Capítulo 6

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No me dio tiempo a pensar en una posible escapatoria cuando Killer Croc me tenía cogida por el cuello tras haber abierto la puerta con su fuerza descomunal. ¿Por qué siempre me olvidaba que ese ser asqueroso olía a kilómetros a la redonda? Hacía mucho que sabía cómo olía. Por alguna razón desconocida nos habíamos tenido que juntar en una pelea porque él jamás es el cerebro del equipo, es el típico matón de discoteca que pega los mamporros antes de llegar al verdadero criminal, a la mente brillante que quiere hacerse con Gotham, de nuevo.

— Ya estás aquí, gatita —dijo con aquella peculiar voz suya tan de ultratumba que no parecía ni normal. No obstante, esta daba verdaderos escalofríos, no como la del murciélago.

— Vaya, te noto la piel algo más seca hoy, Croc —dije como pude sin borrar la sonrisa de mi rostro—. ¿No te has bañado suficiente? Hay que cuidarse la piel...

Gruñó y sin tan siquiera decirme nada apretó más mi cuello en su enorme mano buscando cortarme lo suficiente la respiración para que no pudiese hablar. Intenté sin éxito quitarme esa garra de alrededor de la garganta, pero su fuerza era mayor que la mía. No obstante, no nos habíamos quedado quietos, el Cocodrilo me llevaba por un pasillo con su parsimonioso paso y sin problema alguno en tenerme en el aire igual que si pesase lo mismo que una pluma.

Miré a mi alrededor, buscaba algo que me sirviese para escapar de esa pequeña trampa. No obstante, no era así. De pequeña no tenía nada.

Finalmente, en un movimiento me tiró hacia delante, a unos metros de él. Comencé a toser agradeciendo recuperar por fin el aliento después de haber estado a punto de asfixiarme. Y mi mala situación no me había permitido comprobar dónde estaba. Tenía la cabeza embotada y tan solo oía ruido y ruido por todas partes, pero nada que pudiese distinguir con claridad. Era igual que un montón de personas gritando, sí, estaba en medio de un círculo de personas, los antiguos presos de Arkham. Mis ojos felinos siguieron uno a uno todos los rostros de los allí presentes. Los conocía con gran facilidad, yo misma había tenido que convivir con ellos en este lugar y en la prisión de Blackgate.

— Al fin llegaste, Catwoman —pronunció la inconfundible voz de Enigma.

Alcé mi mirada hasta su posición. Estaba sentado en una especie de trono, verde, con su dichosa interrogación marcada en un blanco casi doloroso. Tenía las piernas cruzadas y su bombín el ala ligeramente rota, lo que no debía agradarle mucho. Sus manos, enguantadas, apoyadas sobre su bastón con una interrogación en su extremo.

— Teníamos un trato —murmuré.

— ¡Me cansé de esperar! Es tu turno de jugar, gatita. Ahora, estás en mi mundo y todos lo harán mucho más sencillo para que mueras en el intento de averiguarlo todo —una nueva sonrisa se extendió por sus labios y pude ver en sus ojos ese brillo incomprensible, como si estuviese a punto de realizar el mayor acto de maldad de su vida.

Me incorporé mientras el resto de los presentes sonreía y gritaba por lo que fuera que estuviese a punto de pasar.

— ¿Qué quieres, Riddler? —bufé molesta por ser la única que no se estaba enterando de nada.

— ¿No es obvio? —inclinó ligeramente la cabeza y su cuerpo hacia mí—. Divertirme...

Alcé mis cejas al escuchar esa última palabra y ver esa inmensa sonrisa en su rostro. No, no podía ser. ¿Qué era lo que estaba pasando ahí? ¿Era posible que...?

— Espantapájaros, tu turno —anunció con un teatral movimiento de su mano derecha.

Entonces vi al espantapájaros caminando lentamente hacia mí con aquellos ojos sin cuencas, aquella sonrisa cosida y su horrible voz robótica enfermiza. Pero en el momento que iba a esquivar sus agujas para entrar en su mundo, Killer Croc me sujetó brazos y piernas de una forma que pensaba que iba a terminar arrancando cada miembro de mi cuerpo.

Lo sentí, las agujas clavarse en mi pierna, el líquido ingresar en mi abdomen y después el golpe contra el suelo de cemento. El juego del Espantapájaros iba a comenzar.

Rise of GothamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora