión de segundos, pero mi visión se ralentizo observando todo en cámara lenta. Yo me aleje del cuerpo del guardia y me apegue a la pared. Este último, se dio media vuelta sacando su arma, pero Derian ya estaba frente a él, jalando el gatillo justo en su frente.

Ahora si era oficial, mis ojos lo habían visto asesinar.

La bala atravesó su cabeza y el cuerpo inerte cayo en el pasillo, manchando toda la alfombra de sangre.

Derian era de los que tenía tiros certeros, daba justo en el blanco, sin equivocaciones ni contemplaciones.

Sentí que me faltaba el oxígeno.

Su mirada y su postura helaron mis huesos, esto era demasiado para mí.

—Cuando estas en plan de seducción me excitas mucho más —anuncio dándome una sonrisa perversa —pero estas en problema gatita, porque el coquetear con otro hombre que no sea yo, es una falta gravísima que te va a pesar, si salimos con vida, no te vas a escapar del castigo ejemplar que te daré.

—Puedes darme todos los castigos que quieras, pero cumplas tu promesa, porque no quiero morir esta noche y menos siendo virgen.

Su sonrisa se esfumo y resoplo molesto arreglándose su vestimenta, guardo el arma detrás de su pantalón y camino hacia mí, para entrelazar sus dedos con los míos, me fije en que su piel estaba magullada por los golpes y me incito para internarnos en el solitario pasillo.

Mis pasos eran tan torpes, a causa del temblor de mis rodillas, que podía escuchar como maldecía.

Caminamos en línea recta y luego doblamos a la derecha, seguimos por varios minutos hasta llegar al ascensor, pero cuando vimos que las luces donde anunciaban los números, venían bajando y se detuvo en el mismo piso veinte, Derian en segundos, me jalo doblando hacia el pasillo del costado, ocultándonos y me tapo la boca, sacando su arma.

Eternamente Nosotros [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora