Primer encuentro en San Valentín.
Había estado practicando para ese robo tantos días que dudaba que alguien pudiese frustrarme los planes. Tenía clarísimo, qué debía hacer, cómo tenía que moverme y cuánto tiempo era el máximo para llevar a buen término el robo antes de que algún avispado se diese cuenta demasiado pronto de mis propias pesquisas, de ese pequeño juego que me daría tiempo para poder llevarme todo lo que tenía en mente.
Una sonrisa se deslizó por mis labios mientras el animal que me distinguía parecía volverse cada vez más potente en mis venas. Me dejaba llevar por mis movimientos preferidos, entrando con la facilidad que lo haría cualquier animal cuando encuentra una pequeña rendija, casi amoldándose a la suave ruptura en la que no había persona que creyese que podía ser usado para nada, por eso no se cambiaba ni se tapiaba, y aunque era mucho más divertido jugar con la inteligencia de las alarmas, ahora, había decidido ser yo quien tuviese otro de sus maravillosos momentos para retarse. ¿Cuánto tardarían las alarmas en detectarme? Suponía que bastante si todo salía tal y como lo tenía planeado.
Así que me terminé de escurrir por aquel hueco y me quedé agazapada como un gatito mirando el lugar donde en cuanto empezase a moverme no había tiempo que perder. Todo tenía que ir sincronizado, todo debía ser completa y absolutamente perfecto. Un paso en falso y sonarían las alarmas fastidiándome el juego.
Por eso, me incorporé despacio en el momento que las sombras se situaron en medio de aquel pasillo. Evidentemente no eran leyendas. El murciélago había averiguado mis planes y no me hacía ni la más mínima gracia. Pero algo de diversión tendría el intentar escaparme de sus garras y, a poder ser, con el botín.
— ¿Qué haces aquí? —pregunté algo molesta porque me estuviese fastidiando los planes.
— Impedir que hagas una tontería —su voz de ultratumba se deslizó por cada uno de mis huesos haciendo que vibrasen, deseando por alguna extraña razón que no dejase de hablar nunca de esa manera.
— ¿Podrías impedirlo?
— Otras veces lo he hecho.
Mordí mi labio inferior sin querer darle la razón, pero era cierto, muy cierto que Batman había frustrado varias veces mis planes y sabía que no solamente los míos, sino los de otras piezas dentro de Gotham como el Joker.
— Sabes que saltará la alarma, ¿no?
— Hace diez minutos la desconecté —anunció haciéndome sentir algo tonta por no haberme aprovechado de eso. Si en lugar de haber estado mirando a la alarma, todo hubiese terminado más rápido, sin prisas o con el murciélago provocando que no me llevase nada, bueno, como ahora.
Sabía dónde me había metido. Ahí estaba, el primer ruido donde indicaba que no estábamos solos en aquel lugar. La mafia de El Pingüino manejaba todo aquello, era uno de sus centros base donde había escondido algo que yo había querido durante demasiado tiempo, además, estaba el regalo que me llevaría para uno de los clientes que me habían conseguido. Batman seguramente sabía todo lo que el mercado negro podía mover, y puede que él fuese quien terminase deteniendo algunas de esas millonarias transacciones, pero no era solamente el dinero lo que a mí me movía, que también, sino poder provocar algo de maldad, de jaleo entre las distintas mafias que siempre me habían tratado de estúpida. ¿Una pequeña venganza personal? Quizá, pero no pensaba que un hombre vestido de murciélago pudiese darme ningún tipo de lecciones morales dado que estaba bastante claro que él también tenía ciertos asuntos con todos ellos para vestirse de esa manera, pese a lo bien que le quedaba.
— Márchate —pronunció nuevamente con esa voz que estaba convencida que alguna parte de su traje era la que la distorsionaba.
— No me iré sin lo que he venido a buscar.
Caminé en dirección hacia aquel cuadro. Era feo como un demonio, no podía mentir, pero me gustaba saber que lo deseaban varias personas, rivales, a la vez; así que sería un buen juego para llevar a cabo. Un cuadro, dos mafias dándome dinero para recuperarlo y yo, llevándome todo el botín después de montar una buena fiesta al estilo mafioso en alguna parte de Gotham. Bien visto, Batman debía agradecerme, porque le quitaba a parte de los idiotas a los que tenía que pegar hasta que le sangrasen los dedos para detenerlos a todos. Un mafioso más, un mafioso menos... ¿qué más daba? Todos tenían un horrible pasado que era mejor que terminase antes de volverse bastante más oscuro.
— En las cámaras no aparece nada raro, Howard, pero si quieres ve a mirar.
— El jefe lo ha dicho y no quiero tener a su nariz de pingüino sobre mí dispuesto a meterme un tiro o algo parecido.
Dos de los esbirros de aquel extraño mafioso que se había hecho con el control de parte de Gotham sin saber ni cómo ni porqué en muy poco tiempo, estaban hablando sobre las órdenes que les había dado. Uno de ellos resoplaba, su voz era cascada, molesta para los oídos y el otro, en cambio, tenía una voz de pito de esas que se escuchan a kilómetros y que seguramente le había acarreado durante toda su vida un mote, el que se le hubiese ocurrido a quienes hubiesen estado a su alrededor. Con los motes uno tenía dos posibilidades: negarlos y sufrir o volver esa "debilidad" su parte fuerte y reírse uno de sí mismo aceptándolo como parte de su ser.
— Vete... —Batman puso una mano sobre mi vientre justo en el momento que pasé por su lado, en busca de pararme de forma en la que la violencia no tuviese cabida.
Mis ojos felinos se elevaron hasta los suyos, azules, de un azul demasiado intenso para ser real, de un azul que a cualquiera podía haber dejado sin aliento y aunque intenté en unos escasos segundos buscar la mancha que los distinguiese, que los volviese mundanos y comunes, no pude encontrarla.
— No sin mis chuches —susurré bajo antes de sonreír apoyando una mano sobre la suya.
Los dos sabíamos lo que iba a pasar y por eso la mandíbula del murciélago se tensó. Hora de jugar.
ESTÁS LEYENDO
Rise of Gotham
FanfictionEl murciélago ha desaparecido y eso lleva a Selina a una encrucijada pues está dispuesta a mantener a flote la ciudad mientras regresa su justiciero, básicamente porque se niega a creer que Batman ha muerto.