Capítulo 28: ¿Ring de pelea o de corazón? (Parte 2)

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Después que Lukyan sugiriera tremenda panorama, Derian no dijo nada, solo curvo sus labios en una sonrisa. 

Ahora que lo analizaba mejor, la relación de estos dos era de confianza mutua y eran más unidos, en comparación al resto de los otros miembros de su familia, de hecho le soportaba sus idioteces y eso, ya era mostrar un poco de su afecto.

Me acerque al mesón a ponerme los guantes de color negro, que era los que siempre usaba.

—¿Qué haces? —preguntó.

—Ponerme los guantes —contesté sarcástica a su obviedad.

—Esos no son tuyos —declaró molesto.

—Siempre uso...

Soltó una maldición nombrando a Lukyan, interrumpiéndome y yo fruncí mi frente no entendiendo nada de su monólogo.

Se agacho abriendo la última gaveta del mesón y saco un par de guantes de boxeo nuevos de color morado con blanco, que por cierto combinaban perfecto con mi atuendo. Yo llevaba un short deportivo y top negro, encima tenía una polera morada de esas que se abren a los lados y zapatillas del mismo tono.

<<El morado era mi color favorito.>>

—Toma —dijo seco pasándome los guantes de boxeo —estos son los tuyos.

Los recibí con una estúpida sonrisa en mi cara. Eran preciosos, pero el detalle que me mato fue que en donde se ajustaba la parte de la muñeca, en la solapa tenia escrito mi nombre, pase mis dedos acariciando el bordado dorado, eso me daba a entender que habían sido diseñados especialmente para mí. 

<<Un sentimiento indescriptible invadió mi pecho.>>

—Ponte los guantes de una puta vez —ordenó frío. —Que no tengo toda la mañana.

—Gracias —musité. 

No estaba para contestarle pesadeces después de ese bonito gesto.

Resoplo molesto y se subió al ring, yo me ajuste los guantes y le seguí. Cuando estuvimos en la tarima frente a frente, en el equipo de música comenzó a sonar believer de imagina dragons.

Como se acostumbraba, para empezar la pelea chocamos los puños y volvimos a tomar distancia.

Ambos nos rodeamos, de un lado a otro, acechándonos, desafiándonos, salte en mi puesto calentando mis músculos, soltando mis brazos y troné mi cuello. Espere que él atacara primero, pero solo me intimidaba copiando mi postura, hasta para pelear se tomaba su tiempo.

Así que me acerque decidida y lance el primer derechazo, pero él lo esquivo, luego lance otro golpe con la derecha, y también lo esquivo.

—No me digas que solo esquivaras mis golpes como un marica —lo desafié.

—Pequeña no entro en provocaciones tan rápido —contestó soltándome un zurdazo que si no me corro, me llega directo en la mandíbula, solo alcanzo a golpear fuerte mi hombro.

Me eche hacia atrás y volví a saltar en mi puesto.

—¿Qué? ¿Ya te acobardaste otra vez? Porque últimamente te la pasas siendo la reina de las cobarde —se burló.

<<Imbécil, yo si entraba rápido a sus incitaciones.>> 

Me acerque y simule que le iba a pegar un derechazo, él se corrió hacia al lado izquierdo adelantándose a mi movimiento, pero cambie de maniobra dando le un zurdazo fuerte en su mandíbula que lo desequilibre, y comencé a golpearlo, a la derecha y a la izquierda, alternando mis puños, que termino cubriéndose su cara con sus guantes, hasta que con su pie me hizo una zancadilla y caí de trasero al piso del cuadrilátero. Me pare rápido y me aleje.

Eternamente Nosotros [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora