Miedo

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Ella no ha dormido bien. 

Los nervios es una cosa molesta en su estomago, su imaginación la inquieta cada vez que cerro los ojos durante la noche... Charity ha visto el techo de piedra en la oscuridad con el único pensamiento de que "no desea dar clases" le aterra la idea de estar ante varios ojos de niños impresionables y rebeldes... es peor que su presentación en el gran salón, ahí no podrá enfocarse en un punto en el suelo sin necesidad de ser consciente de los ojos mirándole... aquí tendrá que conversar, enseñar directamente a su estudiantes y peor, saber nombres.

¿Porque acepto esto? se pregunta al removerse en la incomoda cama, odia la situación en la que esta... odia al poder superior que la metió ahí cuando estaba muy cómoda con su trabajo promedio y esperando la muerte por vejez... hubiera renunciado, corrido a las colinas muy lejos de la próxima guerra... buscado una forma de volver. 

Suspira. 

Su sentido de responsabilidad, esta extraña culpa y las emociones fuertes de su anfitrión es el motivo por el que no ha escapado... pensó haberlo superado, pero al ver el borde del acantilado sin escapatoria  le hace retroceder todos los pasos que avanzo de este problema.

Y ahora no puede dormir. 

Al menos no esta depresiva. 

La mujer se levanta con un gruñido, piensa seriamente en hechizarse y se congela cuando la solución instantánea en su mente es la brujería... quiere golpearse con la pared ante esta obvia dependencia que cada vez es natural.

Pero fue una sangre pura ¿que esperaba?

Al agitar su varita con un sentimiento resignado, la hora que muestra evidencia que ya son las 3 de la mañana y no ha podido dormir a pesar de haberse acostado temprano... su suerte, solo ella podría pasar horas pensando en todo y en nada a la vez. 

No es solo su desorden de sueño normal, es miedo... miedo a lo desconocido... a dar clases... a los ojos expectantes de muchos desconocidos que esperan que tenga las respuestas del mundo justo a su lado.

Charity se sienta en su cómoda cama con los hombros caídos, mira la oscuridad con el ceño fruncido y empieza a pensar en la ropa que se pondrá el día siguiente... en su rutina matutina que nunca fue ni sera extensa... recargándose en la pared, cierra sus ojos tratando de reunir sus pensamientos con la única idea que puede que todo saldrá bien al final del día. 

Que se acostumbrara, siempre fue adaptable aun cuando son cosas que no le agradan.

Nunca tendrá el mismo entusiasmo de su anfitrión, pero la ahora Burdage hará su parte para no afectar en mucho su historial con estos chicos... seguir adelante... y esperar después de sobrevivir, buscar una manera de regresar a su antiguo hogar. 

Tardo otra hora.

Pero logro dormir un poco. 

XXXXX

Se ha duchado, puesto su ropa de elección para el día (tan formal como puede ser en los años 90) y Charity aguarda delante del espejo de ese baño con ojo critico a su aspecto por primera vez desde que despertó con muchos ánimos de inspeccionarse con detenimiento. 

Era tan extraño, eso no era suyo.

Pero debía enfrentarlo, comenzar a acostumbrarse y dar ese paso delante de esta absurda situación... los aretes quedan bien, dos en cada oreja... cabello tan corto que los rizos son historia pasada... y rasgos afilados, tan británicos que le son ajenos.

Esta no era ella.

Ahora sin embargo hay ojeras prominentes de su mal sueño, en su anterior cuerpo era algo normal tenerlos dibujados después de trabajar/estudiar hasta el cansancio para después desarrollar su propio desorden del sueño que se hizo normal ya de adulta, pero Burdage carecía de estas marcas.

La maldición de la muerte futuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora