Capítulo 45: Un despertar distinto

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El amor siempre se alimenta de las imposibilidades de la vida, porque lo imposible siempre es más atractivo, como si tuvieras un chip predispuesto para que cuando te digan que no funciona, que no somos capaz o que no podemos, nos diera la fuerza necesaria para demostrar lo contrario y así callar bocas.

El amor jamás coincide con lo perfecto, sino que se nutre con todas las imperfecciones, encajando de tal manera que termina siendo único.

¿Puede ser contradictorio? quizás sí, quizás no o quién sabe.

El amor se siente diferente para cada persona.

Sigo observándolo, hay algo que me fascina en su sueño, está acostado sobre su estómago abrazando la almohada, durmiendo tan tranquilo que, no podría ni imaginar que anoche asesino frente a mis ojos a varios hombres y que después me desfloro con tanto cariño y fervor. 

Tengo mi corazón pesado, adolorido e inquieto por que con esto solo compruebo lo inevitable, compruebo lo enamorada que me tiene y lo perdida que estoy en sus profundos y magnéticos ojos.

Me levanto a tomar una ducha, necesito aclarar mis pensamientos, necesito una salida de escape a lo que siento o un freno de mano para detener esta vorágine de emociones que me provoca solo su presencia.

Siento una pequeña molesta en mi intimidad, como un tirón, pero nada que no pueda soportar y observó entremedios de mis muslos que tengo sangre seca.

En definitiva he iniciado mi vida sexual con él y me gusta tanto mi elección, porque lo ha hecho perfecto. 

Creí que podría mantener a raya mis sentimientos, creí que podría guardar mi corazón, pero él se metió tan adentro y se instaló ahí a vivir, que ya no hay como echarlo fuera.

Dejo caer el agua fría sobre mi piel y relajo mis músculos. Quince minutos, salgo de la ducha y me coloco el albornoz.

Observo mi reflejo y tengo un brillo singular, a pesar de todo, me siento feliz como nunca antes.

Seco mi cabello y me peino. Salgo del cuarto de baño, pero no me esperaba una postal tan melancólica.

Él está sobre la cama con mi vestido entre sus manos. Ya se puso sus zapatos, pantalón y camisa. Se para y me lo tiende. 

Su mirada está en el suelo, como si se sintiera culpable de lo que sucedió anoche. Me desprendo del albornoz y me acerco lento para tomar mi vestido, pero apenas lo sostengo, él me da la espalda ignorándome.

—¿Me ayudas? —digo en un susurro.

Resopla molesto y unas ganas de llorar se apoderan de mi. No me esperaba esta reacción, tampoco esperaba un desayuno lleno de rosas, pero si algo más cordial ¿quizás?

Calzo mi vestido. Se da vuelta y veo su rostro, su expresión es neutra que no me da indicio de nada, me giro para que abroche los botones. Sus manos hacen el mínimo de roce.

—Derian sé que para ti esto no tiene ninguna importancia y para mí tampoco —miento —solo dimos rienda a algo que tarde o temprano tenía que suceder, estaba estipulado en nuestro contrato implícito, por lo que tratemos de que no afecte a nuestra nula relación.

—Si eso es lo que deseas —me da la razón sin ninguna pizca de emoción —entonces será como tú quieras.

Me doy vuelta no creyendo lo que me acaba de decir. Estoy dudosa de preguntar, pero jamás me he podido callar y menos con él.

—¿Soy una más de tus chicas cierto?

—¿Quieres ser una más? Porque si es así, yo no me opondré.

Eternamente Nosotros [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora