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Jin subió al auto con una sonrisa maliciosa, sabía que las cosas salían mejor cuando las hacía él. Sabía que corría cierto riesgo si Jimin lo llegase a reconocer, pero viendo que no recordaba su rostro supo que tenía una ventaja.

Quitó su gorra y la arrojó hacía la parte trasera del coche, despeino un poco su melena y se puso el cinturón para así arrancar el coche. Esperaba que el resto de su noche no fuera pesada, pues pretendía visitar un viejo amigo y no quería que se pusiera pesado.

Aunque siendo honesto tampoco esperaba que lo recibiera con los brazos abiertos, sabía el daño que había hecho tanto físico como emocional, pero tenia que verlo  dado que le debía favor y dicho favor sería una pieza clave de su tan elaborado plan.

Dado algunos minutos sintió un silencio incomodo, por lo tanto decidió escuchar ruido de fondo, le incomodaban los silencios irritantes, cada vez que pasaba esto escuchaba como un sonido molesto en sus tímpanos, un silencio tan bajo, pero a la vez tan ruidoso.

Manejó unos cuadras más y llegó a la casa tan conocida. Suspiró al recordar los buenos tiempos que pasaron aquellos tres, lo que más le dolía de dejar esa ciudad, era el dejar sus conocidos atrás, pese a que sólo tuvo dos verdaderos amigos, lo jodió todo cuando empezó a salir por diversión.

Lamentó el hecho de que él fue el principal culpable de que todo se fuera por la borda, le gustaría volver atrás y cambiar las cosas, sin embargo por más que lo desease nunca iba a pasar, las cosas habían pasado y no podía hacer nada para cambiarlo.

Suspiró pesadamente soltando un fuerte jadeo llevándose todo lamento que se había incrustado, volviendo así a poner su cara de malicioso. Llevo sus manos a su bolsillo delantero para tomar su móvil, marcó aquel número tan conocido  y espero a que atendiera el teléfono.

—¿Aló?—dijo una voz adormilada.

—Veo que aún no has cambiado ese hábito tuyo de dormir tan temprano.—comentó mirando hacía la ventana del dormitorio del chico.

—¿Quién habla?—cuestionó preocupado.

—¿De verdad no me reconoces o finges hacerlo?—preguntó y sonrió al ver que las luces de la habitación se encendieron—. Creo que las luces me dicen que aún te acuerdas de mi.

—Seok Jin.—se estremeció—. ¿Qué haces acá?—fue hacía su ventana para mirar sigilosamente atreves de su ventana.

—Me alegro que preguntes. Espero que no hayas olvidado el pequeño favor que me debes. —le recordó y levantó su mano saludando.

—Lastimosamente no lo he olvidado.—exhaló, cerró su cortina de golpe al ver que lo habían pillado y se alejó de la ventana—. ¿Y bien, qué es lo que necesitas?

Jin se quedo pensado unos pocos segundo y sonrió ladinamente.—Te diré, pero primero necesito que vengas. Me gusta hacer tratos en persona.

Yoongi tomó aire y exhaló pesadamente.—Bien, dame unos minutos.— susurró y miro hacía su cama esperando que la platica no durara tanto para volver a estar ahí.

Cambió sus pijamas, vistió una sudadera pues presintió que afuera hacía frío, se colocó sus pantuflas dispuesto a salir, estaba detrás de la puerta pensando en que si de verdad debía salir o permanecer dentro de la morada.

Tomo del picaporte, sin embargo era incapaz de girarlo sabía que hacía mal ir tras él, ya que mucho tiempo atrás Jungkook y él habían decidido no obedecerle más. Por otra parte habían hecho un trato él y Jin, para que pudieran hacer su juramento, se sentía entre la espada y la pared.

El Destino de Nuestro Amor - [Vmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora