Capítulo 11

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Bien. Debía recapitular. Había tenido delante de mí a alguien que había creído que era el Joker, pero que en realidad no era el payaso, no obstante, por la manera en la que estaba podía haberle tenido durante mucho tiempo torturado. ¿Qué significaba todo eso? Que el Joker había orquestado una trampa, que había puesto delante de mí algo tan simple de averiguar y no lo había visto cegada por mi intento por encontrar al murciélago. Ahora sabía dos cosas claras, el Joker seguía vivo y tan "cuerdo" como yo le recordaba, mientras que Bruce estaba en paradero desconocido, así que probablemente podría tenerle encerrado en alguna parte aquel maníaco.

¿Para qué había servido todo eso? ¿Para hacerme perder el tiempo? ¿Para divertirse? ¿Y cómo es que Bruce había terminado cediendo ante él? En miles de ocasiones le había superado, había aguantado heridas incurables, pero había logrado salir adelante después de vencerle, siempre vencerle de alguna forma aunque el payaso fuese quien desapareciese misteriosamente para que sus huesos no terminasen en Arkham.

Me quedé observando el rostro blanquecino del lunático que tenía ante mis ojos. ¿Realmente todo eso tenía sentido? ¿Y si era alguien haciéndose pasar por el Joker? ¿Y si en realidad solamente había maquillaje en un rostro con unas facciones muy parecidas? ¿Y si yo no había estado equivocada? ¡Maldito payaso del demonio!

Observé el cadáver de Alice una última vez. La pintura estaba seca ya. Sus ojos abiertos como platos y esa horrible sonrisa incrustada en su rostro para rememorar los criminales actos de ese ser fuera de sus cabales.

Piensa, Selina, piensa...

Tu voz no me ayuda demasiado, Bruce. Contestaba a mi inconsciente, evidentemente, porque dudaba tener algún tipo de conexión telepática de alguna clase. Eso se lo dejaba a los habilidosos del abracadabra y esas cosas.

Batgirl se había ido hacía unos minutos. No me había molestado en decirle que me esperase, no quería ir con ella. Necesitaba pensar y con el cadáver de Alice al lado todo era bastante complicado. Rebusqué entre sus cosas sacando una memoria portátil y metí allí todos los archivos antes de que el nuevo y mecanizado Batman llegase para investigar la escena del crimen. No sabía cómo esa ciudad iba a poder tener salvación esa noche si todos los malos decidían salir a la vez. El Batman original podría haber podido con ellos, o al menos, eso me decía esa parte que confiaba demasiado en él, pero el nuevo... Gordon lo hacía lo mejor que podía, pero tenía mis reservas.

Salí del interior del edificio y comencé a correr por las azoteas sabiendo perfectamente dónde debía ir y por mucho que todo hubiese sido bastante tenso en la última ocasión, no podía permitirme, de ninguna manera dejar pasar la oportunidad de saber más sobre lo que estaba sucediendo. ¿Por qué si el Joker estaba vivo, Harley había llamado al otro hombre esperando que le recordase?

Llegué a la mansión Wayne. En esta ocasión no iba a andarme con modales. Sabía lo que Alfred pensaba de todo eso y me sacaría a patadas, por lo que usé mis habilidades de ladrona para colarme una vez más en el interior de la batcueva. El batordenador que esperaba que funcionase prácticamente solo sería mi salvación para todo esto.

El lugar estaba desangelado. No había prácticamente vida en él. Todo tenía polvo, parecía un lugar en ruinas cuando tenía que había seguido manteniendo la grandeza de otros momentos. Terminé estornudando en el momento que levanté más polvo del esperado. Caminé con sigilo hasta el batordenador y esperé que funcionase.

Las pantallas se fueron encendiendo una a una. Me senté en el butacón y miré como se iba reiniciando después de todo el tiempo que se había pasado apagado. Esperaba que su tecnología siguiese siendo punta y que no se hubiese quedado obsoleto sin las constantes revisiones técnicas y todo ese jaleo que me estuvo explicando Alice en una ocasión, pero que decidí ignorar mientras esperaba a que terminase de soldar un nuevo juguetito para mí.

Conecté la memoria externa y abrí uno de los archivos de audio. Poco a poco se escuchaba la manera en la que iba tergiversando la misma frase una y otra vez. Sin embargo, justo en el corte final me pareció escuchar otra voz.

Abrí el otro archivo donde el encadenamiento de palabras había variado mínimamente, algo tan sutil que se notaría tan solo escuchando lo mismo muchas veces, o sabiéndotelo de memoria.

— Bien, bien, bien... eso es lo que tienes que hacer. Utiliza tu genialidad, asegúrate que escuchen cada día tu incesante parloteo sin sentido, mi buen amigo. Todos sabemos que nadie se dará cuenta de lo que estás diciendo realmente, sea importante o no... —la voz del payaso llegaba clara y serena, como si le estuviese tratando parecido al médico-paciente—. Diviértete. Juega con las letras, inventa nuevas palabras, y sigue en ese maravilloso estado semivegetativo. Necesito que el mundo crea que eres yo durante un tiempo —su tono cambió como si se hubiese alterado el otro hombre—. ¡No te preocupes! Te darán la mejor suite, comida caliente, trato bastante poco civilizado, pero dudo que puedas moverte durante mucho tiempo de la celda así que.. ¿qué más da? —su risotada me erizó la piel por completo.

La grabación paró. Me quedé escuchando el eco de esas palabras en mi propio cerebro, sin embargo, cuando menos lo esperaba, la grabación comenzó a reproducirse de nuevo. El sigilo que había tenido Alfred había sido sorprendente, sin embargo, se le veía concentrado en aquello que el payaso estaba repitiendo por segunda vez, y por tercera.

— Puede que tenga razón, señorita Kyle. Puede... puede que haya que salvar al amo Bruce.

Su voz fue firme, grave, pero sus dedos aún temblaban ligeramente por la posibilidad de que aquel hombre que tanto había cuidado estuviese completamente perdido, sin él y que no hubiese sabido encontrarle en dos años.

Parecía que tenía a Alfred de mi lado y como si fuese algo sencillo, me planteé que el siguiente paso era encontrar el condenado payaso. 

Rise of GothamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora