____ se sentó con las piernas cruzadas en la cama de Harry y devoró la pizza que este había pedido a domicilio. Estaba tan buena... justo como a ella le gustaba. Con extra de queso, salsa de tomate ligeramente picante y masa de pan gruesa.
Él la observó con divertimento mientras se chupaba los dedos para limpiárselos antes de volver a hundirse en las almohadas dando un suspiro.
-Buenísimo -le dijo-. Me estás mimando, Harry. No hay otra palabra para describirlo.
Sus ojos brillaron con malicia.
-Yo que tú me esperaría a después para decir lo mucho que te mimo.
El cuerpo de ____ se contrajo al instante y el calor le comenzó a subir por las venas. Por mucho que lo intentara, no podía temer los azotes que él le había prometido que vendrían. Si acaso, lo único que estaba era temblando de deseo.
____ lo miró a los ojos y entonces se puso más seria.
-Siento mucho lo que pasó anoche. No tenía ni idea de que estabas tan preocupado. Si hubiera mirado el móvil te habría llamado o mandado un mensaje, Harry. No te habría ignorado.
-Sé que no -dijo con brusquedad-. Pero lo que importa es que quiero que seas consciente de que tienes que tener cuidado. El salir por ahí, tú y tus amigas, solas y emborrachándoos, solo invita a los problemas. Miles de cosas le pueden pasar a un grupo de chicas vulnerables y que van solas.
Que Harry fuera tan protector con ella le daba una inmensa satisfacción. Tenía que sentir algo por ella mucho más allá de ser simplemente su objeto sexual.
-Si ya has terminado, aún nos queda el asunto de tu castigo -le informó con voz sedosa.
Madre mía. Su mirada se había derretido y se había estremecido de lujuria y deseo. La necesidad se apoderó de su piel, tensándola y haciéndola arder.
Apartó la caja de la pizza y él la cogió y la depositó en la mesita de noche que había junto a la cama.
-Desnúdate -le dijo bruscamente-. No quiero que tengas nada puesto. Cuando termines, ponte a cuatro patas con el culo en el borde de la cama.
Ella se levantó con las rodillas temblorosas y rápidamente se quitó la camiseta, que era de Harry, y se quedó desnuda ante su atenta mirada. Se giró para darle la espalda y encarar la cama y luego hincó las rodillas en el colchón y se movió para colocarse en el borde. Apoyó las manos por delante y cerró los ojos al mismo tiempo que respiraba hondo y esperaba su próxima orden.
Se escucharon pasos en la habitación. El sonido de un cajón que se abría. Más pasos y luego artículos que él había dejado en la mesita auxiliar.
Harry pegó los labios sobre uno de sus cachetes y pasó los dientes por toda la extensión de su piel, provocándole un estremecimiento que le envió escalofríos a través de las piernas.
-No hagas ni un ruido -le indicó con una voz llena de deseo-. Ni una palabra. Vas a recibir tu castigo en silencio. Y después, voy a follarme ese culito tan dulce que tienes.
Los codos de ____ cedieron y casi perdió el equilibrio. Se volvió a colocar de nuevo y se apoyó en los codos una vez más.
La fusta se deslizó por su trasero produciendo el mínimo ruido y haciendo gala de su engañosa suavidad. Se alejó de su piel y luego ____ sintió el fuego recorrer sus glúteos cuando le dio el primer azote.
Hundió los dientes en el labio inferior para asegurarse de que ningún ruido se escapaba de su garganta. No se había preparado. Había estado demasiado centrada en su deseo. Esta vez se mentalizó y se preparó para recibir el siguiente golpe.