Harry estaba sentado en su oficina, pensativo, con la cabeza que le iba a explotar, y el corazón más lleno de dolor todavía. Era temprano -él era el único en la oficina tras las fiestas-, pero no había podido dormir desde que ____ había abandonado su apartamento. Había habido demasiado dolor y traición reflejados en sus ojos.
Se quedó mirando fijamente las dos fotografías que tenía de ella en su móvil, aunque una de ellas la había impreso y enmarcado. La tenía guardada en el cajón de su mesa, y, a menudo, lo abría solo para verla sonreír.
La ____ que veía en esas fotos era la ____ a la que él había hecho todo lo posible por destruir. Le había sorbido la vida y la alegría de sus ojos, y seguramente también le había borrado la sonrisa.
Pasó los dedos por encima de la imagen donde se encontraba en la nieve, con las manos en alto y llena de felicidad mientras intentaba coger copos de nieve. Estaba tan hermosa que hasta le quitaba el aliento.
Había pasado el Día de Acción de Gracias con sus padres; su creciente felicidad y alegría fue casi demasiado para él, no lo soportaba. Era difícil estar feliz porque ambos estaban en el camino correcto para reconciliarse cuando su propia vida estaba hecha un desastre.
Y él era el único culpable.
Tras dejar la casa de sus padres, había vuelto a su apartamento, que estaba vacío y sin vida. Y entonces había hecho algo que ya raramente hacía. Se había emborrachado y había intentado ahogar sus penas en una botella... o tres.
Se había anestesiado durante todo el fin de semana. Se sentía inquieto e impaciente porque sabía que Jace y Ash se habían llevado a ____ de vacaciones al Caribe. Estaba fuera de su alcance, no solo físicamente, sino emocionalmente también.
Le había hecho daño cuando le había jurado que nunca más volvería a hacerlo. Había traicionado su confianza. Le había dado la espalda porque se había sentido abrumado por la culpa y el odio que se profesaba él mismo por cómo la había tratado. Como si fuera un pequeño y sucio secreto del que se sentía avergonzado.
A la mierda. Quería que todo el mundo supiera que era suya. No le importaba nada lo que Jace pensara. Y mucho menos si le daba su aprobación o no. Lo único que le importaba era hacerla feliz. Hacerla sonreír y brillar del modo que lo hacía cuando estaba con él.
Pero se había empeñado en extinguir esa luz cuando le había dicho que se había terminado. Como si de verdad se hubiera cansado de ella y estuviera listo para pasar página.
Él nunca conseguiría olvidarla. Eso lo sabía sin lugar a dudas.
La amaba.
Tanto como era posible amar a otra persona. Y Dios, la quería en su vida todos los días. Que formara parte de él tal y como él lo sería de ella. Sin reglas ni condiciones. Que le dieran al maldito contrato.
¿De cuántas maneras podía un hombre arruinar lo mejor que le había pasado en la vida?
____ tenía mucha razón. Lo había sabido entonces, cuando sus palabras le llegaron directamente a las entrañas. Ella era lo mejor que le había pasado. No necesitaba tiempo ni espacio para darse cuenta de eso.
No debería haberla dejado salir de su apartamento esa noche con Jace y Ash. Cuando se había arrodillado frente a él y le había suplicado que le explicara todo a Jace, era cuando debería haber hablado. Ella tenía razón. Harry no había luchado por ella. Había estado tan paralizado, tan consumido por la culpa, que había dejado que eso pasara.
El miedo se le arremolinó en el pecho. Era una sensación extraña, nueva y abrumadora. ¿Y si ____ no lo quería perdonar? ¿Y si no quería volver con él? Le tenía que hacer entender que no era una aventura informal y únicamente sexual. Él quería que durara para siempre.
