Capítulo 3

39 3 0
                                    

Gordon, apartamento de los Gordon.

Fruncí mi ceño. Resoplé y volví a terminar de subir hasta que mi barbilla golpeó la barra de metal que hacía las veces de máquina de ejercicios. Ahora tenía toda la nueva tecnología que me daba el gobierno y también Wayne Enterprises, pero, aun así, solía gustarme usar poco esas máquinas del demonio. Prefería estar en otro lugar, servirme de cualquier pequeño objeto para que fuese parte de mi material de entrenamiento, porque algunas de esas máquinas que me habían dejado en el gimnasio destinado a ponerme tan fuerte como un toro. No me había descuidado demasiado nunca puesto que tenía que correr detrás de sospechosos o estar lo suficientemente ágil como para evitar alguna catástrofe pudiendo llegar antes al lugar de los crímenes cometidos. Bien es sabido que, si se mata a un miembro de una mafia, la familia contraria no tardará demasiado en tomar represalias y las pruebas, muchas veces, eran necesarias.

Durante el tiempo en que Batman estuvo ahí, él siempre llegaba antes que cualquiera a la escena del crimen. En un principio, yo también fui de todos aquellos que pensó que él los cometía. Tiempo después acepté su ayuda porque... en fin, Batman quería lo mismo que yo: limpiar las calles de toda esa basura incluyendo la corrupción que había llegado a gran profundidad entre las filas de los miembros de la policía gothamita. Pensar en este tipo de cosas y no tener a Bullock con un puro entre los labios mientras suelta todo tipo de insultos sobre el murciélago, se me hace raro. Hasta él pareció concederle una tregua tras su desaparición.

Solté un suspiro profundo antes de desviar mi mirada hacia el novato. Una armadura que intentaba darme todas las habilidades que tenía el auténtico Batman y varios cachivaches más a los que simplemente les habían puesto el prefijo "bat-" tuviesen o no tuviesen algo de Batman en ellos. Me sentía mal llamándoles con esos nombres específicos en los que se intentaba hacer gala y homenaje al hombre en quien estaban inspirados. Por el momento, yo prefería ponerles otros apodos porque sentía que no hacíamos justicia a su memoria. Nunca lo haríamos. Ahora yo podía sentir el miedo, el verdadero pánico enfrentándome contra todo lo que allí había y él no iba a aparecer jamás para salvarme.

— Gordon —la voz que siempre solía recordarme que tenía que acudir a algún tipo de conflicto volvía a llamarme. Me asombraba que Batman pudiese descansar o tener una vida, porque ser él en esta ciudad era aún más agotador que ser comisario de policía—. Ha habido un asesinato en un callejón cercano al museo de historia. Debes ir a investigar. La policía te está esperando con una pequeña patrulla para poder peinar la zona y encontrar pistas.

— Hora de trabajar, novato —dije a la máquina con una pequeña sonrisa y después fui directo a enfundarme en el traje de moderno que habían creado para mí. Ni mucho menos me temerían como al auténtico Batman, pero el deber era el deber y si ahora yo era el elegido para cubrir su puesto, en parte se lo debía a Gotham, pero sobre todo a él. 

Rise of GothamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora