— ¡Pastelito!
Las quejas de Harley de fondo podían llegar a resultar hasta cómicas. ¿En serio aún se sorprendía porque ese psicópata completamente obsesionado con Batman la dejase tirada? Yo misma había perdido el número en esa cuenta de ocasiones en las que la rubia había terminado llorando porque el condenada payaso había sido demasiado malo y abusivo con ella o había intentado asesinarla.
Mis ojos estaban puestos en la bomba intentando de alguna forma averiguar cómo desconectarla. Los dispositivos de seguridad eran mi punto fuerte, pero desconocía qué tipo de retorcida mente podría llevarme a miles de callejones sin salida.
El resto intentaron salir por las puertas o ventanas, algo que resultaba bastante complicado por no decir imposible.
— ¿Señorita Kyle? ¿Me recibe?
¡Alfred! ¡Gracias a quien fuese! Me había olvidado por completo del intercomunicador. Su voz sonaba preocupada, quizá porque durante un tiempo no había podido escuchar nada o no había pronunciado palabra alguna.
— Sí, Pennyone, alto y claro. Sin embargo, necesito de tus maravillosos conocimientos en las bombas del Joker porque nos ha dejado una como regalo —musité observando el temporizador que tan solo nos daba cuatro minutos para resolver el intrincado misterio. Suponía que era algo generoso por no tratarse de Batman. Sabía que en muchas ocasiones al murciélago le había llegado a poner temporizadores de treinta segundos tan solo. ¿Una forma de averiguar quién era más listo? Y una manera también de que el juego fuese más emocionante para él.
— Déjeme ver... Tenemos unos cuantos archivos de ese tipo de bombas. Cada una tiene un diseño distinto, señorita Kyle, así que resulta complicado que pueda decirle qué tipo de...
— Escúchame, Alfred. Lo que ha dicho el estúpido payaso es simple: está aquí. Está en una zona cercana a donde estoy porque sino cuando estalle esta bomba no podría sufrir ningún tipo de peligro. Le ha tenido todo el tiempo encerrado, a saber dónde y porqué y ahora tenemos dos opciones: o me muero intentando desconectar la maldita bomba con la más que probable muerte de Batman también o por el contrario intento salir de aquí y el único que se muere es él esté donde esté. ¿Qué opción parece más viable? —apreté mi mandíbula antes de buscar algo que pudiese identificarla frente a otras.
El silencio que recibí del otro lado de la línea no fue demasiado inspirador. No obstante, sabía que estaba Alfred al otro lado, que estaba intentando asimilar qué de todo eso le parecía más plausible.
— ¿Tiene alguna forma de hacerme llegar alguna imagen?
— Lástima que se me hayan olvidado el ordenador y la cám... —justo en ese momento miré hacia Batgirl quien estaba intentando forzar la puerta junto a Talia—. Espera un momento... ¡Eh, murcielaguita!
Bárbara se giró para observarme sin entender qué era lo que podía querer. Rodé los ojos y le señalé el oído por lo que ella comprendió que tenía un intercomunicador y sacó de dentro de un pequeño bolsillo de su cinturón el suyo propio.
— ¿Pennyone? —su voz parecía realmente sorprendida y después de unos segundos de conversación, la pelirroja se acercó hasta mi posición para mandar una foto de la bomba con uno de sus baticachivaches. En momentos como ese reconocía que tenían su utilidad, pero yo no me veía a mí misma con tanta tecnología encima. Hacía más complicado todo en un trabajo como el mío salvo aquellas herramientas que fuesen realmente necesarias. Además, soñaría si Batman fuese a darme alguno de sus juguetitos para hacer actividades como el robo continuo por puro placer personal. Por no hablar de que le sería más complicado atraparme si tenía ese tipo de maquinitas.
Fruncí mi ceño esperando que Alfred nos diese algún tipo de contestación, imaginaba que el ordenador lo estaba procesando y aunque solo eran unos segundos, para la posibilidad de deshacernos de ella era mucho más que eso, estábamos cada vez más cerca de la línea roja, de que se nos acabase el tiempo.
— Lo siento, no tenemos esa bomba en nuestra base de datos —dijo Alfred con la voz ahogada.
— ¿Ninguna mínimamente parecida?
— Señorita Kyle, suele ser Batman quien sabe o se le ocurre en el momento cómo desconfigurar las nuevas que encuentra. A duras penas sé cómo es capaz de realizarlo en un periodo de tiempo tan corto...
Vale. Plan B. Había que salir de allí y averiguar dónde estaba Bruce. Si el payaso había escapado, nosotras también podríamos hacerlo, ¿no? Miré hacia el hueco por donde se había ido el Jóker escuchando de fondo las lamentaciones de Alfred quien intentaba averiguar dónde podía estar una de las partes claves para desconectarla y evitar en lo posible que estallase.
Saqué mis garras y comencé a ascender por las paredes como buenamente pude, aprovechando mi agilidad, para llegar casi hasta el techo donde me esperaba un pequeño lugar y estrecho, por el que salir. No se me había ocurrido la posibilidad de escapar por donde había entrado, porque eso me sacaría por completo de Arkham y hasta que no diese con la respuesta a la pregunta de ¿dónde estaba Bruce? No iba a moverme demasiado de ese lugar.
Me deslicé por un lugar lleno de polvo y telarañas. Salí de la habitación y después bajé sigilosamente hasta el suelo. No sabía si me seguirían, pero por si las moscas, fui yo quien abrió una de las puertas desde el exterior para que pudiesen escapar de allí.
Había que avisar a todos los que estaban peleando, policías, villanos, enfermos... había que evacuarlos. Un momento. Enfermos. Acababa de recordar que no había entrado en uno de los correos que había mandado solamente al que creía que era el Joker terminando por ser una trampa segura.
— Alfred... ¿me oyes?
— Sí, señorita Kyle —dijo completamente afligido.
— Utiliza ese maravilloso ordenador y entra donde te diga. Necesito saber la localización de ese sujeto sin nombre —apreté mi mandíbula sintiéndome tonta si había sido algo tan fácil. Porque... ¿y si el sujeto sin nombre, sin identificación y encerrado en Arkham a la misma vez que el pobre endemoniado repitiendo ese sin fin de palabras no era otro nada más que Bruce?
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Rise of Gotham
FanfictionEl murciélago ha desaparecido y eso lleva a Selina a una encrucijada pues está dispuesta a mantener a flote la ciudad mientras regresa su justiciero, básicamente porque se niega a creer que Batman ha muerto.