Eily
—Yo... —traga saliva moviendo la nuez de adán —Yo te conozco desde mucho antes que todo comenzara, Eily.
Eso era obvio, lo podía deducir de las fotos, pero aun así su confesión me noqueo. Lo mire incrédula. <<¿De dónde>> Quería preguntar, pero las palabras no me salían, se habían atorado en la garganta.
Cerró sus ojos con fuerza y cuando los abrió vi cómo se nublaban haciéndolos ver más claros y brillosos, pero sin derramar ninguna lagrima, me mostro que la herida que cargaba lo destrozaba.
—Desde el principio —confeso —todo estuvo planeado, sabía que ibas a visitar a tus padres y que posterior a eso llegarías al prostíbulo de Finlandia. Nada de lo que sucedió fue casualidad, todo siempre estuvo fríamente calculado... bueno casi todo. —Arrugo su frente y apretó sus labios en una línea firme. —Porque algunas reacciones tuyas no las vi venir.
Aleje su toque que comenzaba a quemarme y me pare apoyándome en el escritorio.
No quería creer en sus palabras. Todo estaba siendo tan macabro. Un hormigueo por todas mis extremidades comenzaba aparecer y la luz del atardecer se filtró por las ventanas esclareciendo la habitación, al igual como si me estuvieran sacando la venda de los ojos.
—¿De dónde me conoces? —pregunte con la poca valentía que me quedaba, porque tenía miedo de su respuesta.
—Es difícil de entender.
Lo contemple cansada quería que me dijera ya de donde me conocía.
—¡¿De dónde?! —subí mi tono de voz.
Suspira.
—Tú no me recuerdas, pero yo a ti si. —Sonrió melancólico. —Solo eras una niña cuando te metiste en mí ser.
—¡Maldición Derian! —Solloce temblando y apretando mis palmas en la madera. —¡Se más claro, porque no entiendo nada!
—¡¿Para qué saber, si no va a traer nada bueno?! —Se levantó acorralándome en la mesa, sus manos se posaron sobre las mías y su aliento choco en la curvatura de mi cuello acelerando mi pulso. —Pequeña... —su voz me hacía perder la capacidad de razonar y su toque me hacía perder la cordura. —Justo ahora que estamos construyendo algo bonito, que lo estamos intentando y...
—Porque lo merezco, Derian —lo interrumpí separándolo de mi. —He pasado a tu lado miles de cosas horribles ¿No crees que me merezco saber la verdad de tus labios?
Su silencio me destruía por dentro, sé que también le dolía, pero no podía ser tan descarado de negarme eso, no cuando le he confiado mi vida.
Él se separó, dándose la vuelta y tirando de sus cabellos.
—Después de esto me vas a odiar pero tienes razón... —enuncio con los hombros caídos. Me volvió a mirar dolido. —Te conocí cuando tenías cinco años de edad y ya habías estado antes en esta casa, de hecho viviste con nosotros tres años y medio.
<<¿Qué?>> pero porque no me acordaba, sabía que tenía constantes deja vu, con sus ojos, la mansión, sus gestos, me recordaban a alguien, pero no sabía dilucidar a quién, ni siquiera me acordaba de su nombre.
—Yo era un niño que no se involucraba con nadie —continuo hablando, mientras se acercaba a la biblioteca a buscar un libro. —Por todo lo que sabes que viví hasta que llegaste tú... —Me pasó un libro de color rojo vino que contenía dibujos dorados en su cubierta de tapa dura. —Ábrelo —ordeno.
Con mis dedos temblorosos lo abrí. Tragué saliva al ver la primera fotografía de aquel álbum.
—Tú eres la niña de los ojos color chocolate —confeso con ese tono de voz nostálgico.
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Eternamente Nosotros [✔]
RomansaUna chica aparentemente fuerte no tendrá más opción que aceptar su destino, un destino que será caprichoso con ella y la pondrá a las peores pruebas que un ser humano podría enfrentar. ...