🔘Apariencia de amor

13

Michael

Una parte de mi no podía creer lo que había hecho, pero la otra seguía furiosa y deseaba hacerle pagar por  aquellas fotos, así que antes de hacer una estupidez más grande salí lo más rápido que pude de la casa.

No sabia a quien llamar y necesitaba tranquilizarme, ya llevaba más de 2 horas conduciendo, tal vez si llamaba a Diana pero de seguro seguiría insistiendo con lo mismo, mas tarde tendría que volver a recordarle que ella solo era un escape para mi.

Al final fui directo al estudio de grabación,  de seguro el trabajo aria que dejará de pensar en todo,  pero al llegar a la oficina seguían ahí aquellas estúpidas fotos de Ana con aquellos hombres, simplemente no entendía nada.

Cuando llegaron las fotos una semana antes de la boda, intente creer que no era cierto, pero empezaron a llegar más y la constante era ella. Podría haber tomado la decisión de no casarme pero mi odio era demasiado grande, no soportaba que ella siguiera fingiendo que me amaba cuando estaba claro que se acostaba con otros idiotas.

Fue al mes de nuestro matrimonio que por fin le hice caso a Diana,  al principio no quería hacerlo porque sabía que sería jugar con ella. Diana era una chica dulce y tranquila que siempre solía sonrojarse cuando estaba enfrente de mi, toda mi familia sabía que ella me amaba, incluso mi madre pensaba que sería la esposa perfecta para mi. Sin embargo decidí no pensar mucho y  hable con Diana,  ella enseguida aceptó diciendo que ella se convertiría en todo lo que yo nececitaba, y así lo hizo hasta que empezó con sus locuras. 

Tan distraído estaba con mis pensamientos que no me di cuenta cuando Eduardo me hablo.

-Ya es muy tarde para que estés aqui, pasa algo.

-No, sólo venía a trabajar en el album.

- Tal vez puedas engañar a otros pero a mi no Michael,  aléjate de Diana de una maldita vez, lo único que ella quiere es acabar con tu matrimonio, porque no lo vez.

-Porque tanto interés con mi matrimonio, acaso esperas que suceda algo.

-De que estas hablando, si te pregunto es porque eres mi amigo, que diablos te pasa.

-Pasa que quiero estar solo, así que vete.

Sin decir más Eduardo salió aventado la puerta, sabía que le debía una disculpa, pero mi mente en estos momentos estaba tan revuelta que no sabía que hacer.